¡Ha vuelto la repostería! Después del parón navideño y aunque aún nos quedan algunos restos dulces navideños, este fin de semana no pudimos resistirnos a empezar a estrenar nuestros nuevos libros de recetas.
Como estábamos un poco desentrenados y con los dulces navideños ingeridos aún muy presentes, optamos por algo sencillito: Pastel Madeira, llamado así no porque lleve vino de Madeira ni porque provenga de esa isla (aunque el pastel también es típico en Portugal y conocido allí como pastel inglés) sino porque solía acompañarse en la merienda inglesa de ese vino.
En casa no teníamos vino de Madeira para hacer el experimento de complementarlo pero doy fe de que, no sé si porque realmente está así de rico o porque hacía mucho que no tomábamos repostería casera, el caso es que el trocito que no pudimos resitirnos a compartir por la noche del sábado me supo a gloria y Manuel es testigo de que si dije una vez lo delicioso que estaba lo dije mil. ¡Qué bueno!
Y eso que en realidad es un bizcocho normal y corriente: un cuatro cuartos un poco modificado al que se le pone la ralladura de un limón. Nada más. Eso sí, menos mal que en la introducción del libro de recetas (Dulces y pasteles, de Trish Deseine) sobre los utensilios y demás, ya advierte de que cada horno es un mundo y que lo mejor es conocer tu horno más que fiarte a ciegas del tiempo de horneado marcado en la receta. En este caso el tiempo de horneado recomendado era de una hora, cosa que de entrada a mí ya me pareció excesiva a la vista de la cantidad y la consistencia de la masa. Y efectivamente se confirma que tengo buen ojo para los tiempos (la prueba de ello es que Manuel sigue sin fiarse del todo cada vez que elijo un molde o sugiero algo - normal por otra parte - pero con los tiempos se fía totalmente) porque a los 40 minutos yo decreté que aquello ya estaba y así era, hasta el punto de que para felicidad de Manuel y sin llegar a estar tampoco seco, al bizcocho no le queda ni rastro de humedad.
Tuve que cambiar de lugar de sesión de fotos porque la cómoda donde normalmente hago las fotos del dulce recién hecho está medio invadida (en proceso de dejar de estarlo) por mi ordenador antiguo, que va migrando partes aquí y allá). Y como le dije a Manuel me estoy planteando cambiar el sitio de forma permanente, porque la luz con la que quedaron las fotos que hice el sábado por la noche me gusta mucho.
También ayuda que por una vez y sin que sirva de precedente me acordase de espolvorear un poco de azúcar glas por la superficie. Manuel siempre me lo recuerda y piensa que no lo pongo porque no quiero, pero lo cierto es que simplemente me olvido, aparte del hecho de que para poder espolvorear el bizcocho tiene que estar totalmente frío, como era el caso el otro día, porque si no lo absorbe todo.
El domingo por la mañana desayunamos ya sendos trozos en condiciones y me siguió sabiendo a gloria este bizcocho. Y después película: me temo que sin querer he dejado indocumentadas las películas clásicas que hemos visto a lo largo de la Navidad (al contrario que la repostería, no ha habido parón en cuanto a la plancha por fiestas), pero diré que ninguna nos ha decepcionado y nos hemos reído mucho con todas. Ayer yo empecé a reírme incluso antes de que comenzara la película: un accidente tan tonto como un poco de agua derramada sobre la mesa, un pequeño río incontrolable que acechaba al ordenador que tenía allí Manuel y yo cinco minutos fuera de combate llorando de la risa. Cosas absurdas de las que se ríe una.
El caso es que la película de ayer era Mr Blandings Builds His Dream House (Los Blandings ya tienen casa), de 1948 con Myrna Loy y Cary Grant, divertidísima pero también muy agobiante el ver cómo al pobre señor Blanding se le va de las manos la construcción de su nueva casa. Pero estuvo bien y resulta que una de mis películas favoritas de infancia (y no le haría ascos a verla ahora), The Money Pit (Esta casa es una ruina) es un remake (un poco diferente, eso sí) de esa película. De pequeña debí de ver como mil veces Esta casa es una ruina, grabada en VHS, hay escenas que recuerdo perfectamente, como si la cinta de vídeo me pasara por la cabeza, de lo mucho que me hacían reir. Era una de mis películas de ver mil veces. En casa de mi tía - donde pasábamos las tardes - mi madre y mi tía ponían The Sound of Music (Sonrisas y Lágrimas) por lo menos (¡por lo menos!) un par de veces a la semana (de ahí que me sepa las letras tan de memoria como las de Los Miserables; ahora me doy cuenta de que éramos (¿seguimos siendo? Mi madre es adicta a la miniserie de Orgullo y prejuicio ahora) un pelín obsesiva) y en los huecos que dejaban y en los que yo no estaba jugando con mis bolsas en el pasillo veía Esta casa es una ruina. Así que ver la primera adaptación de lo que por lo visto surgió como una novela ayer y con esos actores me gustó mucho.
lunes, 17 de enero de 2011
Pastel Madeira
Publicado por Cristina en 10:10
Etiquetas Álbum de fotos, Cine, Con las manos en la masa, Cosas de casa
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Mmmm... ¡qué rico! Y no tiene pinta de ser grasiento.
ResponderEliminarHuy, cuánto tiempo hace que no lloro de risa, es buenísimo!!!
Ay que hambre y yo a dieta!!!!
ResponderEliminarNo sabía que Esta casa es una ruina, fuera un remake, a ver si consigo hacerme con la primera, se puede saber de dónde las sacas tu??
Que pinta más buena tiene. Me entran ganas de hacer uno esta tarde.
ResponderEliminarEsa peli me la apunto, con lo que me gusta Cary Grant. Este año se cumplen 25 años de su muerte
Besos,
¡Qué buena pinta tiene el bizcocho! Ahora me comería un trocito con un poco de té.
ResponderEliminarAnoche acabé de leer "Un jardín olvidado" de Kate Morton, libro que añadí a mis "wishlist" tras ver tu crítica. He estado enganchada como una posesa. Hacía tiempo que un libro no me enganchaba de esta manera...
Ahora voy a probar con Barbara Pym.
Ya os contaré.
Creo definitivamente que tus juegos infantiles merecen un post propio!!!
ResponderEliminarEl bizcocho con una pinta increible, seguro que ya no debe quedar ni las migas!!!
Un muaquis.
Qué buenos recuerdos tienes de la infancia :)
ResponderEliminarEl bizcocho será sencillo pero cumple muy bien su propósito, jeje.
saluditos
Mi hermano y yo nos sabíamos los diálogos de esta casa es una ruina (Ana, banana...)y -curiosamente- de Siete novias para siete hermanos. Es lo que tiene ver cine en família y compartir un sentido del humor un tanto surrealista.
ResponderEliminarY estupendo ese pastel. Casi puedo olerlo desde quí.
Tiene muy buena pinta, Cristina. Con los libros de cocina y lo bien que se os da la repostería...creo que voy a tener muy en cuenta, paserme por tu blog de la mano de un dulce.
ResponderEliminarEstoy con Mar: ¡queremos un post sobre tus juegos de niña! Lo de jugar con las bolsas me parece surrealista.
ResponderEliminarSuerte que me he pasado por aquí hoy tortell en mano, qué buena pinta la de las fotos, a ver cuando me decido a hornear un bizcocho...
Pues a nosotros también nos quedan aún muchos dulces navideños. Creo que tardaremos en preparar ningún postre. Antes hay que hacer desaparecer los kilos cogidos en fiestas. Pero, un pedacito de tu bizcoho...
ResponderEliminarElvira: sí, yo creo que este te gustaría, porque de grasiento no tiene nada.
ResponderEliminarDina: es Manuel el que se encarga de todo lo de las películas del domingo, así que no tengo ni idea de cómo llegan a la pantalla. De hecho las películas siempre son sorpresa, nunca sé nada acerca de cuál será por anticipado.
Emma: pues si te gusta Cary Grant (¿a alguien no?) no dejes de ver esta película. Está genial en ella. No sabía lo del 25 aniversario de su muerte este año, así que gracias por decirlo.
Crafty-Marta: ¡qué bien lo de El jardín olvidado! Engancha un montón ese libro :D Barbara Pym es un estilo totalmente diferente pero espero que no por ello te guste menos.
Mar: los juegos infantiles irán saliendo en lo que me vaya acordando de ellos, pero yo diría que los más reseñables (el de las bolsas y el de mi "perrito" Cao) ya los conté en la entrada de Arriba y abajo ;)
El bizcocho se acabó ayer, así que nos cundió bastante.
Lillu: efectivamente, eso es lo importante, ¿verdad? Y se agradece que sea sencillo y quede tan rico. Los hay muy elaborados que no dicen gran cosa a veces.
Samedimanche: ¡qué casualidad de lo Esta casa es una ruina! Y veo que yo tenía Sonrisas y lágrimas y vosotros Siete novias para siete hermanos. Realidades televisivas casi paralelas ;)
María: sí, hoy que ya no queda bizcocho a mí también se me ponen los dientes largos al ver mis propias fotos ;)
LittleEmily: jajaja... lo de las bolsas y lo de mi "perrito" Cao ya lo conté en la entrada de Arriba y abajo. Si me acuerdo de más ya irán saliendo, pero creo que esos eran los dos estrella.
Enrique: eso decíamos nosotros: aún hay dulces, hay que moderarse, bla bla bla... y llegó el sábado y ya ves. Si aguantáis admiraré vuestra fuerza de voluntad :)
Qué buena pinta! Hace tiempo que quiero hacer un Pastel Madeira, a ver si consigo una receta pronto.
ResponderEliminarPor cierto, si quieres que el azúcar glas de por encima quede mejor, espolvoréalo usando un tamizador o un simple colador, así queda más uniforme (lo que tardé yo en aprender ese truco tan simple).
Un abrazo!
Akane: si quieres que ponga la receta de este, dímelo y la copio en un momento, pero supongo que, siendo tan básico, está por todas partes en internet.
ResponderEliminarLo del azúcar glas, aunque no lo parezca, lo sé, pero, si te digo la verdad, me gusta más así, irregular.