viernes, 4 de febrero de 2011

At Home: A Short History of Private Life, de Bill Bryson

Quien haya leído algo, lo que sea, de Bill Bryson ya conocerá que el hombre tiene una capacidad de curiosidad como una casa. Así que no sorprende que la inspiración para escribir At Home: A Short History of Private Life le viniera cuando, en el ático de su casa, encontró una puerta que daba a un pequeño rellano en el tejado. Intrigadísimo por esta duda y otras más que le empezaron a asaltar sobre cosas cotidianas que hasta entonces había dado por hecho, decidió ponerse manos a la obra e investigar por qué las casas tal y como las conocemos, con todos sus contenidos, han llegado a ser como son. Es un proceso más largo y menos uniforme de lo que cabría pensar.

El libro, guiado por la curiosidad de Bill Bryson y su magnífica tendencia a centrarse (o divagar, según se mire) en las excentricidades de la gente, resulta de lo más ameno incluso si a veces se va un poco de lo que parecía ser el tema inicial. Pero ya digo, los rodeos son tan divertidos y curiosos, de esos que desearías no olvidar pero que a las dos páginas, salvo que te hayan llamado muchísimo la atención, ya han quedado sepultados bajo cinco más, que merecen mucho la pena.

El concepto del libro es similar al de The Victorian House, de Judith Flanders, libro que además cita mucho porque, como es bien sabido, nuestras casas son más victorianas de lo que pensamos (y me reitero en lo que dije entonces: todos aquellos que a veces suspiran por el pasado no saben de lo que hablan en cuestión de nada. Con todos los peros que uno quiera ponerle, es innegable que hoy vivimos muy, muy bien (hablando siempre de los países desarrollados, por supuesto), mucho mejor de lo que la humanidad ha vivido en toda su historia). Bill Bryson, utilizando los planos de su casa - una rectoría construida en 1851 para un cura llamado Mr Marsham - y el resultado final que no siempre concuerda con los planos (la misteriosa puerta del tejado no aparece, por ejemplo), va recorriendo habitación por habitación y hablando de lo que ellas le sugieren, que no siempre es lo que uno se espera: ¿quién espera que el sótano dé lugar a un pequeño recorrido por los materiales de construcción de la historia? ¿O el ático a la historia (muy breve) de la arqueología? ¿O el estudio a un análisis pormenorizado (o eso me pareció a mí) de los bichitos que conviven con nosotros lo queramos (o lo sepamos) o no? (Y Bill Bryson se deleitaba en examinar la cantidad de bichitos microscópicos que campean a sus anchas por nuestras camas (por limpias que pensemos que están, sí) y yo tuve la inmensa suerte de disfrutar de ese fragmento... leyendo en la cama. Si no hubiera sido porque Bill Bryson había dejado claro que cualquier sitio al que huyera estaría igual de habitado (salvo posiblemente la taza del váter, que según un estudio que cita es, paradójicamente, el sitio más limpio de cualquier casa, precisamente porque siempre pensamos que es el más sucio), habría salido corriendo en busca de refugio).

El libro, no obstante, comienza dejando dos cosas claras: el año de inicio (que no quiere decir que no "viaje" a épocas anteriores y posteriores, porque lo hace y mucho): 1851, fecha de construcción de su casa (y diría yo que aproximadamente también de la casa de donde viven mis padres (y donde viví yo hasta que vine a Barcelona)) pero también fecha fatídica por muchas otras cosas. Un montón de hallazgos, avances y demás se produjeron en aquel año como luego se va viendo a lo largo del libro. Pero no sólo eso, 1851 fue el año de la Gran Exposición de Londres, ubicada en su mítico Palacio de Cristal (toda una proeza de la ingeniería, por cierto) y marcó un antes y un después en muchos campos.

Y después Bill Bryson se recrea en una cosa que a mí me parece igual de intrigante que a él y que de vez en cuando sale a relucir en conversaciones con Manuel (y probablemente haya salido alguna vez en el blog): cómo lo que comemos día a día ha llegado a ser eso. Bill Bryson pone como ejemplo el pan, con su complejo proceso de elaboración. ¿Quién fue - y por qué - quien decidió, en primer lugar, moler el trigo para hacer harina? ¿Y quién a partir de aquello pensó que si lo juntaba con algunas cosas más, lo amasaba, etc, etc. llegaría a ser un producto, no sólo comestible, sino básico? Como Bill Bryson dice, no es nada sencillo, no es como ver la hierba y comérsela, alguien tuvo que decidir qué se comía y qué no (y en eso se puede decir que nuestra dieta, con algunos procesos diferentes, es prácticamente idéntica desde la prehistoria), es más, alguien tuvo que modificar las plantas potencialmente comestibles para hacerlas aun mejores, ¿cómo se le ocurrió? Ya supongo que ese alguien serían muchos "alguienes" y a lo largo de muchos siglos, pero aun así, yo tengo serias dudas de que a mí nunca se me hubiera ocurrido pensar que el huevo que pone una gallina es comestible (creo que habría pensado todo lo contrario, de hecho) y que además se amoldaba a multitud de formas de cocinarlo. Suponiendo que, muerta de hambre, hubiera pensado en darle una oportunidad al huevo recién puesto, nunca se me habría ocurrido algo tan sencillo como ponerlo en agua y hervirlo a ver qué pasaba.

Podría seguir hablando del libro mucho más: Manuel puede dar fe ya que mientras lo iba leyendo le he acribillado a datos curiosos de lo más dispares hasta el punto de que el pobre preguntaba: ¿pero ese libro de qué va exactamente? o, ante algún dato aparentemente irreconciliable con el hogar: ¿pero el libro no iba sobre las casas? pero lo mejor es que lo leáis y os déis un paseo por el tiempo y por el espacio hasta llegar a vuestra casa actual. Las casas de Bill Bryson son, eso sí, muy inglesas, pero las características básicas las comparten todas, estén donde estén.

Muy, muy recomendable. Espero que lo traduzcan.

15 comentarios:

  1. Un arquitecto me dijo un día que los edificios a los 100 años están totalmente amortizados y por tanto, ya no tienen valor. Yo mostré mi más absoluto desacuerdo pero luego, por cuestiones laborales, he visto confirmada su afirmación aunque continuo opinando lo contrario. Qué bonito vivir en un edificio antiguo!!!
    Y por lo que respecta a la fauna que habita en nuestras casas, el sábado pasado comencé mi lucha contra ella con un aspirador de los que funcionan solos. No sé si conseguiré eliminarla pero he tenido una casa limpísima toda la semana!!!

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  2. Vale, quiero leer este libro ¡porque lo has presentado muy bien! Pero además llevo tiempo queriendo leer algo acerca del desarrollo de la vida privada desde que vi la versión de la BBC de "Orgullo y Prejuicio". Sé que suena raro pero la imagen de Darcy dandose un baño y dejandose atender por un sirviente hizo clic en mi cabeza. Intentaré hacerme con este libro.

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  3. Pues no sé yo tampoco si estoy muy de acuerdo con el arquitecto: dependerá del estado de la casa, ¿no? Hay casas de apenas treinta-cuarenta años que se caen a trozos y otras de cien o más que están casi como nuevas.

    ¡Qué suerte lo del aspirador! Yo tengo mucha curiosidad por esos, en cuanto vea alguno a (muy) buen precio creo que caerá :D ¿De verdad se nota la casa limpia entonces?

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  4. Mary Lou: si la curiosidad te entró con Orgullo y prejuicio entonces hay un libro que te va más aun: Behind Closed Doors: At Home in Georgian England, de Amanda Vickery http://www.amazon.co.uk/Behind-Closed-Doors-Georgian-England/dp/0300154534/ref=sr_1_9?ie=UTF8&qid=1296820917&sr=8-9

    Tentador, ¿eh?

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  5. Sí,´sí, ¡que lo traduzcan! Me ha entrado una curiosidad insoportable. Me encantan los libros repletos de este tipo de datos :D

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  6. Cristina de Bryson es genial " Breve historia de casi todo"...y uno que tiene de viajes sobre Australia "En las antípodas" y otro sobre América "Menuda América"....no dejes de leerlos.

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  7. Tomo buena nota, aunque ahora estoy un poco liada con Penelope Fitzgerald y alguno más, lo tengo muy en cuenta por que la verdad es que lo pintas muy atrayente

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  8. uy tengo ganas de pillar este...el de victorian house me gusto mucho en su dia :)

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  9. Leyendote a una le entran ganas de coger el libro, y a pesar de las dificultades que tengo con el inglés (lo lenta que voy), creo que sería un libro para leer y releer de cuando en cuando. De todas maneras no desespero...Veo mucho Brisson traducido por las librerías (a pesar de que no es lo mismo que leerlo en el idioma original, of course)
    Yo también soy de las que piensan que vivimos muy cómodos, y muy bien...pero añoro otras cosas de tiempos pasado ;)
    Un abrazo grande...Esta entrada tuya la he disfrutado mucho...y esas preguntas de a quién se le ocurrió algo por primera vez...son maravillosas.
    Bss!!

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  10. Bill Bryson es muy divertido, he leido tres libros de el. La de los ácaros y demás fauna es una lucha imposible, y que buen invento es la, la lavadora, eso si que ha liberado a la mujer.
    Creo que es una suerte vivir en una casa antigua, te da mucho juego saber que son casas "vividas". Me ha hecho gracia lo de Manuel y me ha recordado lo que decia Iñaki Gabilondo:que la 1 persona que se comió una ostra, debia tener mucha, pero mucha hambre.
    Lo del aspirador que va solo, es muy apetecible, perooo he leido por ahi que los cepillitos se enganchan con el pelo que van encontrando y se rompen los cepillitos.
    Como siempre me han entrado muchisimas ganas de leer el libro, feliz finde.

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  11. Nunca he podido ver a los americanos igual desde que lei (y releí) "Historias de un gran país", lo primero que lei de Bryson. No me lo podía creer. Me partía de la risa. Y además (como bien dices) aprendía. Desde entonces lo persigo.

    Este lo compré nada más salir, pero fue engullido en una montaña de otros muchos, de la que voy a tener que sacarlo tras leer tu (magnífica) entrada.

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  12. Carolina: pues ojalá lo traduzcan y lo puedas leer, porque te encantará seguro.

    Molinos: gracias por las recomendaciones. He leído un montón de libros de BBill Bryson, pero curiosamente los tres que mencionas los tengo pendientes, porque creo que el que yo he leído de EE.UU. es el otro que tiene. Iré rellenando huecos sin duda, y espero que no me vuelva a hacer lo de Neither Here Nor There (me espantó tanto que no lo pude acabar).

    Alicia: lo de estar inmmersa en P. Fitzgerald suena muy bien, desde luego.

    Andrea: anímate, merece la pena.

    María: las editoriales son impredecibles, pero yo me inclino por pensar que sí que lo traducirán. Me alegra que te haya gustado la entrada :)

    Ángeles: Bill Bryson, muy gráfico él, citaba a no sé qué científico que, hablando de los piojos y las lavadoras decía que, salvo que se lave a temperatura elevadísima, lavar la opa con piojos sólo da como resultado ropa con piojos más limpios. Supongo que lo mismo es más o menos aplicable al resto de bichejos que no vemos. O sea, un asco.

    Lo de las otras es cierto. Yo, a día de hoy, incluso sabiendo que se comen creo que mucha, mucha hambre tendría que tener para comer una ;)

    Yo de momento, salvo que bajen considerablemente de precio, no me planteo lo del aspirador-robot, pero me parece un buen invento (que por lo que dices aún hay que perfeccionar un poco).

    Óscar: yo leí ese como preparación y acompañamiento a nuestro primer viaje a NY y fue genial. ¿Has leído Neither Here Nor There? Yo me enganché a Bill Bryson gracias a su Notes from a Small Island (todavía mi libro preferido suyo) pero dejé mucho tiempo de leer cosas suyas porque Neither Here Nor There me había parecido lo peor. Ahora parece que nos hemos reconciliado, aunque a NHNT ni me acerco.

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  13. SI, tiene (como todos) sus mas y sus menos. A mi me encantan el que te decía además de "A walk in the woods" (lo malo es que te da ansia tremenda de irte a hacer "hiking" por las montañas de su tierra), "Notes from a small Island" y un poco más raro, "The mother tongue". Mi antipreferido: "Down Under", y mira que me apetece pisar Australia. Se ve que si lo sacas de USA/UK los viajes se le dan algo peor...
    Desde ayer, cada vez tengo más ganas de leer "At home". No puedo llevar más libros leyendolos a la vez... Dios mio.

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  14. Todavía tengo pendiente leer alguno de sus libros sobre el inglés, pero sé que caerán tarde o temprano porque el tema me interesa y contado por Bill Bryson puede estar muy bien, así que no me sorprende mucho que pongas The Mother Tongue entre tus preferidos.

    ¡A ver qué tal At Home!

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