Para volver a hacer la tarta de zanahoria entraron en juego dos factores: 1) que desde hace semanas yo insistía en que quería hacerla de nuevo y 2) el fiasco de la semana pasada. En lo que no entró ningún factor más que la locura transitoria y el recuerdo de que la otra vez había quedado "pequeña" fue en lo de hacerla doble. Por lo visto los americanos hacen así muchas tartas, como se ve en los paquetes de muchos preparados. En lugar de hacer una tarta grande y cortarla por la mitad para untar el relleno, ellos hacen dos tartas y se ahorran el cortar, que siempre es un procedimiento de alto riesgo. Con las tartas de tener en el horno mucho rato no me atrae la idea (telehorno está bien, pero las repeticiones ya son demasiado incluso para una adicta como yo), pero en esta de zanahoria el tiempo de horneado es de 20 minutos (en teoría, al menos), es decir, el tiempo justo para meter la primera al horno y hacer la segunda mientras la primera se hace. Misterios de la cocina, y con los mismos ingredientes y temperatura, la primera tarta se hizo en 25 minutos y la segunda en 35. La cocina es una pura sorpresa.
La cocina olía de maravilla, eso sí. Y yo llegué justo a tiempo para sentarme en primera fila a ver la segunda sesión de telehorno. Por otra parte, algo diferente tuvimos que hacer el año pasado para que la tarta quedara "pequeña" y que, sin embargo, este año cada tarta quedara de tamaño normal. Cuando sacamos la primera del horno y metimos la segunda nos sentimos como unos auténticos glotones por no conformarnos con una sola. ¡Pero de verdad que el recuerdo de la del año pasado era que nos habíamos quedado cortos!
Al sacar la segunda hicimos la deliciosa-deliciosa mezcla de queso Philadelphia y azúcar glas para el glaseado. De todas los glaseados que hemos hecho no exagero si digo que este es el único que ha merecido la pena. De hecho, un día creo que voy a hacer la mezcla simplemente para untar en pan o tostadas. O para chuparme los dedos a secas. Es que es... hmmmmm.
Manuel, que es el encargado oficial de extender los glaseados, se puso a ello: primero un poco entre las dos tartas a modo de delicioso pegamento y después por la capa de arriba. Un poquito de canela de adorno y, voilà! la tarta más grande del mundo en proporción al número de comensales.
Pero está tan rica que por glotones que seamos que nadie se preocupe que nos zamparemos hasta la última miguita. Empezamos probándola el sábado por la noche, luego vino el desayuno ayer y etc., etc. Irresistible. Además, glotonoes o no, es un tarta de lo más satisfactoria: es muy fácil de hacer, por lo que hacer esta mole no costó nada, y es muy fácil de comer, por lo que cualquier posible resquicio de culpa se queda rápidamente por el camino. Y... esto... ¿no era muy buena la zanahoria para la vista?
Sigo pensando que la plancha no creo que queme demasiadas calorías, pero es lo que hay los domingos. Ayer tocaba Double Wedding (Doble boda) (¡todo era doble este fin de semana!), de 1937, de acompañamiento. Dos de los protagonistas eran la pareja cinematográfica del momento: Myrna Loy y William Powell. La película es una juerga constante, pero la historia que hay detrás del rodaje es tristísima. En pleno rodaje, Jean Harlow, que no sale en esta película pero que era la prometida de William Powell y muy amiga de Myrna Loy, murió a los 26 años. El rodaje se paró, pero tarde o temprano hubo que retomarlo y ya digo que la película es una juerga constante, así que no es raro que los dos actores le cogieran un poco de tirria. Según la wikipedia, William Powell afirmó que terminar el rodaje había sido "muy difícil dadas las circunstancias" y Myrna Loy escribió en su autobiografía que aborrecía la película, aunque entendía que no era más que un chivo expiatorio.
Y por último, para acabar con mal sabor de boca esta entrada precisamente, un artículo que recomiendo y que a su vez me recomendaron a mí el viernes: 'Archisílabos' a tutiplén. Aplaudí al leerlo.
Ah, sí. ¿La tarta? Ya queda un poco menos de la mitad. Ejem.
lunes, 8 de febrero de 2010
Tarta de zanahoria doble
Publicado por Cristina en 9:21
Etiquetas Álbum de fotos, Cine, Con las manos en la masa, Cosas de casa
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¿Y luego me dices que no envidie tu metabolismo? Si yo comiera tantos dulces como vosotros, a estas alturas ya no pasaría por la puerta, jaja!
ResponderEliminarHe leído la mitad de ese artículo que enlazas y me ha gustado, pero era demasiado largo. ;-)
Madre mía, tú dirás que es de tamaño normal, pero yo la veo gigantesca. ¿Será que tu nueva cámara sobredimensiona los objetos? :)
ResponderEliminarTremenda pastelerización, glaseación y horneación!!!
ResponderEliminarEs una de mis tartas preferidas y esta tiene una pinta...OMG!!!
Vaya peazo tarta! Tiene una pinta!
ResponderEliminarRespecto a los archisílabos... pues vaya catedráticos! Porque en la universidad nos "enseñaron" a diferenciar aquellas palabras referidas al concepto de las que se refieren al proceso: tutoría-tutorización, excepción-exceptuación, título-titulación, y demás pertenecientes al ámbito de la Educación y la Pedagogía...
Elvira: jajaja... no sé, no sé, yo creo que a este ritmo sí que tendremos que agrandar las puertas de casa ;)
ResponderEliminarIris: no, no, no... yo decía que CADA tarta era de tamaño normal y que, por supuesto, las dos juntas dan como resultado una mole. La cámara capta la realidad, que en este caso es enorme ;)
Samedimanche: yo creo que también es de mis tartas preferidas. Hmmmm.
Guacimara: ya entiendo a lo que tú te refieres y supongo que este señor también estará al tanto. Pero yo creo que precisamente eso es lo que dice, que no se usan las palabras porque tengan un significado distinto sino simplemente porque son más largas y suenan mejor. Vamos, yo he tenido conversaciones con gente que para conseguir sonar muy rimbombante usa palabras de estas largas pero con el significado de las cortas. Y sólo hay que ver cualquier telediario para observarlo también.