lunes, 4 de abril de 2011

Madalenas de manzana y canela

Lo bueno de no acordarse de las cosas es que, cuando las repites, las vives como si no las hubieras hecho nunca. Lo malo de tener un blog es que estás encantado con la supuesta novedad y de repente te enteras no sólo de que no es una novedad en absoluto sino que es algo que hiciste hace apenas unos meses. Al enterarte se te queda primero cara de tonto y después cara de confusión porque si fuera posible que alguien hubiera escrito una entrada y la hubiera colado en el blog sin que te enterases, estás convencido de que esa sería la entrada.

Todo esto para decir que yo llevaba toda la semana pasada ilusionada con hacer madalenas de manzana y canela el sábado. Busqué la receta, compré los ingredientes necesarios, etc., etc., todo tan feliz, supuestamente imaginando lo ricas que estarían una vez hechas. En mi cabeza era una gran celebración azucarada en caso de que me prohibieran el azúcar o algo. Por suerte hace un rato he recogido los resultados y el azúcar ha salido bien (otra cosa es el hierro...). De hecho, la comadrona me ha mandado comer más este mes (!) y me ha dicho que, como cree que me he estado moderando con los dulces, este mes puedo darme algún que otro capricho. Por supuesto yo no he mencionado la repostería de los sábados y me ha hecho gracia lo de sus sospechas acerca de mi moderación con los dulces. En fin, habrá que hacerle caso en ambas recomendaciones: lo de los dulces es sencillo, lo de comer más un poco más complicado cuando en general nunca tengo hambre y como por comer a las horas de las comidas.

El caso es que el sábado nos pusimos manos a la obra con ellas, yo troceando la manzana, que no me suele gustar asada pero que desde el streusel del año pasado, resulta que la manzana ácida envuelta en bizcocho me parece riquísima. No termina ahí la sorpresa de sabores: juraría que el año pasado preparando el streusel probé la manzana y yo - que en manzanas sólo me gustan las rojas y bien crujientes - confirmé que no era de mi agrado. Este año, pese a haber redescubierto las lentejas (mi plato más odiado) gracias a Mr X y que debería haberme curado de espantos en el tema de los nuevos gustos en las comidas, me siguió sorprendiendo el hecho de no poder resistirme a probar un trozo mientras la picaba y luego, cuando estaba picando la segunda, desear que sobrara un poco para poder comer más. Sobró y qué rica estaba. Ahora queda una entera que me reservo para merendar un día de estos. Y ya no sé si me sorprendería o no ir a la frutería a por más, con esto nunca se sabe.

El caso es que salieron dos tandas de madalenas, con pinta bien rica. Y blanditas-blanditas, algo muy de agradecer después del fiasco de la semana pasada. Qué difícil aguantar para probar alguna un poco más tarde.

Las probamos y... hmmm... ¡qué delicia! No sólo eran lo contrario del mazacote de las "galletas" de la semana anterior sino que habían quedado en ese punto glorioso en que el bizcocho se deshace en la boca. En fin, que me supieron a gloria.

El domingo por la mañana le comenté a Manuel, sentada delante de la lata que contenía más de 20 madalenas, que yo creía que podría empezar y comer una detrás de otra. No por hambre, en realidad, sino por lo ricas que estaban (es decir: glotonería pura y dura). Me veo en la obligación de aclarar que me contuve y que me limité a dos. Y aunque aún quedan muchas y sigo pensando que podría acabar con todas de una sentada si me lo propusiera, creo que no es lo que la comadrona tenía en mente cuando me ha dicho lo de "darme algún que otro capricho" y "comer más".

Y así pasó ayer todo el día con la lata llena de madalenas de manzana y canela en mente y con la fuerza de voluntad a flor de piel en un constante acto de contención. Si no las hubiera hecho yo, pensaría que estas madalenas llevan algún tipo de sustancia adictiva. Eso o que Mr X es más fan de la manzana ácida de lo que parecía incluso cuando la picaba el sábado por la tarde.

Total, retomando lo que decía al principio, me planto a escribir mi entrada ditirámbica sobre las madalenas en cuestión, busco en el archivo del blog el streusel de manzana para los antecedentes de la manzana asada y me encuentro que en octubre de 2010 hicimos estas madalenas: no idénticas, porque resulta que el tiempo que yo tardé buscando en internet una receta que me convenciera me lo podía haber ahorrado ya que tengo un libro que la trae. En fin, me consuelo queriendo pensar que, dado lo ricas que han quedado esta vez, esta nueva receta es incluso mejor que aquella, claro que no recuerdo absolutamente nada de esas madalenas, ni siquiera lo que escribí en su día me sirve para refrescar la memoria. Nada, no me acuerdo de nada, si acaso, con gran esfuerzo, de la foto de las madalenas con los chicles de canela. Nada más.

En fin, dejando los problemas de memoria de lado y volviendo al día de ayer, con el estómago lleno pero siempre con las ganas de más madalenas en mente, hubo plancha y película. Película muy a punto por una casualidad total: Father of the Bride (El padre de la novia), de 1950, con Spencer Tracy y, por supuesto, una jovencita Elizabeth Taylor. La película es de sobra conocida así que poco cabe decir sobre ella, más que el hecho de que yo no la había visto nunca, aunque, como le aclaré a Manuel (y sería mejor que me hubiera callado): "sí que he visto el remake... (arqueamiento de ceja de Manuel)... muchas veces... (más arqueamiento)... Pues no está tan mal (la ceja se sale de la frente)".

10 comentarios:

  1. A lo mejor estás sufriendo de placenta brains. :)

    Así es más emocionante, lo viviste todo como la primera vez y las madalenas tienen una pinta que yo también me las comeria todas de una sentada :)

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  2. ¡Creo que tengo eso! Al menos con estas madalenas, seguro. Con otras cosas también soy/estoy un poco olvidadiza pero no sé si es cosa mía innata o transitoria.

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  3. Me alegro de tu éxito con la receta y te comunico aunq imagino q a estas altura ya lo sabrás q lo de la memoria va apeor, o por lo menos en mi caso fue así...

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  4. Como no las puedo probar, te diré que son una verdadera gozada para la vista!!
    Y también te cuento que, ahora que me he iniciado en la repostería, me compré moldes de silicona para madalenas en forma de corazón.
    Ahora sólo tengo que encontrar una receta fácil de hacer!! Ya te explicaré.

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  5. Estan buenísimas, yo las hice la semana pasada, y duran varios días jugositas y tiernas.
    Acompañadas de un buen té, forman una merienda exquisita.

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  6. Tienen mejor pinta las de este año, han subido mejor.
    Me consuela ver que los fallos de memoria no son exclusivos de los de mi edad para arriba. :-)

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  7. Ñan que buena pinta y esta hora es horrorosa para ver algo asi...
    Lo de la memoria no hace falta ni estar embarazada, yo me noto cada vez más, memoria de pez.

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  8. Pues a mi me sonaba mucho pues es de las primeras entradas que te comenté. Si no hubiera sido por eso te aseguro que no me hubiera acordado pues para mala memoria la mía.
    Besos

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  9. Esta tarde he comprado 2 kilos de manzanas ( estaban de oferta ) y he pensado comeremos manzana toda la semana. Ya sé donde voy a invertir unas cuantas, tienen una pinta buenísima.
    Me alegra el buen resultado de la prueba del azúcar
    Besos
    Emma

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  10. Dina: ¿quiere eso decir que dentro de unos meses me habré vuelto a olvidar por completo de estas madalenas y las saborearé de nuevo como si fuera la primera vez que las como? ;)

    Mar: ¡yo quiero ver los resultados de esa nueva afición tuya a la repostería! Y más con esos moldes tan curiosos.

    Rosa: sí, son una delicia. En mi caso el té las acompaña para el desayuno y te doy al razón: van muy bien juntos.

    Elvira: sí, yo creo que la receta que encontré era mejor que la del libro, así que no hay "mal" que por bien no venga. Y no, ya ves que lo de la memoria no es cosa de la edad ;)

    Ángeles: ¡pobre! Yo creo que los lunes deberías dejarte lo de leer mi blog para después de cenar o algo ;)

    Enrique: qué casualidad que justo esa fuera de las primeras entradas. Ángeles y tú los dos decís que tenéis mala memoria... ¿la casa está llena de post-its? ;)

    Emma: pues ya sabes, sí, unas buenas madalenas son perfectas para dar cuenta de esas manzanas. Que las disfrutes :)

    ¡Gracias!

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