¡Y que a estas alturas haya que seguir aclarando que se trata de Elizabeth Taylor, "la escritora"! Mucho se ha hablado del injusto "olvido" de Elizabeth Taylor y una de las principales explicaciones suele ser - en palabras de Javier Marías hablando de otra cosa pero que me valen igual - que "los libros hechos y presentados con modestia por sus autores corren el peligro de pasar inadvertidos, más aún en estos tiempos impúdicos de permanente autobombo por parte de cualquier debutante o indocumentado. No por ello tienen menos valor del que tienen..." Pero yo también creo que le ha hecho daño su nombre: su nombre de casada, de soltera era Elizabeth Coles. Por lo visto este mundo sólo tiene cabida para una Elizabeth Taylor.
La otra Elizabeth Taylor escribía desde su casa en una zona plácida de Inglaterra donde se dedicaba a atender a su marido y a sus hijos y a pensar, según ella misma reconocía, sus novelas mientras planchaba y similares. Era tímida y la vida glamurosa no le iba en absoluto, apenas concedía entrevistas. Se conformó con forjar unas cuantas amistades literarias y le bastaba la aprobación de estas. De ahí todo el revuelo que se montó hace unos meses cuando Nicola Beauman - mandamás en la editorial Persephone - publicó la biografía de esta mujer que, como tantos otros escritores (Elizabeth Gaskell sin ir más lejos), pedía a sus familiares y amigos que destruyeran sus cartas. Tuvo la mala suerte de tener un amante y que este guardara sus cartas y que Nicola Beauman - más de treinta años después de la muerte de Elizabeth Taylor - se decidiera a airearlo en la biografía.
Curiosamente en la introducción a mi edición (de portada bastante fea y que ni dice nada ni viene demasiado a cuento) de At Mrs Lippincote's, escrita antes de la publicación de la biografía, Valerie Martin comenta la normalidad, la placidez de la vida de Elizabeth Taylor y bromea (diría yo que bromea) con la idea de que un buen día esa imagen se rompa en mil pedazos por algún gran drama de este tipo. Acertó.
At Mrs Lippincote's es la primera novela de Elizabeth Taylor. Después de conocerla a través de su penúltima novela y leer una novela intermedia, con la biografía famosa esperándome al final del camino, he decidido continuar con mi costumbre de lectura cronológica y volver a sus inicios, a su debut en 1945.
Los libros de Elizabeth Taylor son libros que no se pueden resumir porque sus resúmenes son absurdos e insatisfactorios: un matrimonio, Roddy y Julia Davenant, acompañados por su hijo de siete años y la prima de Roddy se mudan en plena guerra a la casa de la señora Lippincote, que se ha ido a vivir a un hotel. Roddy está destinado allí con el ejército. Eleanor, la prima, encuentra trabajo en un colegio local. Julia se ocupa de la casa y de Oliver, un niño que da la impresión de ser un poco un enfermo imaginario pero al que el lector coge cariño por ser un lector voraz. Durante su estancia allí pasan cosas y no pasa nada. No hay un gran final, no hay una conclusión, es como mirar por una mirilla un rato. Elizabeth Taylor narra en tercera persona, crea personajes reales como la vida misma, complicados, enrevesados, retorcidos, a los que es imposible juzgar precisamente por lo bien delineados que están. No es fácil ponerse de parte de nadie porque todos tienen su parte de razón, su parte de culpa.
Pensaba haber leído este libro a finales del año pasado, pero por querer tomarme un descanso con la guerra, lo dejé para más adelante. Curiosamente, pese a que el resumen de la contraportada te avisa de la presencia de la guerra, es un libro donde la guerra está muy difuminada. Siempre presente, sí, es imposible que no lo esté, pero, tratándose de Elizabeth Taylor, todo se dice de forma muy discreta, muy de pasada, sin aspavientos. Y al estar Roddy en un puesto militar, el racionamiento y las dificultades en la cocina, siempre tan presentes en la literatura de guerra, apenas se notan.
Elizabeth Taylor decía que ella no narraba, sino que escribía en escenas porque la narración la aburría. Es un estilo que me suele gustar mucho, porque se toma al lector en serio y le deja mucho margen, margen para recomponer, para rellenar, para entender. Quizá por esta aparente sutileza, sorprende la franqueza de la historia y cómo, de nuevo siempre sin aspavientos, es capaz de nunca morderse la lengua con nada. Muchas de estas escenas, además, están repletas de deliciosos detalles como alguien subido a una silla cuyo asiento antes ha cubierto con un periódico. Elizabeth Taylor escribe en escenas pero también en pequeños y aparentemente insignificantes detalles. Lo mismo con su prosa: sus frases son de aquellas de "parpadea y te lo perderás" pero si no parpadeas y no te lo pierdes, entonces te quedarás boquiabierto por lo que tan pocas palabras tan bien elegidas pueden llegar a decir. De nuevo, Elizabeth Taylor confía en la inteligencia de sus lectores, de nuevo no le hace falta ni andarse con rodeos ni gritar. Para Elizabeth Taylor, en todos los sentidos, menos siempre es más.
Este libro lo compré el año pasado en Londres porque cuando lo hojeaba con una cesta de Waterstone's llena no hacían más que saltarme cosas Brontë a la vista. Y al leerlo ahora no me extraña que así fuera, porque el libro está plagado de principio de fin. Oliver, muy precoz a sus siete años y un ávido lector, llega a la casa de la señora Lippincote leyendo Jane Eyre y el hecho de que el ático de la casa esté cerrado con llave dispara su imaginación. Pero no queda ahí la cosa y para mí ha sido un aliciente extra lo de encontrar las muchas referencias.
Así que aunque puede que llegue a la polémica biografía dentro de mucho, mucho tiempo, yo seguiré haciendo camino al andar con sus libros. Aunque, como se puede ver (cualquier excusa es buena para hacer fotos con la cámara nueva) tengo que ir rellenando huecos porque aún me faltan unos cuantos. A Elizabeth Taylor la plancha, por lo que se ve, le cundía muchísimo.
De Elizabeth Taylor sólo está traducida Angel, que es probablemente su novela más "diferente". Hay quien dice - no siempre de forma despectiva - que leída una novela de Elizabeth Taylor, leídas todas. De alguna forma es bien cierto, de otra hay que tener en cuenta que lo mejor de Elizabeth Taylor no es lo que cuenta, sino cómo lo cuenta. Fue al mismo colegio que Jane Austen, Abbey School, y, como su predecesora, trabajaba también sobre un minúsculo marfil. Quien encuentre - que los hay - todas las novelas de Jane Austen iguales - y, como las de Elizabeth Taylor, de alguna forma lo son - pensará lo mismo de Elizabeth Taylor. Quien sepa apreciar el fino arte de Jane Austen apreciará también el de Elizabeth Taylor, no porque sus temas se parezcan, nada más lejos, sino porque ambas dominan la historia y el estilo, porque da gusto ponerse en sus manos.
Recomendado: este artículo reivindicativo (uno más, es imposible leer a Elizabeth Taylor y no preguntarse el porqué de su olvido y querer reivindicarla) en inglés de 2007.
martes, 12 de enero de 2010
At Mrs Lippincote's, de Elizabeth Taylor
Publicado por Cristina en 8:45
Etiquetas Álbum de fotos, Brontë, Citas célebres, Libros
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De momento, lo que he leído de Elizabeth Taylor no me ha convencido demasiado: Angel me costaba muchísimo y lo tuve que abandonar. Éste que comentas me ha parecido interesante así que lo pondré en la lista, a ver cuando te pones con A Game of Hide and Seek que también me hace gracia.
ResponderEliminarPor cierto, en Hibernian tienen Palladium que por lo que he leído también promete.
Cada vez que hablas de un libro de esta mujer, me siento muy tentanda a leerlo. Y más con lo último que nombras...que acudió al mismo lugar donde estudió Jane Austen, que escribe de lo cotidiano...Intentaré buscar algo de ella, primero que no sea Ángel...jeje.
ResponderEliminarUn abrazo!!
LittleEmily: a mí Angel me gustó, pero no tiene nada que ver con los otros dos libros suyos que he leído, y también he visto en muchas ocasiones por ahí gente que lo comenta como un libro "atípico" de E. Taylor. Anímate a probar con otro a ver qué tal.
ResponderEliminarPalladian lo he tenido varias veces en la mano allí y siempre he acabado dejándolo para más adelante. Obviamente cuando lo quiera no estará...
María: la mala noticia es que sólo tiene traducido Angel por aquello de que rodaron la película :( Es una pena, porque yo creo que te podría gustar mucho. Pero bueno, siempre los tienes en inglés :)
Ni siquiera las inexactitudes ensombrecen tus deliciosos apuntes: Ángel (Anagrama, 1986: ¿de cuándo es la película?) no es la única novela de (Coles)Taylor traducida al castellano:
ResponderEliminarEn el verano (In a summer season)salió con el sello Alcor (Ediciones Martínez Roca)en 1989. Y:Una vista del puerto (A View of the Harbour) fue publicada por Alfaguara en 1990.
Ah, y Mrs. Palfrey at the Claremont fue publicada por Bruguera (Narradores de hoy) en la estupenda traducción de Clara Janés como: El hotel de Mrs. Palfrey, en 1986.
ResponderEliminarGracias por la información. Me ha sorprendido mucho que haya tantas obras traducidas. Pensaba que había consultado el catálogo de la Biblioteca Nacional pero no debí hacerlo.
ResponderEliminar¡Hola, Cristina!
ResponderEliminarNo sé por qué, hoy me he sentido tentada de leer algo de Elizabeth Taylor, que últimamente me han llegado noticias de ella por diversas fuentes y no conozco su obra todavía. Me he tomado la libertad de escribirte porque me da la impresión de que, en este mundo blogosferil, eres quien mejor me puede recomendar. :-) ¿Por qué libro empezarías? A mí lo de leer en orden cronológico no me disgusta, pero tampoco quiero juzgar toda su obra por el primer libro que escribió, que probablemente no será el mejor...
¡Muchas gracias de antemano!
Halcombe
Ufff... difícil, muy difícil. El primero que yo leí fue el penúltimo, Mrs Palfrey at the Claremont http://93bcn.blogspot.com.es/2008/04/mrs-palfrey-at-claremont-de-elizabeth.html y ya ves que me enganché, o sea que es muy recomendable. Angel es de las más conocidas, pero a mí no me parece que la represente del todo bien, aunque es una buena lectura.
EliminarEsta en la que has comentado me gustó mucho también. Es una novela más "pequeña" que las otras, en el sentido en que es de esas en que no pasa gran cosa y lo que pasa es interior, pero los personajes, la ambientación, la narración son excelentes.
Y por último está Palladian (como ves me queda mucho de su obra por leer), que te gustará sobre todo si te gustan Jane Austen o las Brontë, aunque hay referencias inesperadas a todas ellas a lo largo y ancho de toda su obra.
Soy consciente de que no he ayudado mucho, pero creo que lo mejor es que los hojees, sobre todo tú que puedes acercarte a cualquier librería/biblioteca y hojearlos de verdad, y cojas el que más te apetezca. ¡Suerte!
¡Hola de nuevo!
ResponderEliminarNo te creas, me ayuda mucho para ir desenredando la madeja y saber por dónde empezar. Lo primero que haré es leerme todas tus reseñas (porque tengo que admitir que me había quedado en esta) y luego sí, acudiré a la biblioteca y a las charities, que son mis proveedoras habituales de libros. :-) En todo caso, ya me pasaré para contarte qué tal. ¡Un abrazo!