miércoles, 11 de mayo de 2011

Alice Ashley y yo


Hace un par de días abrí el buzón y encontré el inconfundible - aunque aparentemente normal y corriente - sobre de Persephone con el nuevo Biannually y el nuevo punto de lectura (me ha tocado este tan bonito de Miss Buncle Married). Fue curioso porque hacía sólo unos instantes que había terminado Oscar and Lucinda (Oscar y Lucinda), de Peter Carey (mañana más sobre este libro) y justo acababa de decidir que después de la intensidad de Javier Marías y Peter Carey lo que necesitaba era un libro Persephone un poco más relajadito. Abrir el buzón fue como una entusiasta palmadita en la espalda del destino.

Y lo mejor es que el Biannually, que normalmente siempre llega en época de mucho trabajo y esta vez no ha sido una excepción, me dio la excusa perfecta para sentarme un rato, coger un zumito fresquito y, casi lo mejor de todo, poner los pies en alto, ya que últimamente se me hinchan con sólo mirarlos.

Antes de empezar a leer me estuve recreando en el cuadro de la portada y comparando los que nos rodeaba a mí y a la mujer de la portada, una tal Alice Ashley. Ella estaba sentada en su balancín de jardín (se nota que por entonces, Inglaterra en 1937, los mosquitos tigre aún vivían sólo en Asia; yo este año aún no he visto ninguno, pero sé que ya rondan por ahí y, como siempre, me dan pánico), con los pies en el suelo, quizá para impulsarse y balancearse de vez en cuando, las piernas elegantemente cruzadas. Yo estaba sentada en el sofá con los pies en alto, a salvo de los mosquitos tigre y, cuando tengo los pies en el suelo, no puedo cruzar las piernas porque parece que a Mr X le molesta de alguna forma la postura y se pone a dar patadas como loco (más de lo normal, que ya es decir), así que, si alguna vez la tuve, he perdido toda elegancia al estar sentada. Ella hacía punto, parece que siguiendo un patrón que tenía sobre las piernas; yo, por más que lo he intentado, no sé ni tejer un punto, soy negada. Menos mal que mi madre sí que tiene eso en común con Alice Ashley y se aseguró de que Mr X tenga unos cuantos jerseicitos y botitas hechos a mano. En vez de haciendo punto, yo me entretenía con la revista de Persephone donde salía ella. Ella tiene un par de libros al lado, lo cual quiere decir que o lleva ahí sentada bastante rato o piensa estarlo, se ha llevado más provisiones de ocio aparte del punto; yo hacía un rato que había terminado Oscar and Lucinda, que seguía allí, y le había puesto encima la nueva lectura de Persephone. No estaba mal, pero he de reconocer que su libro con los bordes de las hojas en rojo m intrigaba y daba envidia a partes iguales. En la mesita, con la bandeja de plata que demuestra que ella tenía servicio y yo no, había dejado una carta abierta, que habría leído en algún momento de estar allí sentada, por la actitud relajada no parece que contuviera malas noticias. Yo también había dejado en la mesa el sobre abierto del que acababa de sacar la revista Persephone. Ella tenía su zumo de limón a medio beber, cosa que me daba muchísima envidia. Yo también bebería zumo de limón si no fuera por el miedo a que el ácido me dé ardor de estómago. Pero algún día tendré que hacerlo, probarlo y salir de dudas. Yo tenía también mi zumo a medio beber, uno de esos de varias frutas y un poco de leche (curiosamente a Manuel, que no le hace ascos a ningún zumo, este le revuelve el estómago y curiosamente este es el único que yo puedo tomar comprado y no casero (la otra excepción sería el zumo de tomate)). Mi zumo estaba en una de las muchas cosas que cupieron en la maleta a la vuelta de Madrid: un estupendo vaso con la frase de Keep Calm and Carry On (no sé si dije que después de tener ese cuadrito pequeñito en el pasillo, luego, en un viaje a Londres, nos agenciamos uno más grande que ahora sustituye al pequeño en el pasillo, recordándonos una filosofía de vida esencial a mayor tamaño). El vaso también tiene una tapita de silicona, al modo de las tapas de los vasos de Starbucks, para bebidas calientes.

En fin, que ahí estábamos Alice Ashley, fuera quien fuera, y yo, en 1937 y 2011, y, en apariencia, al menos, no nos diferenciabamos tanto.

Luego ya abrí la revista y me perdí entre las páginas, queriendo, como siempre, leer tropecientes libros de Persephone a la vez. Menos mal que con el que tenía al lado ya tenía por donde empezar.

9 comentarios:

  1. Que imágenes más dispares y qué dos mujeres más entretenidas,jeje!

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  2. ¡Qué imagen de frescor y tranquilidad productiva! Dan verdaderas ganas de cambiarse por la mujer del cuadro.

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  3. Me quedo con tu entretenimiento, no se dar una puntada ;)
    El vaso es un chulada!!

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  4. Yo lo recibí la semana pasada y me ha tocado el punto de libro de "Midsummer night in the workhouse" de Diana Athill: http://www.persephonebooks.co.uk/pages/titles/index.asp?id=147

    Pues sí que has observado el cuadro de la portada! Me ha encantado la comparación con la mujer del cuadro. He ido haciendo una imagen de tí a partir de ella, jeje! Yo me parezco más a Marie-Adelaide de Francia en el cuadro de Jean-Etienne Liotard(p.15), pero en pijama, jeje!

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  5. ¡También acabo de recibir la mía! pero estuve hace nada en Persephone Books y me traje varias cosillas... Misterio de momento. Ahora cada vez que vea la portada, me acordaré de tí.
    Por cierto, a mí me ha tocado el mismo punto que a Guacimara, el de Diana Athill.

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  6. Qué buena revista, verdad?? Como para no devorarla y perderse entre sus páginas!!
    Me ha gustado muchísimo leerte...y como compaginas la postura de la chica de la portada contigo.
    Espero que pronto nos cuentes más sobre tu libro Persephone.
    Un abrazo!!

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  7. Dina: lo curioso del caso es que a mí, pese a las apariencias, los dos momentos (el suyo y el mío) no me parecieron tan dispares.

    Elena: yo me cambiaría si me aseguraran que el lugar está libre de mosquitos tigre ;) Y si me dejaran poner los pies en alto.

    Ángeles: jajaja... pero seguro que si lo intentaras aprenderías. Lo mío con el punto es que es de ser negada total.

    Guacimara: pues tu marcapáginas también es chulo. Y sí, yo también me identifico con ese otro retrato, pero mucho menos peripuesta ;)

    LittleEmily: qué intriga, ya contarás para sacarnos de dudas. Seguro que nos pones los dientes largos. Lo de Bath de la revista seguro que te llamó la atención, ¿no?

    María: sí, hay que moderarse mucho - a veces ni lo intento - para no leerla de una sentada, ¿verdad?

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  8. María Junto a una taza de té15 de mayo de 2011, 8:41

    Es increíble!! Te dejé un comentario e incluso creo no haberlo soñado..¡¡leí tu respuesta!! No sé que me está pasando con Blogger...
    En fin...qué látima...¿tú ves el mensaje que te dejé?
    Bss!!

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  9. Efectivamente, María. Estaba tu comentario y algunos más a los que respondí pero que Blogger ha engullido. Lo malo es que creo que no hay forma de recuperarlos y me da muchísima rabia :(

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