Desde que me lo regalaron en nuestro último paso por Madrid - y antes incluso, porque me lo regalaron a petición mía - tenía muchas ganas de leer Brooklyn, de Colm Tóibín, pero primero con los preparativos de París y después a la vuelta, me parecía hacerle un feo a París, serle "infiel" con las vacaciones del año pasado. Así que por eso colé a la vuelta a la señora Harris y su viaje a París, porque tenía ganas de leerlo, sí, pero también para asegurarme una conciencia libre para leer Brooklyn.
Y entre que es un libro que engancha y que yo estaba recluída en estos últimos días dentro de la casita de verano huyendo de los odiosos mosquitos tigre que me han utilizado de banquete desde el principio hasta el final, me pasaba largos ratos leyendo y leyendo y leyendo y pasando páginas a un ritmo que hizo que Manuel, al día siguiente de verme empezar el libro, cuando vio dónde colocaba el marcapáginas, no pudiera evitar arquear la ceja.
Pero es que Eilis Lacey y sus aventuras y desventuras, primero en su irlandés Enniscorthy natal, a principios de los años cincuenta, y después en su Brooklyn de acogida eran imposible de abandonar. Eilis, de la que nunca conocemos la edad exacta, más que es muy jovencilla, no encuentra más trabajo en su pueblo natal que el de ayudar en la tienda de alimentación de más renombre los domingos. Así están las cosas en su casa, donde vive con su madre y su hermana Rose, puesto que el resto de sus hermanos han tenido que emigrar a Inglaterra en busca de trabajo también, cuando Rose le presenta al padre Flood, un cura que le asegura un puesto de trabajo en Brooklyn que nunca encontrará en Enniscorthy. En realidad, Eilis no tiene ni voz ni voto: desde ese momento queda decidido que así será y el viaje se pone en marcha.
De buenas a primeras, Eilis se encuentra trabajando en una importante tienda de Brooklyn, con posibilidades de ascender en ella, entre gente que no conoce de nada y un ritmo de vida que no es el suyo. Pero poco a poco, gracias a la ayuda del padre Flood y, para bien o para mal, de sus compañeras de "pensión", se va integrando.
Es entonces cuando sucede algo inesperado que hace que pasen de repente tres cosas: 1) que apreciemos lo bien delineado que está el personaje de Eilis, con sus matices y su absoluto realismo, 2) que por eso mismo nos exaspere - o al menos a mí - su reacción, pese a ser un tanto comprensible y 3) que entonces empiece una parte del libro que no es peor que el resto técnicamente hablando - de hecho por la reacción que consigue sacarle al lector es posible que sea la mejor en cuanto a técnica - sino peor en el sentido de que dan ganas de coger a esta Eilis que tanto cuesta creer que no sea una persona de carne y hueso y zarandearla. Es entonces cuando, incluso yo, que odio enterarme de los finales de las cosas antes de tiempo, tenía que sujetarme los dedos para que no pasaran las páginas para saber qué iba a pasar.
Una gran lectura que me dice que cuando visite alguna librería Tóibín se añadirá a mi lista de búsquedas.
Y otra lectura más sobre Brooklyn, un Brooklyn que pese a ser el de décadas después de A Tree Grows in Brooklyn (Un árbol crece en Brooklyn), de Betty Smith, está tan vivo como en ese libro. Un libro más que me hace lamentarme de no haber pisado más de Brooklyn que un poco de su puente y haber observado de lejos su panaroma (sic). Curiosamente, Manhattan sólo aparece alguna vez en este libro y, cuando lo hace, no es más que de refilón y sin que Eilis - ya que ella es nuestro único filtro en la novela, por quien lo vemos todo - vea gran cosa en él.
Y me siento obligada a mencionar una de las primeras cosas que me sugirió este libro: que su portada es de esas que tiene un parecido más que razonable con otra, en este caso la de la edición americana de The Guernsey Literary and Potato Peel Pie Society, de Mary Ann Shaffer y Annie Barrows, ¿no?
Espero que lo traduzcan, porque todo el mundo se merece conocer a Eilis Lacey, viajar con ella a Brooklyn y tener ganas de zarandearla.
miércoles, 26 de agosto de 2009
Brooklyn, de Colm Tóibín
Publicado por Cristina en 11:56
Etiquetas Álbum de fotos, Libros, Nueva York
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De Tóibín leí yo hace un tiempo The Master, una novelización de unos cuantos años de la vida de Henry James, autor que me gusta mucho y me saca de quicio en igual medida. Estaba bien, pero no he vuelto a leer nada de él.
ResponderEliminarLeyendo sobre el autor y Brooklyn he visto que a The Master siempre la ponen de maravilla en todas partes así que aunque hace siglos que no leo nada de Henry James - y nunca leí gran cosa, la verdad - tomo nota.
ResponderEliminarEl que también me llama mucho la atención es su Homage to Barcelona.
Qué bueno!! Me ha gustado mucho leerte...lástima que tenga que esperar aún para leerlo. Tengo en casa "Un árbol que crece en Brooklyn". La verdad es que con el retraso que llevo en las lecturas,...creo que tardaré en leerlo.
ResponderEliminarUn abrazo grande!!
Cuando leas Un árbol crece en Brooklyn estoy segura de que lo disfrutarás muchísimo... pero mientras, a disfrutar de las demás lecturas, claro.
ResponderEliminarY a ver si entre tanto traducen este.
Tan sólo darte la alegría de que Lumen lo publicará en Septiembre de 2010. La verdad es que me alegro mucho porque me gustó mucho cuando lo leí en inglés.
ResponderEliminarBesines!
¡Muchas gracias! Es una noticia buenísima, desde luego.
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