¡Por fin el viernes nos acercamos a conocer Cup & Cake! Por si alguien no lo sabe está en Enric Granados 145, casi a la altura de la Diagonal.
Desde que empecé a oír hablar de ella por los blogs tenía curiosidad por conocerla, pero como quería que Manuel viniera también hubo que esperar hasta que pudimos sincronizar nuestras agendas: el viernes fue el día perfecto.
Llegamos allí a una hora supongo que un poco extraña, a pesar de ser la hora del té por excelencia, a eso de las cinco. Cuando entramos nosotros no había nadie más, pero al poco empezó a entrar gente, un par de chicos que se quedaron y otra gente que pedía para llevar. Algunos tenían pinta de ser ya habituales.
Me sorprendió ver que también tienen sándwiches con muy buena pinta, de ahí que sobre la mesa haya estos condimentos que precisamente para las cupcakes no son. Me gustó también el detalle de las tostadoras. Eso sí, sé que así se aprovecha mejor el espacio, pero yo hubiera optado por mesas separadas más que por una mesa común. Nosotros la tuvimos para nosotros solos porque los chicos que vinieron después se quedaron en las butacas de la parte delantera, pero supongo que cuando haya más gente debe de ser un poco incómodo para hablar, para elegir dónde sentarse (supongo que las sillas que quedarán vacías siempre serán las del centro), etc.
Pero bueno, nosotros íbamos ahí a probar las cupcakes, no a reflexionar sobre la distribución del espacio. Manuel se pidió la oferta de café más cupcake (por 2,50 me parece que sale) con cupcake de chocolate y yo me pedí un té curiosamente de Sans & Sans que están bien cerquita, sólo hay que cruzar la Diagonal, Darjeeling Castleton (estaba rico y eso que yo soy poco de Darjeeling) con una de las famosas cupcakes red velvet (terciopelo rojo).
Manuel dice que la suya estaba rica (yo probé un trozo y me gustó) pero no fue ni de lejos tan entusiasta como yo con mi red velvet que estaba para literalmente chuparse los dedos. Me encantó la sorpresa de que estuviera rellena también con el "frosting", queda riquísima y jugosísima, aparte de la joya visual que es este pastel. Muchas veces he pensado en hacerlo en casa pero me ha echado para atrás lo del colorante (soy poco de colorantes la verdad, me gustan más los colores naturales) pero ayer mismo estuve buscando recetas y ahora es una receta que está muy, muy arriba en la lista repostera.
Hemos hecho cupcakes en casa (estas, por ejemplo) aunque yo, pese a ser consciente de que no son exactamente lo mismo, las llamo madalenas y me quedo tan ancha. Lo que me da también pereza es lo del frosting. Los glaseados no son lo nuestro y aunque en cualquier tienda una manga pastelera normalita no cuesta nada (también las he visto muy caras, pero para el uso que yo le daría creo que me bastaría con una de las baratas) nunca me decido a comprarla. Total, cuando la vayamos a necesitar ya la compraré. Pero el frosting de la cupcake de red velvet estaba delicioso, no lo juraría pero lo que me pareció, y vistas ayer las recetas, era que se parecía al que ponemos en la tarta de zanahoria de queso Philadelphia y azúcar y que queda tan rico. Cuando hagamos red velvet (en tarta o madalenas, ya veremos) lo pondremos sin dudarlo.
Mi cupcake fue vista y no vista:
Hay que tener en cuenta que el día anterior había sido San Juan, así que ya habíamos comido un montón de coca. En vista de los planes alimentarios (coca, cupcakes) habíamos decidido no hacer repostería casera el sábado, pero al final no pudimos evitar llevarnos unas cuantas cupcakes para desayunar el sábado. Yo quería sólo tres, pero resulta que por menos de cuatro no te dan cajita y como yo no quería que se me aplastaran pedí una más (cualquier excusa es buena). Manuel quería de tarta de zanahoria pero por lo visto esas vuelan y rara vez llegan a la tarde, así que repitió chocolate y se animó con la de manzana y nueces, que por lo visto también estaba rica.
Yo me traje otra red velvet y una de vainilla. La red velvet al día siguiente estaba igual de rica y la de vainilla también me supo a gloria. (Y también he localizado una receta, habrá que probarla para saber si está igual de rica).
Pero bueno, a pesar de que "externalizamos" la repostería, no pudimos aguantar el sábado mano sobre mano e hicimos helado de straciatella, aunque no lo probamos hasta ayer por la noche, perfecta recompensa para después de la plancha y el calorazo que hacía. La película de ayer fue Love Crazy (Mi marido está loco), de 1941, con la pareja de moda de la época por excelencia: Myrna Loy y William Powell. Cuando empezaba la película al ver los créditos (yo nunca sé qué película va a ser) me alegré de ver sus nombres juntos de nuevo y le comenté a Manuel que debían de ser como Angelina Joplie y Brad Pitt de la época (salvando las distancias: infinitamente mejores Myrna Loy y William Powell, que por otra parte no eran pareja en la vida real, aunque visto lo mucho que rodaban juntos probablemente pasaban más tiempo juntos que con sus respectivas parejas), claro que como dijo Manuel, estos estaban a sueldo del estudio que podía sacarles todo el partido como pareja y supongo que Angelina Jolie y Brad Pitt juntos deben de estar al alcance del bolsillo de pocos productores. El caso es que la película nos gustó mucho, otra de esas injustamente olvidadas, porque no se resulta ni antigua ni fechada y si en cambio divertidísima, de esas con las que se saltan las lágrimas de la risa.
Una última foto para animaros a pasar por Cup & Cake:
Son monísimas, pero tentarme... me tientan mucho más otros postres que tú preparas, la verdad. :-)
ResponderEliminarQué pena que no te gustara el red velvet ese... :P No conozco el sitio pero parece mínimo, no? Eso sí, si hacen esos cupcakes tan maravillosos, merecerá la pena incluso estar apretados, jeje.
ResponderEliminarsaluditos!
Hala, qué tienda más curiosa... Ten por seguro que si viviera en Barcelona iría allí a por algunas cupcakes. Aunque sólo sea por hacerles fotos. ¡Son preciosas!
ResponderEliminarBesines!
Elvira: jajaja. Pues nada, cualquier día de estos abro tienda propia y te invito ;)
ResponderEliminarLillu: que va, el red velvet no me gustó nada de nada ;) Sí, es pequeñito, tiene fondo pero tienen la cocina.
Cargada de libros: pues nada, si vienes por Barcelona, ya sabs. Las fotos son irresistibles, las cupcakes entran muy bien por los ojos, sí :)
Yo también probé la Red Velvet y caí rendida a sus pies!!!
ResponderEliminarUmmmmm!!! Qué lugar tan especial, Cristina!! Creo que cuando vuelva a Barcelona, haré una visitilla...quizá para merendar o para hacer un segundo desayundo, jajaja.
ResponderEliminarUn abrazo grande!!!
vaya, que buena pinta tienen y las fotos son una pasada. Te han quedado muy bien. A mi también me gustaría pasar por allí pero ahora con las niñas lo tengo difícil y a estos sitios hay que ir en compañía pero sin niños, que alborotan mucho.
ResponderEliminarHola, ya me imagine que te gustaria, el red velvet lo probe en Londres y no me gusto mucho pero el sitio era tan bonito, que me dio igual.
ResponderEliminarFue en Hummingbird bakery, de hecho me compre el libro que han publicado y ya puestos tambien me han regalado el de Primrose bakery dales un vistazo por internet, ya veras;) el frosting del red velvet es queso tipo philadelfia, yo creo que se acerca la fiebre cupcake .... que no nos pase nada.
Jo, quiero ir a una tienda de ésas. Sé que por Madrid hay alguna pero de momento no he ido.
ResponderEliminar¡Eres toda una artista repostera! A mí también me gusta, pero me quedo en cosas simples...
Yo también estaba allí sobre esa hora el viernes! Y había una pareja en la mesa con mi amiga Ana y conmigo, nadie más y recuerdo que tenían un red velvet! Érais vosotros? Estábais en la mesa en la esquina del fondo espaldas a la puerta?
ResponderEliminarIgual no érais vosotros y nos cruzamos... Qué casualidad!
Ui, qué buena pinta tienen los cupcakes... Yo ya no me acerco a estos antros de perdición calórica... Si no me lo digo yo misma... :D
ResponderEliminarle he echado un vistazo a la página Primrose Bakery en internet y me he quedado anonadada por la cantidad de coloridos de tonos color pastel que te entran ganas de hincarles el diente a todos. Y la decoración de cada uno de ellos es muy mona (llenas de florecillas comestibles virutillas de mil colores y otras cosas que las hace más apetecible.
ResponderEliminarCreo que el teclado del ordenador está algo babeado,jajaja.
Mmmm! Que buena pinta tienen todos! El próximo dia que vaya a Barcelona le diré a llitleEmily que me lleve sin falta!
ResponderEliminarSamedimanche: ya somos dos. Yo ya estoy fantaseando con cuándo volver a por más. Me he vuelto una yonqui ;)
ResponderEliminarMaría: pues sí, yo creo que se merece una visita. ¡A ver si es prontito!
Amelia: pues no lo sé, yo no creo que las niñas fueran a estorbar demasiado. En el "peor" de los casos ese tramo es peatonal y fuera hay bancos, así que yo creo que podéis pasaros un día de vacaciones a probar.
Sobre lo que dices después: menuda pinta las de la Primrose Bakery, ¿verdad? Las de Cup&Cake ya tienen muy buena pinta de por sí, pero no son nada al lado de esas.
Ángeles: las conozco de oídas pero nunca he estado en ninguna de ellas. Ya sigo que las cupcakes tan sofisticadas hasta ahora me llamaban la atención pero no para hacerlas en casa, auqneu ahora empiezo a cambiar de opinión. ¿Tú has probado ya a hacer alguna receta?
Y en Nueva York también está la mítica Magnolia Bakery y en general cuando estuvimos nosotros cualquier pastelería/similar tiene unas cupcakes de pinta deliciosa. Nosotros disfrutamos de las de Dean & Delucca.
Lahierbaroja: pues anímate y date un caprichito en alguna :) Eso sí, claro, por si acaso, que todas las cupcakes de las fotos son compradas, ninguna hecha por mí, así que de "artista repostera" (!) nada de nada.
Mar: pues no, no éramos nosotros porque ya digo que mientras nosotros estuvimos tuvimos la mesa entera para nosotros solos. Nos debimos de cruzar.
Iris: no, la verdad es que es mejor que no mires ni el escaparate, pobre :(
Guacimara: muy buena decisión. Ya verás qué ricos.
Lo ví, entré y allí fue donde acabé una de las histórias más tristes y más bonitas que jamás leí: "La ladrona de libros" con la música de Anthony en uno de los ambientes más cálidos...
ResponderEliminarEs verdad que son bonitas esas madalenas pero el sabor no es nada extraordinario, lo extraordinario es el sablazo que te pegan: 8,6 € por 3 madalenas y un café sin servicio de camareros que para eso estás tú.
ResponderEliminarAnónimo: también es cierto que ni son una necesidad básica ni nadie te obliga a tomarlos.
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