
Mientras pasaba el tiempo sin que yo lo procesase, fuimos a Madrid unos días a comer rosquillas de San Isidro (no fueron la razón del viaje, que fue la de aprovechar un puente, pero sí que fue una buena recompensa por la escapada), vino la única lectora de visita, y empezamos a planear las vacaciones de verano. Como siempre, barajamos muy brevemente la posibilidad de ir aquí e ir allá pero al final hay cierta isla que siempre nos llama con cantos de sirena y a la que no podemos ni queremos decir que no. Que conste que el que inclinó del todo la balanza fue Manuel, y no yo, la supuesta anglófila. Así que será el cuarto viaje que haga Héctor a la isla en menos de dos años. Cualquier día pasando el control de pasaporte le ofrecerán la doble nacionalidad.
Porque sí, en menos de un mes Héctor cumple dos años y a mi calendario interno de nuevo le sale el relojito de "procesando información". Voy a tardar en procesar la información, así que eso lo dejo para otra entrada más cerca de la fecha.
Tenemos muchas cosas que hacer este verano, yo tengo alguna que otra reseña que escribir en el blog aparte de darles salida a esas entradas que no ven la luz. Así que perdón si me despisto de nuevo con el tiempo, no me gusta tener este blog ni vuestros blogs abandonados. Es sólo que me despisto, parpadeo y pasan días sin que me entere. Pero estoy aquí. Sigo aquí y no pienso irme. (Y ahora además de en Twitter también estoy en instagram).