domingo, 27 de junio de 2010

Largo domingo de té

El título y el color de las fotos de esta entrada se deben, en mayor o menor medida, a la influencia de Un long dimanche de fiançailles (Largo domingo de noviazgo), película que yo ya había visto hace tiempo, después de que el libro del mismo título de Sébastien Japrisot me gustara muchísimo. Manuel no la había visto y aunque habría colado como Noche de viernes por ser una adaptación, lo cierto es que la vimos algún otro día (ahora no recuerdo exactamente cuándo) de la semana pasada. Me volvió a gustar mucho, y el otro día me di cuenta de que es de ese tiempo en que yo ya leía cosas de cómo la guerra - Primera o Segunda - afectaba a gente normal y corriente pero no "unía los puntos", no me daba cuenta de que si encontraba las historias fascinantes era, sí, porque lo eran, pero también por el trasfondo que tenían. No sería hasta años después cuando me di cuenta de que las historias "normales y corrientes" verdaderas o ficticias que sucedían con la guerra como telón de fondo me gustaban.

Todo esto del color y el título, debo confesarlo, se me ha ocurrido mientras intentaba - sin mucho éxito - que Blogger colaborase para subir estas fotos que pongo aquí debajo. Blogger no estaba por la labor y he tenido que buscar rutas alternativas para subir las fotos. No sabía qué título ponerle a esta entrada y, con la película todavía reciente, se me ha ocurrido el juego de palabras. Después me he dado cuenta de que el color del té blanco de vainilla es idéntico al del cielo del cartel de la película y el tono de ciertas escenas de la película también. Era cuestión de unir los puntos, como con los libros de guerra que decía antes.

Esta entra también es un pequeño guiño a una entrada que escribí hace siglos, con imágenes parecidas tomadas con la cámara vieja. Me he decidido a "actualizar" las imágenes al actualizar el té. Con los tés me dejo llevar por lo que me apetezca cada tarde (por la mañana siempre desayuno Yorkshire tea), salvo los domingos, que son el día por excelencia del té blanco de vainilla. No sé cuándo comenzó la tradición después de comprarlo por primera vez, pero el caso es que ya nunca lo tomo entre semana, quizá porque por alguna indescriptible razón es un té que va perfectamente al ambiente nostálgico de los domingos.

El caso es que el domingo pasado se me gastaron los 100 gramos adquiridos en abril de 2008 (gracias, blog), nada menos y yo no concebía este domingo castigada sin té, así que el otro día fui a comprarlo a Sans & Sans (no sé por qué este sabor en concreto no lo tienen en la tea shop). Estuve por llevarme dos bolsas de 100 gramos, incluso siendo consciente del larguísimo tiempo que me había durado la primera bolsa (más de dos años) y le pregunté a la chica de la tienda que, partiendo de la base de que el té no se pone malo, cuál era el tiempo de conservación que ellos recomendaban. Me dijo que un mes y, claro, no pude ocultar mi asombro. ¡Pero si a mí una bolsa me ha durado un año! (eufemismo lo de un año). Me contestó que habría perdido el olor y, no quise entrar en una discusión acerca del té, pero hoy, al estrenar mi nueva bolsa de 100 gramos me ha olido de forma idéntica a cómo olía cuando el domingo pasado se me acabó la bolsa de dos años y pico.

El té blanco de vainilla me encanta por el sabor, por el color y por el olor. Qué bien me lo paso preparándome mis tés en su taza japonesa, es mi ceremonia del té particular. Mucho más simple, más informal que la japonesa, eso sí.











Ya sé que he comentado lo mucho que me gusta la luz filtrada a través del té, la luz que parece que sale del propio té como un millón de veces, pero no me canso ni de repetirlo ni de verla al natural ni de intentar captarla en foto.


Y sí, la taza Muji número tres (y última de su dinastía) sigue - y espero no gafarla con esto - vivita y coleando. Ya tiene a su heredera de la dinastía Bodum a la espera en el cajón, de capacidad menor pero mucho más robusta. Nuevos tiempos, pero que tarden en llegar todavía.

9 comentarios:

  1. Largo domingo de noviazgo me encanta, es de mis películas favoritas.

    :)

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  2. Larga vida a tu taza!! :)

    saluditos

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  3. Pues no he probado el té blanco de vainilla y mira que me gusta la vainilla. Por cierto, hay tés que me han durado varios meses y alguno más de un año y no han perdido ni el olor ni el sabor.

    Gracias por la recomendación de Sans & Sans, no lo conocía.

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  4. Begoña: ¡es que está muy bien! Si no lo has leído, anímate con el libro este verano, ya verás que también te gustará.

    Rosa: ¡muchas gracias! Me alegra que te hayan gustado.

    Lillu: sí, larga vida :D

    LittleEmily: pásate a curiosear por Sans & Sans que tienen tés distintos a los de la tea shop. Yo quise mirar si probaba alguno nuevo pero no terminé de decidirme.

    El té blanco en general y de vainilla en particular (aunque el que tienen en la teashop de fresa tampoco está nada mal) es una delicia, pruébalo.

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  5. Té blanco de vainilla y cine...una combinación perfecta...
    Largo domingo de noviazgo,...la vi hace años en el cine. Quizá vuelva a verla un día de estos.
    Coincido con otro comentario...haces unas fotos preciosas, Crisitina...
    Bss!!

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  6. Gracias por la recomendación! En Sans tienen el té que busco, mañana mismo iré a por él.

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  7. ¡Larga vida a la taza Muji 3!
    A mí me encantó esta peli en su momento y me río de todos aquellos que dicen que les decepcionó porque no se parecía a Amelie... :S

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  8. María: muchas gracias. Pues si puedes ponmte la película otra vez, que el otro día comprobé que no pierde nada aunque ya se haya visto antes.

    LittleEmily: me tienes intrigadíiiiiiiisima con tu misterioso té, a ver si dices cuál es. Pero de momento me alegra mucho que lo hayas encontrado allí y espero que lo estés disfrutando ya.

    Iris: No conocía ese "argumento" "contra" la película, me has dejado a cuadros.

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