
Ya me ha pasado alguna otra vez: parece que me autoboicoteo al colocar los libros en la estantería. Sigo leyendo la obra de Barbara Pym - poco a poco - por orden cronológico y, durante unos minutos, gracias a los libros mal ordenados en la estantería, estuve convencida - llegué a elegir señal para él, etc - de que me tocaba leer
A Glass of Blessings (
Los hombres de Wilmet). No recuerdo cómo me di cuenta del error, pero el caso es que al poco tiempo tenía el problema subsanado y
Less than Angels entre manos. Ya ha quedado patente en muchas ocasiones que los números no son lo mío pero cuando una ve que más de una vez el orden cronológico en la estantería se le resiste la cosa empieza a alcanzar límites insospechados.
Y, efectivamente, no hubiera sido tan grave equivocarme de libro (ya me ha pasado más veces con otros autores; luego me da un poco de rabia, pero si he disfrutado del libro me da un poco igual) pero a medida que voy leyendo más de Barbara Pym me doy cuenta de que probablemente habría sido de las autoras con las que supondría una metedura de pata mayor. Barbara Pym no se quedaba encasillada en un mismo tema (prueba de ello es este libro, sobre esto más abajo) pero sí que voy notando que, libro tras libro, va construyendo y sentando las bases de su mundo en miniatura. En miniatura porque es creación suya y en miniatura porque todo es cotidiano en general. De modo que si en otros libros no era raro encontrarse con un cameo de la propia autora entre las páginas, en este me sorprendió y no me sorprendió toparme con un par de breves menciones a Mildred Lathbury (y, digamos, su entorno, que no quiero destripar nada), la protagonista del estupendo Excellent Women (Mujeres excelentes). Me sorprendió como encontrarme con alguien que hace tiempo que no ves por la calle, pero no el hecho de que estuviera allí. Y esto, aparte de agradable, es muy gratificante para el lector (sobre todo para el lector que, como yo, se autoimpone el orden cronológico) y un bonito detalle de parte de la autora.
Como decía, Barbara Pym diseñó un mundo en miniatura pero no por ello poco variado. Es cierto que nos toparemos con pocas eminencias o con poca gente pobre, pero ella y sus protagonistas se mueven en la clase media entre la que se movían y probablemente se mueven aún sus lectores. De modo que para el lector común el mundo creado por Barbara Pym es bastante similar al mundo que conoce y en el que se maneja, si bien los personajes que lo pueblan no siempre son del tipo que nos rodean, mucho menos cuando uno no reside en Inglaterra. Pero como dice Salley Vickers en la introducción de mi edición, lo que hace que las historias de Barbara Pym sean universales y, a pesar de sus años de olvido, hoy puedan leerse sin problemas (como las historias de Jane Austen, con quien tanto se la compara) es que, para bien o para mal (en este caso para bien), Barbara Pym hacía caso omiso de las modas (tanto en cuestiones prácticas como teóricas) y de ese modo conseguía unas historias universales que, cincuenta y pico años después (Less than Angels se publicó por primera vez en 1955 y fue uno de sus libros de mayor éxito), siguen teniendo todo el sentido que tenían por aquel entonces.
En Less than Angels, Barbara Pym nos lleva a un mundo que conocía bien ya que durante muchos años fue editora de una revista del sector: el mundo de la antropología o, mejor dicho, el mundo de los antropólogos, que, con algunas excepciones, es idéntico al mundo de cualquier gremio formado por personas: hay amores y desamores, hay dilemas morales, hay arribistas, hay caraduras, hay gente buena, hay cotillas, hay interesados, hay ricos, hay gente que no sabe muy bien lo que quiere, etc.
Así que Less than Angels cuenta la historia de un grupo de jóvenes antropólogos en diferentes situaciones, los "superiores" que los rodean y que dan idea del mundillo en que se mueven y se moverán, las familias y amigos de algunos de ellos y, en medio de todo esto, Catherine Oliphant, que no es antropóloga, sino escritora de artículos y relatos para revistas de mujeres (y me pregunto si inspirada por la auténtica
Margaret Oliphant, de quien no he leído ni conozco apenas nada así que no puedo salir de dudas). Catherine Oliphant que, podría decirse, es la antropóloga de los antropólogos, la que observa su comportamiento y decide cómo actuar con ellos. Catherine Oliphant que, en común con tantas otras heroínas de Barbara Pym, es al mismo tiempo un poco dispersa y en cuya cabeza bullen todo tipo de citas literarias (en general de poetas del siglo XIX) y a la que le gusta pensar en sí misma como una especie de Jane Eyre (y se pregunta si los hombres también se comparan a sí mismos con Rochester o Heathcliff). Catherine Oliphant, ayudada por los excelentes personajes secundarios que la rodean (Mark y Digby en especial), se ha convertido en uno de mis personajes Pym preferidos hasta el momento (después de Mildred Lathbury, eso sí). No me atrevo a decir que siempre será así ya que la propia Pym decía que Catherine había sido una de sus preferidas pero que por entonces (esto lo decía en 1964 en una carta a Philip Larkin) prefería a Wilmet (de A Glass of Blessings (Los hombres de Wilmet)) y a Prudence (de Jane and Prudence).

Por cierto que, por casualidades de la vida (o porque voy leyendo la estupenda poesía de Philip Larkin muy poquito a poco), estos días en que he estado leyendo a Barbara Pym, ambos han vuelto a coincidir sobre mi mesilla (da igual que una tenga poca - por no decir ninguna - tendencia al insomnio, mis libros duermen en la mesilla de noche por si las moscas). Aún no he explorado demasiado su amistad ni su correspondencia (incluida en A Private Eye, meta de mis lecturas Pym) pero me basta con saber que eran buenos amigos y que fue Philip Larkin (y también Lord David Cecil) quien a finales de la década de los setenta contribuyó a sacarla del olvido en que había caído injustamente. De las combinaciones literarias que se han visto sobre mi mesilla creo que esta tiene que haber sido de las más agradecidas.
Ya para concluir no puedo dejar de decir que Less than Angels no sería un auténtico Pym - que lo es - si no destacara del él las risas, las pequeñas grandes frases de la señorita Pym, el omnipresente té y lo puramente inglés del entorno. Una joya más de Barbara Pym que, aunque (¿aún?) sin traducir, recomiendo a quien pueda encarecidamente.
Mis lecturas anteriores de Barbara Pym:
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Excellent Women (Mujeres excelentes)-
Jane & Prudence-
Some Tame Gazelle