viernes, 26 de febrero de 2010

Empanada

Yo sigo con mis estrenos culinarios. Hace unos meses hice empanadillas y, como se pudo (no) ver, no documenté el evento para al blog, lo que significa que sin ser un gran desastre tampoco fue para tirar cohetes. Además hacer las empanadillas me aburrió tanto como liar los canelones. Lo único que me entretenía mientras las hacía era acordarme del famoso sketch de Martes y Trece (¿Encanna?). Menos mal que la lasaña es a los canelones lo que la empanada es a las empanadillas.

Así que después de semanas queriendo hacer empanada y nunca terminando de decidirme fueron los hados del supermercado los que me dieron el empujón final. Hasta el momento sabía que cuando por fin me decidiera, tendría que ir a otro supermercado porque en el nuestro no tenían la masa para empanada de La Cocinera, que era la que yo quería usar (que conste que no estoy patrocinada). Pero curiosamente un día apareció allí, junto a la masa brisa y el hojaldre y me lo tomé como una indirecta. No me lo pensé dos veces.

Todo esto de ir dejándolo era en parte, sí, la pereza de ir a otro supermercado, pero sobre todo una idea preconcebida (y ayer comprobé que errónea) de que hacer empanada era muy engorroso.

Ayer por fin me puse manos a la obra siguiendo, como siempre, las indicaciones de la asesora culinaria (con atención telefónica 24 horas, tuve que llamar en pleno proceso para consultar una duda).

¡Hacer empanada es facilísimo! Me gustó, salvo por el hecho de que lleve cebolla. Odio la cebolla. Una vez cocinada, y según el plato, la llevo bien (Manuel siempre dice que para no gustarme la cebolla cocino mucho con cebolla, lo sabe bien porque si está en casa le recluto para que la pique). Picar la cebolla es, para mí, el mayor trauma culinario. Odio que salte el tomate al freírse, me pone nerviosa el momento de darle la primera vuelta a la tortilla, odio las cosas que saltan en el horno y lo dejan hecho un asco... pero nada se parece a lo que odio picar la cebolla. He probado todo lo que he encontrado en internet: meterla un rato en el congelador, dejar el "cogollito" para lo último, etc. Y, sí, funcionan, pero hasta cierto punto. El problema es que no me hace llorar, me deja ciega directamente: no me lloran los ojos, así que el escozor se me queda dentro impidiéndome abrirlos y me empieza a picar la nariz. Es todo un número que implica desesperación y muchas escapadas al baño a lavarme con agua... para luego volver a la cocina y empezar de cero. Y luego cuando empiezo a cocinar la cebolla el número se repite en versión suavizada. Insisto: odio la cebolla.

Pero luego da resultados tan ricos como la empanada de ayer. La decoración no es gran cosa porque no sabía muy bien qué hacer, estaba poco inspirada.


Quedó tan rica y me gustó tanto hacerla que ya le dije a Manuel que desde ese momento se convertía en habitual y no en un experimento puntual. Y además es imposible que nos la comamos de una sentada, y las sobras siempre son bienvenidas. ¡Viva la empanada!

6 comentarios:

  1. Oh, te ha quedado perfecta! Yo hice una hace mucho tiempo siguiendo la receta de El cocinero fiel, y la verdad que también me pareció bastante fácil, aunque yo elaboré además la masa.

    Mi madre me regaló el año pasado un aparatejo de plástico para cerrar las empanadillas, que a lo mejor te resulta útil y acorta muchísimo el trabajo. Creo que lo compró en un chino y la verdad que es muy cómodo.

    saluditos!

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  2. ¡Hiciste la masa y todo! Uy, yo para eso soy muy vaga. Si tuviera que hacerla creo que la eliminaría de la categoría de "plato habitual" ;)

    He visto el utensilio ese pero, la verdad, con la misma combinación de ingredientes y sabores prefiero la empanada a las empanadillas igual que prefiero la lasaña a los canelones.

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  3. Tiene buenísima pinta. A mí me pasa lo mismo que a ti con la cebolla, pero con el agravante de que luego me sienta fatal. Así que por muy rica que esté, la evito completamente en mi cocina.

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  4. Te ha quedado super bien, yo me he llego a poner las gafas de la piscina para cortar cebolla aún asi... pero si es poca cantidad si que funciona y cuando me siento trabajadora corto un monton con el alligator y la congelo en bolsas,un saludo.
    Angeles

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  5. Elvira: pues mira, eso que "ganas" con lo de que la cebolla te siente mal, así ya no te queda más remedio que evitarla a toda costa. En mi caso, es sólo a mis ojos a los que les cae mal. Mi estómago no protesta y el paladar sólo a veces ;)

    Ángeles: ¡¡yo lo había pensado!! Lo de las gafas de piscina, digo. Hasta el punto de tenerlo medio reservado para mirar en los "chinos" cuando llegue la temporada de playa y piscina. Lo de congelarla no es mala idea, pero yo me veo incapaz de hacerlo aunque a la larga sea mejor y Manuel, que la pica sin quejarse cuando se lo pido, tampoco creo que esté muy por la labor de pergarse un atracón de picar cebolla, la verdad.

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  6. Hola! Encontré tu blog por casualidad y hace unas semanas que empecé a leerlo desde la primera entrada. Hoy, que he llegado a esta, me he decidido a comentar para decirte que la cebolla hay que picarla respirando por la boca en vez de por la nariz y evitando hablar mientras se hace. Si además mojas el cuchillo que estás usando, no se suele llorar. Lo importante es que las sustancias irritantes no entren a través de la nariz :) Bueno, a estas alturas seguramente ya lo sabes! En fin, felicidades por un gran blog!

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