Con el paso del tiempo la tolerancia de Manuel al chocolate con leche (¡no digamos ya el blanco!) cae en picado. Así que aunque la idea de las cookies de colores hechas a partir de Lacasitos no le desagradaba, el pequeño detalle de que el relleno de los Lacasitos sea de chocolate con leche no terminaba de convencerle. Pero en un momento de inspiración recordé que teníamos pepitas de chocolate negro que habían sobrado de otra receta y propuse hacer mitad y mitad. Y así hicimos (además haciendo la compra descubrimos que el problema también se podría haber solucionado con unos Lacasitos ¿nuevos? de chocolate negro).
Y, la verdad, creo que la de marzo fue la última inversión en las cookies de Betty Crocker porque a pesar de lo ricas que están (oye, única lectora, ¿has hecho ya las tuyas?) lo cierto es que hacerlas desde cero es prácticamente igual de elaborado que hacerlas con su preparado (o sea, facilísimo y con muy buenos resultados en ambos casos, si alguien quiere la receta de estas que me la pida).
Fue visto y no visto y eso que tuvimos que hacer varias tandas de galletas en el horno (salieron unas 30), pero como el tiempo de cocción era sólo de 7 minutos fue todo sobre ruedas y no hubo tiempo de convertir la cocina en un gran horno.
Y aunque lo suyo habría sido estrenarla con un pastel, que es la razón principial por la que hemos tardado tanto en dar con una lata grande a nuestro gusto, estrenamos la lata - aparte de con los libros que trajo desde Madrid - con ellas. Y desde luego las cookies y la caja parecían tal para cual, porque los lunares de la caja de repente parecían Lacasitos como los de las galletas. (En la foto de arriba están en un plato para que se enfriaran, pero en cuanto estuvieron frías fueron directas a la lata).
Nos han sabido a gloria esta mañana después de haber ido a votar y a comprar el periódico. Y ahora, en cuanto escriba esta entrada, después de tanto hablar de ellas, creo que haré una escapadita a la lata a coger una.
La película de plancha y aceitunas de hoy era It's a Wonderful World (En este mundo traidor, traducción opuesta donde las haya), con Claudette Colbert y James Stewart (que siete años después demostraría estar un poco encasillado en cuestión de títulos cuando rodó It's a Wonderful Life (¡Qué bello es vivir!)). Una poetisa y un detective privado, ¿hace falta decir más? Sólo con eso se crean unas expectativas altísimas. Y no decepciona.
Sí, esas cajas son estupendas. Yo me comería las de Manuel, me tientan más. :-)
ResponderEliminarJeje, salgo ganando :)
ResponderEliminarYo em apunto a las de Lacasitos, tampoco soy de chocolate negro.
ResponderEliminarY no todavia no he hecho las galletas, no tengo mucho tiempo ahora mismo, pero las hare.
¡Qué buenas, galletas de Lacasitos! Desde luego me parecen muy originales y van que ni pintadas (me ha salido un juego de palabras) con la caje, jeje.
ResponderEliminarUn saludo,
Tanakil.
B: bueno, pues tendré que compartirlas contigo entonces :P Vaaaaaale, te acepto lo del poco tiempo ahora, tienes razón. Aunque te irían de maravilla para reponer fuerzas ;)
ResponderEliminarTanakil: que ni pintadas con la caja, efectivamente :)
madre mía, qué gran idea esto de las galletas con lacasitos de colores, no voy a tardar en hacerlas porque a mi abogado le encantan!
ResponderEliminarPues seguro que le encantarán. Ya verás, están riquísimas. Ya sé que te sobran recursos para improvisar, pero si quieres la receta que yo usé me lo dices, ¿vale?
ResponderEliminar