No lo niego, cuando me topé con estas galletas en internet (que son una receta de la famosa Nigella Lawson) lo que más me llamó la atención no fue la buena pinta que tenían ni que llevaran cacao ni que fueran facilísimas de hacer. No, lo que me llamó la atención fue el toque final: una vez que se tiene la masa lista, se hacen bolitas del tamaño de una nuez - y he aquí lo que me gustó - se aplastan con un tenedor, que es lo que les da su aspecto característico con sus rayitas centrales. El aplastamiento y posterior aspecto fue tan satisfactorio como esperaba.
Por otro lado, con estas galletas por fin hemos comprado una harina más para nuestra "colección". Una harina que yo me resistía a comprar por algo tan superficial como la razón por la que elegí estas galletas: el nombre. Y es que... ¿cómo alguien puede bautizar una harina como Bizcochona? ¡Es un nombre espantoso! Y cada vez que lo digo o lo pienso me suena a viejo de pueblo diciéndolo de una moza que pasa por delante. Es una imagen mental que no anima a la repostería. En inglés, la "Bizcochona" se llama "self-raising flour" y no es otra cosa que harina ya mezclada con levadura. Supongo que alguien en algún sitio habrá calculado las proporciones de harina y levadura que se pueden utilizar para prescindir de la Bizcochona, pero el viernes haciendo la lista de la compra fue ligeramente más fácil escribir "Bizcochona" (con la imagen mental correspondiente mientras la apuntaba) que venir al ordenador y hacer la búsqueda. Las búsquedas se me dan cada vez peor y se va extendiendo a la vida real. Supermercado, viernes por la tarde:
Cristina: voy a por la Bizcochona (dolor de algo por dentro), que una vez me dijiste que la habías visto aquí [nuestro supermercado es pequeño y de productos normalitos; productos "innovadores" los justos].
Manuel: ¿te lo dije?
Cristina: creo que sí. (Va y vuelve con las manos vacías de la sección de harinas)
Cristina: pues no hay, pero juraría que me lo dijiste un día.
Manuel: pues no sé, no me acuerdo.
(Siguen comprando)
Manuel: (con la Bizcochona en la mano) ¿pero cómo no la has visto si estaba ahí?
Cristina: ¿con las harinas?
(Se dirigen de nuevo a la sección de harinas y Manuel señala la Bizcochona, claramente a la vista).
En fin, negada para las búsquedas. Eso o que mi cerebro se negó a identificar un producto con un nombre tan feo.
Las galletas ya digo que son facilísimas de hacer, en un momentito la masa está lista y se puede hacer eso tan extrañamente divertido de aplastar las bolitas con el tenedor. Eso sí: en la bandeja del horno hay que ponerlas MUY separadas. Mi gran miedo con las galletas - bueno, uno de ellos, ya he contado muchas veces que me imponen las galletas - es precisamente que en la bandeja se forme una única gran galleta gigante. Así que las intento poner siempre muy bien separadas, pero con estas fui justita y telehorno fue muy tensa puesto que algunas se tocaron un poco. Por suerte ya estaban un poco hechas y sólo se tocaron sin solidificarse. Con la segunda tanda - salieron como treinta y pico galletas) - pensé que las estaba poniendo más separadas y se juntaron más (de nuevo sin solidificarse), qué ojo tengo. Oler, olía de maravilla, eso sí.
Las galletas están ricas, pero son normalitas, no hay una gran sorpresa en el sabor. Si las volviera a hacer - y con lo fáciles que son no lo descarto (bueno, vale, lo que yo quiero es volver a aplastar la bolita, es adictivo) - pondría un poco más de cacao, que no sé por qué extraña razón en nuestro caso se quedó en un plano bastante discreto. Pero están ricas y son monas.
Por otra parte ayer la plancha me la amenizaron los Goya, así que no hubo comedia clásica. Pero eso no quiere decir que no haya habido películas este fin de semana. Manuel siempre está en mitad de alguna y, como él dice, yo "me engancho a todo" (una excepción clara en eso son las películas asiáticas. Y sí, es una gran generalización, pero es la verdad, no me enganchan). El sábado estuve a punto de engancharme a X-Men 2 y si no me enganché fue porque Manuel estaba poco por la labor de contarme la primera película en un par de minutos (y, teniendo en cuenta mis conocimientos de cómics, seguramente habría tenido que remontarse más aun) y porque estaba liada haciendo otras cosas. Después de comer, me instalé yo con mi manta y mi libro en el sofá y Manuel se puso a contarme el argumento de la película que estaba viendo entonces. Si me engancho sin saber el argumento, cuando me cuentan el argumento ya no me separo: qué película más emocionante, The Rainmaker (Legítima defensa). Manuel puede ver - y ve - una película detrás de otra (siempre haciendo otras cosas, que nadie se lo imagine con la mirada fija en la pantalla constantemente), pero yo soy más de una y se acabó. Así que cuando esa se terminó, me disponía a leer hasta la hora de la repostería cuando resultó que la siguiente película que tocaba era Sleeping Beauty (La bella durmiente) de Disney (emitida en Cuatro hace casi tres semanas, ya os imagináis que aún tardaré un tiempo en ver Camino a este ritmo). Manuel es tan implacable con este ritmo cronológico como yo con el de los libros de cada autor, así que si la quería ver era entonces. Así que la vimos. Yo la había visto hace siglos y verla de nuevo y en inglés fue como verla por primera vez. Me gustó a pesar de ser un poco kitsch, como decía Manuel. Eso sí, dudo que hoy en día una película para niños tuviera zonas tan oscuras.
Así que otra cosa no, pero películas en esta casa - aunque prescindamos de la dominical - las hay para parar un tren. Y cosas dulces también, claro.
lunes, 15 de febrero de 2010
Granny Boyd's Biscuits
Publicado por Cristina en 9:21
Etiquetas Álbum de fotos, Cine, Con las manos en la masa, Cosas de casa
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BIZCOCHOOOOOOOONA!!! Iehe, moza!! Jajaja!! Pero que mente tan retorcida tines, que cosas te imaginas!! Jajaja!!
ResponderEliminarOye, pues las galletas, a pesar del nombre de los ingredientes (que yo me rio, pero el nombre tiene tela...), tienen muy buena pinta.
¿Mente retorcida la mía? ¡Mente retorcida la del que bautizó la harina!
ResponderEliminarSí, quedan muy chulas estas galletas, ¿verdad?
jajaja...a mí también me flipa lo de bizcochona, pero tienes razón!!!! Veo a los agüelos desdentados en el poyete de la plaza de la iglesia gritándote con acento maño "eeeeeeeehhhhhhhhhhh, bizcochoooooona! Ay que ver la mozaaaaaaaaaa!!!
ResponderEliminarY ya también la pierdo de vista en el súper porque está junto a las sopas y tiene un aspecto similar.
Claro, si es que es una imagen mental que viene sola, no hay que echarle mucha imaginación :D
ResponderEliminarMe alegra ver que no soy la única que tiene problemas para encontrarla entre lo demás ;)