Y así, como quien no quiere la cosa, Héctor cumplió su primer año a cientos de kilómetros de donde nació, cosa que sólo puede indicar lo viajero que es. El trayecto Barcelona - Madrid se lo conoce bien, ha estado en Londres y pronto pisará Edimburgo. Hay mucha gente que en mucho más tiempo no lleva tantos kilómetros recorridos a sus espaldas. Es bueno que haya salido cuadriculado-flexible, cuadriculado porque, quizá como todos los bebés, necesita una rutina que seguir, flexible porque lo sacas de contexto y lugar y el pobre se adapta bien. Quizá en Edimburgo me arrepienta de esas palabras, pero de momento, salvo por algún momento contado con los dedos de una mano, es un buen compañero de viaje.
Aún no camina, pero casi, y adora ponerse de pie a la primera de cambio. Gatea mucho y bien, eso sí. Y tener un niño que gatea por casa es como tener un perrillo: te pasas el día dando órdenes para que te siga o vaya a algún sitio y a veces incluso para que te devuelva un juguete que se ha ido lejos y lo puedas poner en marcha de nuevo.
Como todos los niños - y como su madre, yo, que ya dije que jugaba horas y horas con unas cuantas bolsas de plástico guardadas - juega de maravilla con sus muchos juguetes, se entretiene mucho él solo, pero hay mañanas en que ni los mira porque prefiere jugar con mis zapatillas de estar en casa o con el teléfono inalámbrico o con el móvil o con un paquete de galletas o con las sillas...
Pero si hay con algo con que se centra es con los cuentos. Puede sentarse él solo un buen rato y pasar las páginas (mejor aun si hay pestañitas que levantar) pero si le coges en brazos y se lo "lees", entonces ya se entretiene muchísimo más, claro. Su cuento preferido últimamente era uno regalado por una de mis primas, Peely Wally, hasta que - sí, lo confieso - se lo escondimos. Lo devolvimos a la estantería en parte porque podías verlo de principio a fin mil veces seguidas y no se cansaba, pero sobre todo porque berreaba en lo que tardabas en pasar desde la última a la primera página. Era agotador y muy estresante. Ahora se entretiene con otros más sosegadamente mientras yo debato internamente si me atreveré a comprarle la segunda parte en Edimburgo.
Es mimoso pero tiene muy mal genio. La gente que lo ve en su sillita por la calle piensa que es muy tranquilo sólo porque va quietecito mirándolo todo y diciéndoles adiós a los perros, pero en casa es un pequeño torbellino con especial debilidad por los cables y los enchufes. Como buena mejora de la especie, es más listo que nosotros: Manuel y yo tardamos un par de minutos en procesar cómo colocar el tope de seguridad en la puerta de la cocina, él tardó una milésima de segundo en entender cómo funcionaba y cómo seguir abriendo y cerrando la puerta a sus anchas. No hay nada que encuentre más irresistible que lo que encuentra por el suelo, ya sea una miguita de pan recién caída, un objeto no identificado o directamente una pelusa o un papelito: si lo que encuentra es media galleta desaparecida en combate (debajo del sofá) esa misma mañana la expedición debe de ser todo un éxito. Es fan total de la pantalla azul que sale en la televisión al cambiar de salida. Sigue adorando la Coca Cola (de vista) en todos sus formatos y no le hace ascos a nada de comer. Adora la crema pastelera y la sandía. Sabe muchas cosas, creo que más de las que imaginamos. Le encantan los globos. Es muy entusiasta. Muchas veces nos hace partirnos de risa.
Y ya tiene un año. Y sólo tiene un año.
miércoles, 25 de julio de 2012
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Publicado por Cristina en 7:28
Etiquetas Álbum de fotos, Cosas de casa
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Felicidades Hector
ResponderEliminar¡Pero qué guapísimo Héctor gateando! ¡Muchas felicidades, tanto a él como a sus padres! Y el pastel tiene una pinta...
ResponderEliminarQué maravilla! Muchas felicidades :) Seguro que da gusto verlo crecer y descubrir cosas.
ResponderEliminarsaluditos
Aish, menudo cliché, pero qué rápido pasa el tiempo, qué rápido. Muchas felicidades a Héctor y a los papás :)
ResponderEliminarFelicidades para tu pequeño!
ResponderEliminarEstado ojeando tu blog, y que hambre me ha dado!! Jeje.
Estoy de sorteo en mi blog gracias a Lanybook...
http://bloglavalsedamelie.blogspot.com.es/
Este muchacho nos va a dar muchas alegrías a los lectores...lo padres lo tendréis un poquito peor, jajaja.
ResponderEliminar¡Felicidades Héctor!
ResponderEliminar¡Felicidades a los tres!!!!!!!!!!
ResponderEliminarPues felicidades para todos¡!
ResponderEliminarFelicidades por los cumples y por la familia feliz que sois! Que es lo mas importante en la vida.
ResponderEliminar¡Qué guapo está Héctor aunque sea de cogote! Y te has olvidado de lo que le gusta la vainilla y los frapuccinos, que lo tengo comprobado en primera persona ;P
ResponderEliminar¡Muchas Felicidades! ¡Está para comérselo! Hay que ver lo mucho que ha crecido en un año, y ya se le van viendo los genes lectores. Espero que lo pasarais muy bien en familia y con esa apetitosa tarta. Besos.
ResponderEliminar¡Gracias a todas!
ResponderEliminarCierto, LittleEmily, el despiste con su pasión por la vainilla.
Muchas Felicidades!! Qué rica tarta, Cristina. Veo que tiene buenos genes lectores y los ha heredado desde luego,....
ResponderEliminarUn besin grande...me voy a tus regalos corriendo!!
Esperemos que los genes le "duren" de por vida. De momento, sí, con lo que más se entretiene es con los cuentos. ¡Gracias!
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