Seguimos teniendo dulces navideños en el armario, pero los sábados sin repostería no son lo mismo y menos si sabes que tienes un bote de clotted cream en el frigorífico a punto de caducar (calma, aún nos queda uno de reserva cortesía de mis padres en su visita de diciembre). Así que ya que en verano hicimos scones de limón, que les daba un toque muy frresquito, ahora - en pleno invierno - tocaba hacerlos de naranja.
La inspiración de hacerlos de naranja es de una receta que vi la primera vez que buscaba recetas de scones hace siglos, pero el otro día al mirarla me di cuenta de que implicaba hacer los scones de forma totalmente diferente a la habitual. En parte debería darme igual porque mi memoria para las recetas es de Teflón igual que los moldes de los scones y sea la primera o la décima vez que la hago suelo tener que andar consultándola. Pero lo que no me daba igual era que el resultado final de la receta conocida - tan rica - cambiara. Otra vuelta por internet resultó en un montón de recetas de scones de naranja Y arándanos rojos. Pero yo sólo quería de naranja así que... improvisé. Ralladura de media naranja por aquí y unas cuantas cucharadas de zumo por allá y voilà.
Por otra parte y sin que sirva de precedente esta vez me acordé de que las cantidades de la famosa receta dan para una tanda de scones y que luego siempre nos damos cuenta cuando estamos metiendo la primera en el horno y hay que ponerse deprisa y corriendo a hacer la segunda que, con la mantequilla ya más caliente, siempre queda peor. Así que dupliqué las cantidades y, misterios de la repostería, en lugar de salir los 24 scones habituales de las dos tandas, el sábado salieron "sólo" 20. ¿Quién se ha comido mis cuatro scones?
Olía de maravilla en la cocina mientras se hacían. Además, he redescubierto las naranjas y ahora hasta hay días que me tomo una después de cenar (eso es lo nunca visto, literalmente). Supongo que como con todas las frutas, terminaré volviendo a la casilla de salida, pero mientras dure y mientras las naranjas sigan saliendo tan ricas, yo seguiré pasando gustosa por esa inefable sensación que es que te chorree el juguillo por la mano y empiece a gotear a la altura de la muñeca. Hay días que me planteo seriamente imitar a Miss Matty (de Cranford) y sorber el zumo directamente por un agujerito hecho en la cáscara.
Por supuesto la primera repostería del año y de la nueva temporada es también la primera repostería con la cámara nueva. ¡Qué fácil ahora! Un clic y ya está, foto nada borrosa al canto. Y es curioso porque ahora al tardar menos en tomar una foto válida me voy por los cerros de Úbeda y acabo haciendo tropecientas probando esto y aquello, aunque el resultado final sea un sinfín de fotos bastante parecidas de scones. Antes se me agotaba la paciencia y ahora se me va a agotar la memoria del ordenador (las fotos de ahora ocupan más de cuatro veces más que las de antes).
Y para desayunar nos pusimos las botas con la clotted cream. A mí, como siempre, se me van los ojos a la parte de la etiqueta donde pone las cantidades de grasa, calorías, etc. (poca sal, eso sí) que contienen 15 minúsculos gramos. Pero luego es que es saborear la combinación scone+clotted cream y te da igual todo hasta que el estómago te pesa no 15 gramos sino cuarenta toneladas más.
Diría todo eso de que por una vez no pasa nada, bla, bla, bla pero mentiría porque el bote de clotted cream de reserva caduca en mayo.
¿Cuánto habrá que planchar para quemar las calorías de, ya no 15, sino de 1 gramito de clotted cream? Por lo menos tres juegos de sábanas o algo así. El caso es que con la plancha de ayer vimos una película más de 1936 (¡lo que da de sí ese año!): The Bride Walks Out (Cásate y verás), con Barbara Stanwyck y un final supuestamente feliz para la época que hoy en día es más agridulce que otra cosa.
¡Qué pinta! Mmmmmmm. Nunca he probado los scones ni la cotted cream, pero seguro que están buenísimos porque siempre he oído maravillas :-) Los tuyos arecen madagnelitas, ¿no? Me refiero a la forma.
ResponderEliminarSaludos matutinos,
Tanakil.
Pues los scones son facilísimos (de verdad) de hacer. Más difícil es lo de la clotted cream en Barcelona aunque se puede comprar por internet.
ResponderEliminarSí, los míos no son de la forma típica porque no tengo el molde necesario para cortar la masa y los hago en el molde para madalenas, pero como la forma no creo que altere el sabor no pasa nada ;)
Yo tampoco he probado nunca los scones, pero viendo tus fotos, me están entrando unas ganas!!! Lástima que no puedo tomar mantequilla. ¿Quizás el zumo de naranja apelmazó un poquito la masa y por eso salieron menos scones??? Pero se ven esponjosos y casi, casi huelen desde aquí.
ResponderEliminarMmmm ¡qué buena pinta tienen!
ResponderEliminarVaya, ¡salen enlaces que yo no he puesto otra vez!
ResponderEliminarDesde luego, podriais montar una pastelería. Todo tiene una pinta de lo más apetecible. Un abrazo.
ResponderEliminarHola, mmmm que bueno el clotted cream, recuerdo el cream tea que tomamos en Richoux este verano estaba para morirse de bueno, aunque en vez de té era... chocolate jaja.
ResponderEliminarTengo que probar hacer scones en casa, a ver si me salen, estos se ven estupendos, ah los "encargos" han ido estupendamente, a saber, dos tarros de mermelada de fresa Wilki&Sons, galletas de Marks&Spencer, rooibos de vainilla,una caja metalica muy mona de Portobello y el se ha comprado un lector, un rufinito vaya, más que nada porque yo no suelto el mio, asi que como cada vez es más dificil de encontrar por internet(de hecho esta descatalogado) decidimos comprar otro, la paz matrimonial esta asegurada, jjeje, un saludo.
Angeles
Elvira: ya recuerdo que dijiste una vez lo de la mantequilla. Desde luego si es así mejor ni te acerques a los scones :( No sé, la masa, como tú dices, ha quedado esponjosa, que es como siempre queda. Yo creo que simplemente los hice un poco más grandes, no sé.
ResponderEliminarY sobre lo de los enlaces... estaba pensando que a lo mejor se crean automáticamente cuando alguien viene de una de esas entradas tuyas a mi blog (?)
Begoña: anímate a hacerlos o, si no te apetece, tradúcele a tu madre la receta y que te los haga ;) La clotted cream la tienes en Living in London.
Mar: jajaja... sería una pastelería muy poco rentable, porque somos más bien lentos. Y eso no es lo peor: lo peor es que nos lo comeríamos todo nosotros mismos ;)
Ángeles: ¡hala, vaya botín! Qué suerte y qué envidia, por ejemplo, con lo de las galletas de Marks & Spencer (que además me han hecho recordar su zumo de limón...). ¡Y un rufinito más! Cuánto me alegro de que os guste tanto, se leen tantas tonterías sobre los lectores electrónicos por ahí que da gusto encontrar gente que sabe de qué va el asunto de verdad. Manuel y yo de momento somos bien avenidos y se nos da bien turnarnos.
Que disfrutes de tus encargos :D
He visto que en todos los blogs de mi lista que tienen posibilidad de enlaces, se han hecho solos. Lo mismo pasó la otra vez.
ResponderEliminarPues ni idea, Elvira :(
ResponderEliminarLlevo varios días paseando por tu blog, me encanta, haces dos de las cosas que a mi me fascinan, leer y cocinar.
ResponderEliminarEsos scons tienen una pinta buenisima. A mi me los enseñó una argentina descendiente de irlandeses y los disfruté mucho, pero me parece que los tuyos son más esponjosos. Una delicia.
Tengo un blog sobre libros, si quieres verlo
www.loslibrosdeteresa.wordpress.con
Un saludo
Teresa
¡Bienvenida! Gracias por el comentario. Ahora me paso por tu blog :)
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