sábado, 24 de agosto de 2013

Historias de Londres, de Enric González

Entrada programada.


Aunque ha habido algún que otro viaje a Londres, entre el último de Nueva York y este, no he faltado a mi promesa de leer Historias de Londres de Enric González antes de viajar a Londres. Porque sí, allí es donde, cuando salga esta entrada programada, estaremos pasando unos días de final de vacaciones.

Sí, volvemos a Londres y sí, sólo hace falta ir a Londres una vez y/o leer este libro para darse cuenta de que Londres (como Nueva York, por ejemplo) no se acaba nunca. Se acaba enseguida si, como hace mucha gente, uno se limita al cambio de guardia, a ir a ver las Casas del Parlamento, Trafalgar Square y montar en el London Eye. No se acaba nunca si uno quiere explorar Kensington a fondo (Victoria & Albert Museum, esta vez con un poco de suerte nos veremos por fin las caras) e irse de picnic en Primrose Hill, ir en barco hasta Greenwich y, en resumen, conocer todos y cada uno de los rincones de la ciudad. Queda claro que en este viaje tampoco lo haremos todo, menos ahora después de haber añadido unas cuantas cosas más a la infinita losta de cosas que hacer en Londres alguna vez en la vida.

Enric González le propone a su mujer vivir del aire en Londres y acaba con la pregunta: "¿Se podría vivir del aire en Londres?" Ojalá se pudiera. Y no sólo en Londres.

El caso es que Historias de Londres es tan ameno como Historias de Nueva York. Con la diferencia de que de Londres conozco un poco más y algunas cosas ya las sabía e incluso doy con algún que otro error (veo que RBA nunca ha practicado demasiado lo de los revisores/correctores) (Miss Havisham, el personaje de Dickens, es rebautizada como Mis Haversham y en la misma página el fundador del equipo de fútbol Chelsea es Gus Mear y Gus Smear, etc.), pero todo eso se deja pasar un poco cuando uno está inmerso en la prosa fluida y amena de Enric González. Cada anécdota, cada historia, cada curiosidad es imprescindible y dan ganas de plantarse en Londres con el libro en la mano y dejarse guiar por él.

En fin, nosotros habremos dejado el libro en casa, pero estaremos recorriendo Londres en estos momentos. A la vuelta os cuento mis propias historias de Londres (volumen 324).

jueves, 22 de agosto de 2013

Lots of Candles, Plenty of Cake, de Anna Quindlen

Me viene bien que Anna Quindlen reflexione acerca del paso del tiempo y la edad en su libro Lots of Candles, Plenty of Cake porque aunque sé de sobra de cuándo es la última entrada publicada en el blog, prefiero hacer que no lo sé. Como cuando se ven películas de miedo y se tapan los ojos con las manos dejando una pequeña ranurita para seguir viendo. Cosas absurdas.

Me he vuelto fan incondicional de Anna Quindlen. Es una periodista conocida por sus columnas del New York Times, auqnue también ha escrito novelas. Yo, de momento, me dedico a sus libros de recopilación de columnas o ensayo. Todo empezó con su Imagined London y continuó con How Reading Changed My Life. Salvando las distancias, en cierto modo Anna Quindlen me recuerda a Anne Fadiman. La forma impecable de hablar de diversos temas, algunos a priori sin interés para mí y aun así engancharme completamente me fascina.

En Lots of Candles, Plenty of Cake, que curiosamente me autorregalé por mi cumpleaños, Anna Quindlen, ahora en su década de los sesenta, reflexiona sobre la edad y cómo ve la vida y el mundo desde su nueva edad. Y que nadie se llame a engaño, porque si bien le encuentra alguna que otra pega a esa etapa y confies que usa botox, el tono general del libro es de optimismo y actitud positiva hacia el paso de los años. Todo contado con multitud de anécdotas, tanto personales como históricas que hacen que la lectura sea muy, muy amena y entretenida.

Una lectura deliciosa que me obligó - sí, me obligó - a hacer un pedido con otros dos libros de ensayos suyos.