Como ya dije, este fin de semana largo son las fiestas de la Mercè, así que ayer nos aventuramos entre la muchedumbre y vimos algunas de las actividades. A mediodía fuimos a la Barceloneta, en parte para ver el encuentro de cometas y en parte porque yo recordaba que la vez anterior que estuve aquí por la Mercè allí había puestos de algodón de azúcar. Pero esta vez no había ni uno. Y luego en la playa tampoco había demasiadas cometas. Pero bueno, estuvimos sentados un rato en unos escalones de la playa, viendo las pocas cometas y disfrutando de la brisita marina. No nos podemos quejar.
Y luego a hacer lo típico: a comer en una de las terrazas que hay en el Paseo de Juan de Borbón. Yo desde por la mañana tenía muy claro lo que iba a pedir: Tan ricos como buena pinta tienen.
Y después de comer, nos fuimos al centro, creyendo que en el Ayuntamiento se podían ver los gigantes que desfilarán esta tarde en la cabalgata (que yo ya vi un año y es muy chula). Pero no pudo ser, porque parece que sólo era por la mañana. Aunque no hay mal que por bien no venga. Ya que estábamos allí pudimos ver a unos Falcons, que son como los castellers, pero que "construyen" otras formas y, según dijo el "portavoz", es una costumbre que vino de Chequia en los años 40. La verdad es que impresionaba.
Cuando acabó, fuimos en dirección contraria a las masas hacia el Starbucks de Via Laietana (calle cuyo nombre me encanta). Allí por fin pudimos leer tranquilamente el periódico y el suplemento (¡con entrevista a Javier Marías!* y un artículo suyo donde - aunque como ejemplo de algo de moda pero no necesariamente bueno - menciona a Take That) que habíamos estado arrastrando tooooodo el largo día (con libro gordo de Carlos V Carlos I incluido).
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