Y luego a hacer lo típico: a comer en una de las terrazas que hay en el Paseo de Juan de Borbón. Yo desde por la mañana tenía muy claro lo que iba a pedir:
Y después de comer, nos fuimos al centro, creyendo que en el Ayuntamiento se podían ver los gigantes que desfilarán esta tarde en la cabalgata (que yo ya vi un año y es muy chula). Pero no pudo ser, porque parece que sólo era por la mañana. Aunque no hay mal que por bien no venga. Ya que estábamos allí pudimos ver a unos Falcons, que son como los castellers, pero que "construyen" otras formas y, según dijo el "portavoz", es una costumbre que vino de Chequia en los años 40. La verdad es que impresionaba.
Cuando acabó, fuimos en dirección contraria a las masas hacia el Starbucks de Via Laietana (calle cuyo nombre me encanta). Allí por fin pudimos leer tranquilamente el periódico y el suplemento (¡con entrevista a Javier Marías!* y un artículo suyo donde - aunque como ejemplo de algo de moda pero no necesariamente bueno - menciona a Take That) que habíamos estado arrastrando tooooodo el largo día (con libro gordo de
Carlos V Carlos I incluido).
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