Eso sí, por aquello de la moderación, etc., este año volvimos a la receta original (y no a la doble, como el año pasado). Además es una tarta también moderadamente "sana" (en comparación con otras) y moderadamente ligera. Puede que la cobertura de queso Philadelphia y azúcar glas termine con gran parte de esa moderación (shhh), pero mejor no pensarlo y dedicarse a saborear lo rica-rica-rica que quedó aunque, como dijo Manuel, esta vez me falló el reloj de horneado y un par de minutitos más en el horno no le hubieran venido mal. Justo a un puntito en la parte superior central le habría venido bien hacerse una pizquita más. Pero es tan poco que no voy a dejar que eche por tierra mi fiabilidad como reloj de horno.
La acompañamos - bueno, la acompañé - con té (y, sin quererle hacer un feo a la tarta no sé qué me supo mejor), periódico y, para hacer la disgestión y como ya dije ayer, segunda parte de los cortos nominados a los Oscar. Soy fan de Pixar (su corto nominado lo habíamos visto antes de Toy Story 3) pero el corto del Gruffalo me encantó. Conocía el dibujo de pasada de los cuentos, pero no tenía ni idea de más, debo reconocerlo. Así que voté por él en mi quiniela de los Oscars y al final resultó que ni Pixar ni el Gruffalo, sino uno de los que más le habían gustado a Manuel, The Lost Thing, fue el que ganó. Manuel, sin embargo, no se había decidido a votar por él. A mí me pareció que le faltaba "algo" a ese corto.
Y la noche de Oscars. Como siempre, estuve espabilada para los primeros y me quedé dormida cuando llegan los interesantes. Manuel me despertó en un par de ocasiones para que viera cosas que estaban bien, así que ahora recuerdo un montaje cantado como si en vez de verlo lo hubiera soñado yo. También recuerdo que me desperté por mis propios medios justo cuando Sandra Bullock estaba a punto dar el Oscar al mejor actor principal, que estaba cantado que era para Colin Firth. Así que me preparé, me puse las gafas y la tía se enrolló tanto que creo que no llegué ni a ver su presentación del tercer actor. Así que he tenido que verlo ahora en YouTube. Me ha encantado su discursito.
En algún momento entre sueños sé que le he preguntado a Manuel también qué película había ganado: ¡El discurso del rey! Yo fui fiel a ella y la voté en nuestra quiniela, pese a que Manuel inisitía - compinchado con la Guía del Ocio, que el viernes traía el mismo mensaje - que no podía/debía ganar. Pese a eso creo que, un año más, he perdido la quiniela.