lunes, 20 de octubre de 2008

Repasemos

Entre retraso aéreo y retraso aéreo (no ha sido un viaje caracterizado por la puntualidad de los aviones) ha habido unos cuantos días en los que me ha dado tiempo a conocer al nuevo miembro de la familia, a ver a miembros de la familia ya conocidos, a ver a la única lectora, a entregar y recibir (y pedir disculpas por olvidar) regalitos, a comer dulces y traer buñuelos de los de verdad (los de masa fina rellenos, no los que se hacen por aquí por Cuaresma y que son ROSQUILLAS), a visitar la Feria del Libro Antiguo bajo la lluvia, a comprar, recibir, recuperar libros, a alimentar (nunca mejor dicho) la anglofilia en pleno Madrid, a dormir casi siempre que me sentaba en el sofá, a pasar calor y pasar frío, a perderme una excursión a un castañar pero no a perderme el comer las primeras castañas de la temporada y un largo etcétera.

Y hoy ha tocado ponerse al día, contemplar con el asombro de siempre cómo los libros que se van cogiendo desperdigados al llegar son más de lo que creía, sobre todo si se suman a un par de novedades que llegaron en mi ausencia (más sobre esto mañana), decidir que mejor plancho mañana también, descubrir que el Rooibos Chai está mejor de lo que pensaba, descargar todas las fotos tomadas en Madrid, comer bizcocho del que hizo Manuel el sábado para mantener la tradición de los sábados de repostería y buñuelos y delicioso chocolate (y aún quedan galletas británicas por abrir), ir dejando para más tarde lo de pensar el menú de la semana y otra vez un largo etcétera.

Lo bueno es que son sólo las siete y poco y aún queda día para seguir llenando listas y enumerando.

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