jueves, 12 de mayo de 2011

Oscar and Lucinda (Oscar y Lucinda), de Peter Carey

Oscar and Lucinda (Oscar y Lucinda), de Peter Carey, fue uno de mis dos libros de Sant Jordi y, como siempre, se puso en cabeza de lista de lectura. Manuel conocía el libro por la adaptación cinematográfica (que ahora yo estoy deseando poder ver) y a mí el título me sonaba de oídas, pero tan vagamente que no tenía ni la menor idea de acerca de qué iría.

Así que empecé a leerlo y me encontré en Australia en pleno siglo XIX, un territorio totalmente nuevo tanto en el propio libro como para mí como lectora. Me hizo gracia que la lectura se solapara con Meek's Cutoff que, sin tener nada que ver en realidad, sí que ambos tratan de nuevos territorios y gente que trata de recrear la civilización en un nuevo lugar. No es el caso de ninguna de las dos historias, pero algo que siempre me impresiona, cada vez que me acuerdo (y es de esas cosas que recuerdas a veces sin venir a cuento), es pensar en que los puritanos del Mayflower, cuando llegaron a tierra después de una larguísima y durísima travesía no se encontraron a nadie que los recibiera, sino que tuvieron que bajarse del barco y ponerse manos a la obra a construir donde dormir y vivir, a conseguir comida en un lugar del que lo desconocían todo (incluidos sus habitantes) y eso, de forma más diluída, como es en el caso de ambas historias (mitad del siglo XIX) aún se notaba. Con las estructuras básicas construidas, eran una sociedad que aún estaba en pañales.

La historia de Oscar y Lucinda la conocemos a través de una descendiente. Oscar nace en un pueblecito del condado de Devon y crece junto a su padre, que es un "dissenter" de los que tanto abundaban en la época, uno de aquellos que por lo que fuera, no comulgaba (literal y figuradamente) con la Iglesia de Inglaterra. Pero al parecer Oscar siente la llamada de la Iglesia de Inglaterra, se convierte en el protegido del cura del pueblo y llega a Oxford, donde también recibe la llamada - así es como el lo ve - de las apuestas, que le sirven para financiar el viaje a Australia.

Lucinda es nativa del lugar, aunque su madre vino de codearse con los literati ingleses y de hecho aún mantiene una correspondencia (ficticia, claro está) con Marian Evans/George Eliot. Su madre era una mujer idealista a la que la vida real se le cruzó en el camino, cosa que dio que pie a que las ideas se quedaran en eso. Por circunstancias de la vida, Lucinda hereda una fortuna a la muerte de su madre y se le antoja comprar una fábrica de cristal, fascinada por las Prince Rupert's Drops o lágrimas batávicas*, pero encuentra que una mujer que lleva las riendas de una fábrica no es siempre algo bien visto. Con una fortuna que le parece inagotable decide refugiarse en el juego.

Y será el juego y el evitarlo o dejarse caer en sus redes, lo que unirá los destinos de Oscar y Lucinda. Dos personajes nada convencionales que resultan totalmente chocantes a sus contemporáneos.

En fin, una historia muy curiosa y escrita de maravilla, casi como si hubiera salido realmente del siglo XIX, sin miedo a extenderse y extendiéndose siempre de forma que lleve a algo (las extensiones que no llevan a nada tampoco me van). La única pega que le pongo es el final, que me parece un poco fuera de lugar. Pero no es nada que no se le pueda perdonar.

Así que un año más, Manuel ha innovado en Sant Jordi y la lectura novedosa ha sido un éxito. Tiene ojo.

* Cosa que no me extraña, porque yo las descubrí por el libro y me parecieron fascinantes. Son gotas de cristal que se enfrían muy rápidamente de modo que quedan con forma de gota/lágrima. Se dice que son las precursoras de los vidrios de coches y demás porque la parte gruesa de la gota es irrompible incluso a martillazos. Y, sin embargo, si se rompe la parte finita la gota completa explota. He aquí un vídeo de YouTube donde se puede ver:

8 comentarios:

  1. Yo había oido hablar del libro y de la película, pero no me he decidido nunca a atacarlo; merci por la crítica, no sabía muy bien que pensar y si merecía la pena o no... así que me lo apunto a mi lista (aunque dicha lista de libros que leer ya empieza a ser ridícula de lo larga, XD)

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  2. Pues el libro lo había ojeado alguna vez y tiene buena pinta, pero lo de las Prince Rupert´s Drops es de lo más interesante en ciencia que he visto últimamente. Que chulada...

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  3. Siempre es estupendo pasar por tu blog y ver tus apasionadas reseñas literarias.Este es un libro de culto , casi un clásico contemporáneo, P.Carey es realmente un escritor muy especial.
    Un beso

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  4. La entrada esta fenomenal y el libro aprece atractivo, pero lo de las lágrimas batávicas me ha dejado boquiabierto. Interesantísmo, y el video magnífico.

    Saludos.

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  5. Que bien haberlo encontrado (el blog)!

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  6. Pues no conocía el libro, y tu reseña me ha interesado, gracias! ¡Qué curioso eso de las lágrimas batávicas!

    Elvira... no me sale el perfil :(

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  7. Lo de las lágrimas de cristal me ha fascinado, es muy curioso.
    Besos

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  8. En fin, creo que esta entrada tuvo más comentarios de los que ahora se ven pero que Blogger los engulló. Lo siento porque quienes dejaron comentarios que se perdieron, qué rabia.

    Cris: sí, leyéndolo, y sin saber apenas nada del libro, ya se intuye lo de "clásico moderno".

    Óscar: entonces lo de las lágrimas batávicas te dejó como a mí, vaya descubrimiento.

    Casinoviembre: bienvenida y gracias :)

    Elvira: también hay película (yo no la he visto aun, pero por lo visto está bien), lo digo por si te interesa conocer la historia pero no teines ganas de ponerte con el libro, que es larguillo.

    Enrique: ¿verdad? Me alegra que os haya parecido tan curioso como a mí cuando lo descubrí gracias al libro :)

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