lunes, 23 de enero de 2012

Cosecha londinense


¡Por fin!

Confío en que la foto se vea lo suficientemente bien como para que podáis leer los títulos de las adquisiciones londinenses. Los libros Brontë de abajo son hallazgos de Manuel en Charing Cross y verdaderos libros de segunda mano: se los notan los años, tienen ese peculiar olor y, más importante aun, esa capa de polvillo acumulado que, por más que lo intentes (si es que lo intentas), no conseguirás quitar. Detrito de las manos por las que ha ido pasando más indeleble que cualquier inscripción en la primera página. Aunque, dicho sea de paso, las inscripciones suelen ser más agradables o, como mínimo, más entrañables.

El de justo encima de esos, Can Any Mother Help Me?, llevaba siglos en mi wishlist y, en el viaje a Inglaterra de marzo del año pasado, lo vi de oferta por dos libras pero lo dejé por ser de tapa dura y por verlo ya al final del viaje, cuando más se renuncia a las compras (por imposición del espacio disponible, más que nada). Desde entonces la decisión ha pesado en mi conciencia. Y por una vez y sin que sirva de precedente, cuando nueve meses después volvimos a pasar por aquella librería londinense, el libro y la oferta seguían esperándome. Imposible hacerme la loca esta vez.

Del resto poco que comentar: algunos de primera mano, otros de segunda mano. Otros difíciles de encontrar (los de Nancy Mitford nuevos editados por Capuchin Classics) que me compró Manuel de camino a un musical mientras yo zampaba galletas de Marks & Spencer y jugaba con Héctor en la habitación del hotel.

Y hablando de Héctor jugando... ¿le veis detrás de la torre de libros?

martes, 17 de enero de 2012

Peepo!

(Una vez más: entrada programada. En cuanto pueda contestaré a los comentarios pendientes).

Alguien cumple hoy seis meses (¡medio año!) y ya tiene cuento favorito....




Las postales de Penguin cuidadosamente seleccionadas y enmarcadas siguen sin estar colgadas en la habitación de Héctor (más que nada porque un trozo de dicha habitación sigue en estado provisional), pero cuando las elegí me aseguré de incluir entre ellas una de la portada de un cuento llamado Peepo! que me parecía adorable.

En el viaje a Londres lo vi por todas partes y en todo tipo de formatos (cartón, blandito, con osito de regalo (este último demasiado tarde)) celebrando el 30 aniversario de su publicación; parece ser que es un libro clave entre los libros para niños ingleses. Y yo no sé si es sugestión o afinidad por tener los mismos años pero, sin saber por qué, a mí su contenido y sus ilustraciones me suenan mucho. Y me encantan.

Héctor se va aficionando a los libros (por no hablar de lo mucho que le gusta este vídeo tan chulo). Es un pequeño gran manojo de nervios que se mueve a la velocidad de la luz pero, si uno encuentra el momento adecuado (y a veces es más sencillo de lo que podría pensarse), es impresionante verlo mirar con detenimiento los dibujos, escuchar lo que se le va diciendo.

Y si se pasa el momento, el cuento siempre va bien como mordedor o tambor o incluso como arma arrojadiza.

Que no se diga que yo leo poco. Me sé Peepo! casi de memoria.

Here's a little baby.
One, two, three.
Stands in his cot.
What does he see?