Durante unos 20 días he estado inmersa en la vida de Carmen Laforet, con el libro a cuestas de acá para allá, saboreando lo que mi curiosidad quería desde que leí Nada por primera vez: una biografía de la autora.
Y lo cierto es que, pese a las muchas expectativas, que había puesto en el libro, Carmen Laforet. Una mujer en fuga, de Anna Caballé e Israel Rolón no me ha defraudado, al menos no en el contenido*.
Se deja leer muy bien porque está escrito de forma muy amena, la vida de Carmen Laforet es interesante ya de por sí y la investigación sólida que respalda el libro, con mucha información de primera mano, muchas búsquedas en archivos, no se utiliza - como siempre da miedo - para abrumar al lector, sino que se ordena bien y se utiliza para contar una buena historia. Cierto es que los hijos de Laforet, pese a haber colaborado en mayor o menor medida, no estuvieron nunca de acuerdo con el proyecto ni con el resultado, cosa que desde fuera no entiendo por dos motivos: 1) que la biografía es siempre muy respetuosa con su madre y todo se trata con mucha delicadeza y 2) que, sinceramente, si Cristina Cerezales fue capaz de escribir Música blanca**, que no era ni biografía ni novela ni nada, no veo por qué algo que sí que es una buena contribución se rechaza. Pero en temas familiares es imposible entrar ni juzgar, así que ellos tendrán sus motivos. (Eso sí, en mi entrada sobre Música blanca decía que "se cree la absoluta favorita (de cinco hermanos) de su madre" y, yo no sé la opinión de Laforet al respecto, pero hay que reconocerle a Cristina Cerezales - y a su familia - al menos por lo que se ve en la biografía, el trabajo y la dedicación que le puso a atender a su madre, así que ahora le admito más o menos la postura autocomplaciente, aunque en Música blanca de por sí no se entienda).
No voy a resumir aquí la vida de Carmen Laforet porque, aparte de no ser una tarea nada fácil, es mejor enterarse de todo por la biografía. Baste con decir que es una vida interesantísima, en constante periplo y muy, muy particular, al menos a mí me lo ha parecido. Carmen Laforet era de esas personas que no se lo piensan dos veces a la hora de comentar sus proyectos... cosa que no estaría mal si no fuera porque también era de esas personas que no tienen problemas en dejar las cosas a medias. Que se le iba la fuerza por la boca, vaya. Además esto se le fue agravando con los años, hasta que por fin llegó a un punto en que admitió que ya no podía más, pero hasta entonces las excusas, las largas, los "ahora sí" sin resultados visibles (tenía la costumbre de romper lo que escribía con mucho esfuerzo... muchas veces sin haberlo releído siquiera), las ideas que le bullían en la cabeza que nunca llega a conservar sobre el papel fueron una constante. Lo cual siempre es muy decepcionante, puesto que la mayoría tenía mucho potencial.
También está la distancia que mantenía con su obra. Por eso mismo de las muchas ideas que le surgían, para cuando conseguía que un libro pasara por todo el proceso creativo hasta llegar a las librerías, su cabeza y sus intereses solían estar ya muy alejados de lo escrito, de modo que ya no le interesaba lo más mínimo. A eso hay que sumarle el hipercriticismo con su propio trabajo y el no saber o no tener interés en promocionarse, cosa que por lo visto en literatura no funciona, como dijo hace poco Javier Marías o se ve también en gente como la escritora inglesa Elizabeth Taylor.
En cualquier caso, y aunque reacia siempre a codearse con la jetset literaria, es innegable que Carmen Laforet tuvo contacto con muchísimas personalidades de todo tipo de sectores culturales del siglo XX (muchos de ellos, no obstante, desconocidos para mí) y esto, junto con lo interesante y un tanto atípico, de su vida personal ya digo que se deja leer como una buena novela. Densa, sí, pero interesantísima.
Yo tenía curiosidad por la vida completa, pero mientras leía tenía ganas de llegar a la famosa maleta romana extraviada. Está muy bien explicado pero la intriga se mantiene. Durante sus años de vagabundeo más intenso, Carmen Laforet pasó tiempo en Roma, donde entabló amistado con un tal Lino Brito. Al volver a España Laforet no podía llevarse todo y le dejó a este hombre una maleta con ropa y papeles importantes - importantes porque no los había destruido - con la reescritura de Al volver la esquina (las galeradas de su primera redacción nunca las devolvió a Planeta, cosa que se comentó mucho durante un tiempo en el mundillo puesto que era algo que nunca había pasado) y puede que más cosas. Este hombre, al reunirse de nuevo con ella, le llevó la ropa que había en la maleta, cosa un tanto extraña ya que Carmen Laforet no era precisamente una apasionada de la ropa y además se supone que un escritor siempre va a tener un gran interés por recuperar sus papeles... papeles de los que nunca más se supo, hasta llegar al extremo de que cuando los autores del libro entrevistaron a Lino Brito y le preguntaron por este tema, él les contestó que "yo no dispongo de tiempo para buscarla y no tengo idea de dónde puede estar [...] Les ruego que no vuelvan a tratar este asunto conmigo". Yo entiendo que el hombre esté un poco harto, pero debo decir que me pareció una respuesta de lo más sorprendente y antipática (pero al que por estar vivo y haberles atendido correctamente en otras cosas no ponen verde, como sí dejan fatal a la amiga de juventudo de Carmen Laforet, Carmen Lezcano, a la que no tienen reparos en criticar en un par de ocasiones por lo mal que les atendió, como si tuviera obligación de hacerlo. No se critica abiertamente a alguien en un libro, menos si está muerto: es muy rencoroso, muy feo). Dicho eso, la familia también tiene, por lo que se deja caer, material inédito de Laforet y, por lo que se ve, ningún interés por publicarlo, cosa comprensible por un lado en respeto a la memoria de su madre que quizá no habría sido muy partidaria de publicar, pero en estos casos siempre se plantea el problema de persona vs. su propio legado y sus lectores, el valor literario, etc.
También tenía cierta curiosidad por saber cuál era la enfermedad degenerativa que había terminado lo que su indecisión, dispersión y "grafofobia" habían empezado. Al final no se le da un nombre y es una enfermedad muy extraña y tan progresiva y tan "a medida" que apenas se puede distinguir cuándo empieza. En cualquier caso es una enfermedad terrible que la va apagando poco a poco.
En resumen, cualquiera que haya disfrutado de Nada o de cualquier otra obra de la bibliografía Carmen Laforet (aunque me cuesta entender que alguien haya disfrutado con La mujer nueva, por ejemplo) - bibliografía con la que los autores de la biografía, por cierto, no son muy benévolos, salvo con Nada y sus historias cortas - tiene aquí una pequeña gran joya que le hará ver a esta autora con otros ojos. Muy, muy recomendable.
Y dejo caer que ahora que se ha cumplido mi deseo de una biografía*** de Laforet y ya que fue bastante prolífica en cuanto a artículos periodísticos, un volumen de recopilación de dichos artículos no estaría nada mal.
* Dicho todo lo anterior y aclarando de nuevo lo mucho que me ha gustado la biografía y lo mucho que admiro la investigación que han llevado acabo Anna Caballé e Israel Rolón, no puedo morderme la lengua en cuanto a unas cuantas cosas que, en mi opinión, restan puntos a un libro de diez:
- En primer lugar y lo que observé desde el momento de comprar el libro (porque es lo primero que miro cuando compro una biografía) es que me decepcionó mucho - muchísimo - que no tenga índice onomástico al final, cosa que me parece imprescindible para una biografía. Cualquier biografía - y esta no es una excepción - incluye un gran número de nombres que van y vienen y que el lector no tiene por qué seguir de forma lineal o puede estar interesado en leer sólo sobre la relación del biografiado con ellos. O puede querer leer sólo sobre la recepción de una de sus obras, o sobre su paso por Washington, etc., o puede querer saber aquello que dice esa nota que, al hilo de un nombre, comenta que "veremos más adelante" (comentario imposible de seguir a no ser que el lector se ponga a leer la biografía de cabo a rabo en ese momento). De modo que cuanto más lo pienso y cuanto más avanzaba en el libro, más me sorprende que no haya índice, y más aun cuando Anna Caballé es la "responsable de la Unidad de Estudios Biográficos" de la Universidad de Barcelona. Sinceramente, para mí lo más básico y lo que dice todo a primera vista de una biografía (y he leído unas cuantas, no lo digo por decir) es su índice. Así que me tuve que hacer yo uno muy rudimentario a base de banderitas de colores y post-its, como se ve en la foto. Muy práctico, pero no lo suficiente y no algo que deba hacer el lector. Para mí la falta de índice es muy grave.
- En segundo lugar y lo segundo que miro cuando compro una biografía, así que también me chocó desde el principio: la falta de fotografías. De nada me sirve que los autores se esmeren durante párrafos enteros en describir una foto, si no la veo no es lo mismo ("una imagen vale más que mil palabras"). Yo pude salvar las distancias - a veces - consultando otros libros sobre Carmen Laforet que tengo y sí incluyen fotos (con lo cual no es como si no estuviera permitido o no pudieran verse). Y no puede ser que la familia no haya dado su consentimiento: se mencionan fotos de periódicos, etc. Y nunca está de más incluir también fotos de conocidos (públicos), etc. No tan grave como lo del índice, pero sí muy decepcionante.
- En tercer lugar: la falta - o trabajo mal realizado - de un revisor/corrector. Esto no es exclusivo de este libro, vengo comprobando desde hace mucho que las primeras ediciones - y nunca sé si se corrigen las sucesivas - se lanzan al mercado con muchísimos errores. Curiosamente, en este mismo libro se dice que la primera edición de Nada se puso a la venta "con numerosos errores ortográficos, léxicos y de puntuación. Se enmendarían en parte en las ediciones siguientes, pero lo cierto es que la abundacia de errores tipográficos sería una especie de marca de la editorial Destino, para desesperación de Miguel Delibes en el futuro". Pues bien, aquí han sido terriblemente fieles al "estilo Destino" y, efectivamente, Miguel Delibes - o cualquier lector con sensibilidad para estas cosas (y para mí el gusto por la lectura y la sensibilidad por estos temas son inseparables) - se hubiera llevado las manos a la cabeza con este libro. Un recuento rápido de los errores (ortográficos, tipográficos, de concordancia en frases, de inconsistencias narrativas, etc.) que marqué (y no marqué todos los que vi) indica que hay un error cada veinte páginas, lo cual para mí es muy elevado. Me indigna porque el libro cuesta 32 euros, que puede parecer caro de entrada, pero no lo es cuando se está leyendo y apreciando el esfuerzo y el buen hacer de los autores y los errores lo afean todo constantemente. Es como comprarse un traje de Chanel monísimo y buenísimo al que se le ven todas las costuras, hilos y remates.
Ejemplos: errores ortográficos, a veces tan escandalosos como Plaza Nabona (con B, sí, cuando es Plaza Navona, claro), Emily Brönte (por Emily Brontë; lo que comentábamos ayer no era tan aleatorio como parecía), Hawort (es Haworth), Foreing Office (es Foreign), la calle Martín de los Héroes (es Martín de los Heros, una calle en Madrid). Errores tipográficos como Linna por Linka, subrina por sobrina, estodounidense por estadounidense. Errores en las relaciones familiares, sobrina de Laforet cuando antes se ha dicho que era prima, apellidos de mujeres casadas que bailan y crean párrafos confusísimos en los que la misma persona parece tres diferentes, la Southern California University que para quien no sepa inglés se desdobla continuamente en su nombre inglés y su traducción, un párrafo idéntico de "copia y pega" de las circunstancias familiares de Ramón J. Sender en la guerra civil que se explica en dos ocasiones y que, sin embargo, en sus notas respectivas, una dice que su mujer fue ejecutada el 11 de octubre de 1946 y la otra nota dice 11 de octubre de 1936 (la correcta es esta última a juzgar por el texto duplicado que dice "al comienzo de la guerra"). Errores de concordancia: "la organización de este viaje para su amiga, y especialista en su obra, Roberta Johnson, no resultó nada cómodo". Etc., etc., etc. Cosas que son nimiedades sí, pero que afean el libro sobremanera, sobre todo si se tiene en cuenta lo fácilmente subsanables que son.
** Me intrigaba mucho desde siempre cómo sería la voz de Carmen Laforet, si tendría acento canario, etc. Buscando en el archivo de RTVE si tenían un programa de televisión al que la invitaron y que fue catastrófico (no está en la web), encontré que un segmento de Radio Nacional en el que entrevistaban a Cristina Cerezales sobre su libro Música blanca comenzaba con una grabación de su madre. Muy curioso. Disponible aquí.
*** Biografía, por cierto, que destacan como ganadora del "Premio Gaziel 2009 de biografías y memorias". Yo no me guío mucho por los premios ya de entrada, pero es que en estos tiempos que corren soy aun más escéptica. Antes de comprar esta biografía, leía en El País que no sé qué reportaje de investigación suyo había ganado el premio tal... premio que otorgaba, curiosamente, el Grupo Prisa. Así que cuando investigué qué era el Premio Gaziel no me sorprendió tanto comprobar que el premio lo concedían la Fundación Conde de Barcelona y... RBA Libros (la editorial de la biografía). Imparcialidad total, claro.
Gracias a esta biografía me enteré por fin de cuál era el número de la calle Aribau donde transcurría Nada y donde, en la vida real, vivía la familia paterna de Carmen Laforet y donde ella nació y pasó un par de años al volver de Las Palmas. Y no, por más que he pasado por la calle Aribau nunca había visto la plaquita hasta el día que hice estas fotos.
miércoles, 2 de junio de 2010
Carmen Laforet. Una mujer en fuga, de Anna Caballé e Israel Rolón
Publicado por Cristina en 9:21
Etiquetas Álbum de fotos, Barcelona, Libros
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Creo que esta entrada tiene el récord de extensión de todo tu blog!! Pero la he leido (o leído, no lo sé nunca) de arriba a abajo y la he encontrado interesantísima. Y creo que las autoras del libro, deberían leerla también.
ResponderEliminarUn beso
La ausencia de revisor/corrector está siendo la plaga literaria de nuestros días...últimamente caen en mis manos unas ediciones que - literalmente- impiden la lectura del libro. Faltas, errores y una idea muy equivocada de la maquetación que no respeta ni los puntos y aparte. Se comenta mucho, es más que evidente ya.
ResponderEliminarY lo del índice onomástico... no tiene perdón de Dios. ¡Con la de biografías que se consultan en diagonal para completar datos de otros personajes...!
Así que gracias, Cristina, por ponernos sobre aviso.
Este es un post, que deberían de leer los editores del libro. Es muy interesante todo lo que cuentas,son errores que se subsanarían con revisiones hechas por profesionales.
ResponderEliminarParece mentira, porque un libro biografico requiere mucha investigación exhaustiva, un tiempo considerable imagino, lo del indice, es tan ovbio que cuesta creer... bueno digo todo esto como lectora, que yo ya ves que no pongo muchas veces los acentos jaja.
Por cierto, "Nada" es un libro impresionante, que leí con mucho gusto.
¿No te parece que a Carmen Laforet, le pasó como a J.D Salinger?
Bueno, he disfrutado mucho con tu entrada, un saludo.
jolll he puesto ovbio y es obvio¡¡¡¡¡ ya te digo...escribo cada vez peor.
ResponderEliminarMar: creo que tienes razón. Lo peor de todo es que no quería extenderme demasiado... pero me cargué el propósito en los asteriscos ;) Así que te agradezco la paciencia de haberla leído.
ResponderEliminarSamedimanche: me ha gustado mucho lo de "la plaga literaria de nuestros días", porque es totalmente cierto. Muy desagradable.
Pero bueno, no te quedes sólo con lo malo, que de verdad que el libro está muy bien a pesar de estas cosas que lo afean...
Ángeles: claro, es que si yo fuera el autor de un libro que sale tan desastroso en ese aspecto como este me sentaría fatal, no sé.
Es que de J.D. Salinger no sé mucho (leí hace siglos El guardián entre el centeno y ya). Carmen Laforet, con más o menos esfuerzo de su parte, fue, creo yo, algo más prolífica, más que nada porque escribía para periódicos cuando no podía escribir libros, también influyó, en los años 80, su enfermedad y demás y hasta lo que yo sé, Salinger no estaba enfermo, ¿no? Pero el caso es que visto desde fuera, desde el punto de vista del lector que desconoce lo que pasa entre bambalinas, sí que tienen puntos en común.
Y ahora no os pongáis paranoicas con las faltas de ortografía. Aparte del hecho de que no sé qué pasa en los comentarios que quedan siempre fatal, está el hecho, como dije el otro día, de que aquí nadie se está ganando el pan escribiendo esto, así que... relax :)
Después de haber leído muchos artículos sobre este libro debo decirte Cristina que tu entrada es de sobras lo más interesante sobre él hasta la fecha. Clara y concisa, me encanta tu prosa crítica.
ResponderEliminarY coincido plenamente con los apuntes sobre tan extrañas ausencias en el índice y la corrección ortográfica, cosas, por cierto, fácilmente subsanables con el creador de índices y corrector de cualquier procesador de textos...
El sábado pasado leí una reseña en Babelia sobre este libro y me gustó. Ya veo tú interés por Carmen Laforet. Leí hace años un libro precioso. Son las cartas que se escribieron en una época Ramón J Sender y Carmen Laforet. Se llama "Puedo contar contigo". Te lo recomiendo a mi me encantó.
ResponderEliminarUn saludo
Teresa
Iris: ay, muchísimas gracias por lo que dices. Yo evité, como siempre que tengo un libro entre manos, leer críticas del libro en cuestión, pero ahora me has picado la curiosidad y voy a leer algunas a ver qué dicen.
ResponderEliminarTeresa: el artículo de Babelia no lo leí, pero ayer me dijo mi padre que me lo había guardado (en Madrid), así que tarde o temprano lo leeré. Puedo contar contigo lo tengo desde hace mucho y debería - de haber seguido un orden riguroso - haberlo leído antes que la biografía, pero me lo salté. En la biografía lo mencionan y citan mucho. Siempre he tenido ganas de leerlo, ahora más si cabe :)
Acabo de encontrar otra biografía de Carmen Laforet: venía en la biliografía de mi ejemplar de Nada. Es de otro de sus hijos, Agustín Cerezales, no sé si tendrás ganas de repetir la experiencia después de Música Blanca. Te paso la referencia:
ResponderEliminarCerezales, Agustín, Carmen Laforet, Ministerio de Cultura, Madrid, 1982
Me da miedo la ausencia de corrector y lo de que en esta biografía no tenga un índice onomástico: en la edición española de Emily Brontë de Winifred Guerin tampoco hay, supongo que sí existe en la edición inglesa, no?
Conocía poquísimo a esta mujer...la verdad es que casi nada. Gracias a tu entrada me he forjado una imagen sobre ella; mujer valiente, con fuerza, con secretos, como cualquier persona...y llena de vitalidad.
ResponderEliminarMe encantaría acercarme un poco a sus libros, en cuanto me sea posible.
Por lo demás, estoy de acuerdo contigo en relación a lo que comentas de libro. Vamos, que no lo he leído ni ojeado, pero eso de que no exista un indice onomástico en una biografía, dice mucho... Las fotografías...me parecen imprescendibles. Y...como no!, que revisen un libro antes de llevarlo a la imprenta!!! Fundamental!!
En fin...espero que tengas suerte y alguien concierniente a la edición de este libro, te escuche.
Besos!!!
LittleEmily: ¡lo tengo! Y no está mal, muy breve, pero nada que ver con Música Blanca por suerte. Y uno que sí incluye bastantes fotos y al que yo recurría para ver algunas de las que se describían en esta biografía. Escrito, además, cuando Laforet aún vivía.
ResponderEliminarCon lo que me has dejado de piedra es con lo de que a la biografía de Gérin de Emily Brontë, con lo carilla que es, le hayan arrancado de cuajo el índice. Me parece lo peor, ¡qué timo! En inglés claro que tiene, y muy bien hecho, además, es muy fácil localizar cosas en él, porque trae lo más destacado de cada nombre también; de hecho nunca he visto una biografía inglesa que no tenga y pocos libros de no ficción sin uno. ¡Pero si hasta los catálogos de novedades de Oxford University Press traen índice onomástico!
María: pues te animo a que leas Nada si no la has leído, ya verás qué maravilla de libro. Por lo demás que comentas... en fin, yo, con el libro ya leído y en la estantería, sigo incrédula...
No comparto su sintonío con los autores. Caballé, la profesora, como la define Rosa Montero, ha pretendido, con la fántastica docmentación de su alumno Rolón (según explica en su libro)descifrar el misterio Laforet. Vana ambición de profesora. Para ello es capaz de decir mezquindades, como que era fea, estaba desarreglada, enamoro a Sender y de ahi el interés de este, incluso cazo a su marido etc. No le da verguenza a la profesora feminista caer en ese gravísimo engaño? Les recuerda algo? No se deberá el silencio mas bien al rechazo machista de la época a que una bella joven, inteligente, culta, valiente, libre y mucho mas, ostentara un lugar?? los grandes supieron siempre apreciar su talento Azorin, Sender..... Por tanto, la profesora, desprecia también la opinión de esos grandes y para que??? para salir de profesora y vender libros a costa de una de las mas grandes autoras, sino la mas de nuestra literatiura del sigloXX. Sra, Caballé usted no ha escrito la biografía definitiva, su alumno recupreró una buena información que ha malgastado en si misma, y la prueba es lo mezquino que resulta escribir 500 páginas de algo que es evidente no le interesa, con una información regalada. Lo nunca visto. Supongo estos fenómenos tan CHEAP no se dan en otros paises pues uno perdería su prestigio, e incluso su puesto en la universidad.
ResponderEliminarDudo mucho que pueda superar la belleza y la fuerza de ese gran espíritu libre que nos transmite tan bien CARMEN LAFORET. Y voy mas lejos, en su vida y en sus muchas obras, que no parece ni que haya leido. En cuanto a su altura intelectual, supongo que con los años compartidos con Cerezales, y sus propios méritos, esa vida, se vivía en casa, es decir, de puertas ppra adentro, sin necesidad de dar conferencias. Su divorcio, fué también osado en aquella época.Perdone , pero creo mas en que su visión es sesgadísima, que en que Cerezales la coaccionase en NADA. Es que hacía lo que quería solo en lo que a usted le interesa?
Estoy segura de no ser la única que opina así.
En definitiva, es un libro muy engañoso y sesgado que utiliza documentación real para ilustrar basura.Muy típico hoy en día supongo.
Bueno, bueno... calma y tranquilidad, por favor.
ResponderEliminarPrimero quiero decir que yo no tengo nada que ver ni conozco de nada a Anna Caballé y que si hay algo que es "cheap" en esta vida es meterse personalmente con alguien sólo porque uno no esta de acuerdo con su labor profesional. Cualquier crítica u opinión personal de la biografía es bienvenida, pero la animosidad personal sobra.
En segundo lugar, no conozco a Carmen Laforet más que por su obra, como la mayoría de la gente, así que no puedo juzgar si la biografía de Anna Caballé e Israel Rolón es fiel a la realidad de la autora o no. Que era fea no se dice en ningún momento en la biografía, es más, se hace siempre hincapié en la belleza de sus rasgos, desde que era jovencita en Canarias, hasta sus últimos años públicos en Madrid. Y además creo que importa bastante poco: me cansaba un poco en la biografía que se comentara siempre lo guapa que era porque, sinceramente, llegados a este punto y con la obra de Laforet en la mano, poco importa que fuera guapa o fea. Lo que sí se dice y se apoya con comentarios de la propia Laforet es que en ciertas épocas tendía a ir desaliñada. Lo mismo con lo que se dice de Manuel Cerezales, el divorcio, etc. Todo ello se basa en lo que escribía y comentaba Laforet. Es decir, que es una percepción subjetiva basada en la de Laforet, no creo que pretenda ser una visión objetiva de la relación y ruptura del matrimonio. Es sesgada abiertamente, no creo que nadie lo niegue, puesto que - repito - se basa en las opiniones personales de una de las partes.
El hecho de que exista una biografía sobre Carmen Laforet no quiere decir que no pueda haber más, así que si alguien piensa que la de Anna Caballé e Israel Rolón no es fiel a la realidad, lo mejor que puede hacer es dejarse de polémicas personales y ponerse manos a la obra con otra biografía, a su entender, más fidedigna. Así todos ganan/ganamos.
Hola, acabo de descubrir tu blog a raiz de "Cargada de libros" y tenía que comentarte.
ResponderEliminarMe está gustando mucho, y se nota, en post como éste, que te lo trabajas, así que felicidades.
El libro no lo he leído, y "Nada" lo tengo en mi lista de libros pendientes, así que no te puedo comentar... pero en lo que sí te voy a dar la razón es en lo común (desgraciadamente) que es encontrarse con errores tipográficos, faltas de ortografía y un largo etcétera. Acaba minando la resistencia del lector, y como tú, creo que a cualquiera al que le guste la literatura le importa (y mucho) ese tipo de errores.
Sigue así. Saludos.
Muchas gracias por la visita y el comentario.
ResponderEliminarNo lo dudes con Nada, es un libro impresionante (al menos a mí me lo parece).
Lo de los errores, faltas, etc, es terrible. Deberían tomar medidas, pero ya veo que a algunos les da un poco igual.
Un bravo por María Civit,totalmente de acuerdo con ella.
ResponderEliminarMarta Siete
Ayer me fui a Aribau 36 y me imaginé a Carmen Laforet, toda pequeñita y pizpireta ella, bajando por esas escaleras sin ascensor y saliendo luego por la puerta de esa finca del ensanche en una fria mañana de 1940, la calle casi sin coches, y girando después a la izquierda para bajar por Aribau en dirección a la universidad. Y toda Europa estaba ya en guerra y España devastada por la reciente guerra civil, y me pregunté si ella se imaginaría entonces languideciendo cincuenta años más tarde en una residencia de ancianos madrileña. Me hubiera gustado saber el nombre y la naturaleza exacta de la enfermedad o enfermedades que padeció la escritora en sus últimos años. No comprendo por qué sus biógragas lo han omitido en este libro.
ResponderEliminarTambién se me olvidó decir que la fea foto que aparece en portada de la biografía de Carmen Laforet se podría haber elegido con mejor tino. En internet circulan bastantes fotos en los que la escritora aparece mucho más guapa y atractiva, con una fascinante y soñadora mirada tras la cual se adivina su vulnerabilidad.
ResponderEliminarCristina entiendo que llames a la tranquilidad a Marta Civit, pero es que tiene razón! Ana Caballé -y ella lo dice porque imagino que lo ha vivido- es mediocre, sin más. Tampoco como ofensa, ella es así en su trabajo; si al menos intentara lo contrario, valoraríamos su esfuerzo, pero es que tampoco hay interés por su parte
ResponderEliminarCristina. He leído con sumo interés tus comentarios sobre la biografía de Laforet. Porque es una mujer que me fascina, y el olor a col hervida me persigue desde que, hace años, leí Nada. Voy a seguir tu blog porque seguro que sigues publicando cosas interesantes.
ResponderEliminarHola Cristina. Acabo de terminar la biografía y, en general, coincido bastante con tu análisis, especialmente con la sensación de que la inconcreción en lo que respecta a su enfermedad hace que se pierda un poco el hilo a lo largo del último tercio del libro y se desdibuje la visión general de "la foto". Igualmente resulta desagradablemente sorprendente la ausencia de fotografías que apoyen la redacción. En cuanto al índice onomástico, en mi edición de Círculo de Lectores sí que aparece ya, supongo que lo corregirían rápidamente pues la edición de Círculo también es de 2010.
ResponderEliminarSin entrar en detalles, mi conclusión es que Laforet fue una mujer con gran talento pero que no supo despejar la incógnita que era ella misma en la ecuación artística y, sobre todo, vital.
Un saludo