lunes, 19 de abril de 2010

Pastel de limón y arándanos

Como Manuel no quería usar garbanzos como pesos a la hora de hacer tartas cuya masa había que hornear por separado, compramos las famosas baking beans reutilizables en Londres, que era lo que parecía más complicado del asunto de hacer más tartas de fruta como pedía Manuel.

Después de eso sólo había que hacerse con el molde necesario (de este tipo) y podríamos variar aun más. En todo esto no contábamos con que soy gafe. Hace unos días me acerqué a Ikea a por el molde principalmente y, de paso, a por un marco para el cartel de Keep Calm and Carry On. Pero lo principal era el molde. Pues bien, resultó que los dos o tres modelos de moldes de este tipo están agotados sin fecha de reposición a la vista. Típico, el molde más normal del mundo desaparece de la faz de la tierra cuando yo lo busco. En fin, esta semana haré un nuevo intento en alguna otra tienda y a ver qué pasa. De momento se confirma que sigo siendo gafe.

Así que no pudimos estrenar las baking beans el sábado como era la idea pero incorporamos un poco de fruta al asunto aunque, como diría Manuel, sean frutas de las de siempre: limón y arándanos, en una receta sacada del Delicias al horno que me regaló la única lectora.

Aparte de ser gafe, otro problema que tengo es que ignoro por completo las indicaciones de las recetas respecto a los moldes (y hago bien, vista la experiencia anterior). Más que nada porque de seguirlas al pie de la letra creo que tendríamos un molde diferente para cada receta que hemos hecho en todos los sábados de repostería que llevamos. Así que cuando vi que la receta decía que el molde debía ser de 20x20 hice como si nada y saqué el molde de Habitat redondito que cada día me gusta más (es mono y se limpia de maravilla).

Nos pusimos a mezclar ingredientes, tuve que hacer una escapada de emergencia al supermercado de enfrente (por segunda vez esta semana; el otro día quise hacer pasta sin... pasta) a por la Bizcochona de nombre horrible porque no teníamos suficiente de la otra vez, seguimos mezclando ingredientes y aquello se va convirtiendo en una enorme masa. Yo hago como si nada y Manuel engrasa el molde redondo sin fijarse demasiado hasta que le pregunto qué es mayor, un molde de 20x20 o nuestro molde redondo y calcula que el molde de 20x20 es bastante mayor que el nuestro. Hmmmm... interesante.

Echamos la enorme mezcla en el molde y observamos que a poco que suba se va a desbordar porque ya casi se está desbordando de entrada. La solución improvisada no es otra que quitar un poco de masa y hacer unas ricas madalenitas. Manuel - extremista de la fidelidad a las recetas, lo recuerdo - se lleva las manos a la cabeza ante mi indiferencia por las indicaciones. De hecho ya se las había llevado antes al enterarse de que la receta pedía 250 grs de arándanos y nosotros teníamos 200. Me costó convencerle para que no empezase a disminuir los demás ingredientes en proporción a los 50 grs de arándanos menos y en el momento de desbordamiento del molde casi me arrepentí de haber insistido en conservar las cantidades intactas. Al fin y al cabo la menor cantidad de arándanos sólo afectaba en que habría menos densidad de ellos.

El caso es que las seis madalenas y el molde se van al horno y todo crece como era de esperar, ahora por suerte bajo control. Las madalenas están listas a los 25 minutos y cuando las saco veo que por el aspecto al bizcocho no debe de quedarle mucho. Pero la receta decía una hora de horneado y tampoco hemos quitado tanta masa como para reducir el tiempo a la mitad. A los 40 minutos estoy segura de que está y la aguja me lo confirma. Manuel, que por suerte con los tiempos se fía más de mí que de las recetas (en esto la experiencia sí que me avala), da permiso para saltarse las normas. Y voilà! Puede que las medidas espaciales no sean lo mío, pero las temporales sí porque como ayer comprobamos (empezamos por las madalenas), el bizcocho quedó exactamente en su punto.

El bizcocho está riquísimo (las madalenas también lo estaban), porque la acidez (bastante suavizada por el azúcar que lleva, pero no del todo por suerte) de los arándanos y del limón combinan perfectamente. Es un bizcocho muy primaveral/estival.

(Aunque en la foto lo parezca es casualidad: los arándanos no se fueron al fondo, aunque los de este trozo salgan ahí).

A ver si la semana que viene tenemos un molde con el que adentrarnos en el mundo de las tartas de frutas.

Por otra parte ayer tocaba de nuevo una película de esas tan de moda en la época (1939 y anteriores) que mezclaban comedia e investigación de asesinatos: The Amazing Mr Williams (no he conseguido encontrar título en español). Muy divertida.

Contrastó un poco, eso sí, con el hecho de que nada más acabar nos pusiéramos el capítulo de Lost de ayer, cuyos programadores en Cuatro son pésimos. Luego vendrán los lamentos de que nadie ve la serie, que han pagado una fortuna para una birria de audiencia, etc., etc. Pero es que lo que no se puede hacer es: empezar a emitir una serie los martes, cambiarla a los domingos a las 22.30, cambiarla (sin grandes avisos, nosotros no nos enteramos en cualquier caso) a los domingos a las 20:30 y, ayer, de nuevo, volver a cambiarla a las siete y pico del domingo y todo en las cinco o seis semanas de emisión que debe de llevar, o sea casi a cambio de horario por capítulo. Y yo que creía que todo esto de emitir las series deprisa y corriendo era para evitar que la gente se las bajara y perdieran audiencia. ¿No se dan cuenta de que la gente no va a ponerse a perseguirlos por la parrilla?

4 comentarios:

  1. mmmmm, rico pastel y rics madalenas.... yummie!
    Lo de los horarios de emisión ... es más que lamentable, y si a ello le añades que es LOST y que te pierdes un capítulo y parece que te has perdido media serie....pues estamos listos....

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  2. No hay nada como la experiencia del propio horno, el instinto pastelero, llámalo como quieras. La pinta, impresionante.

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  3. ¡Ñam! Tiene muy buena pinta.
    Yo al principio hacía como tu Manuel, era una fundamentalista de las proporciones, medidas e instrucciones; a medida que fui adquiriendo experiencia me volví más punky!

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  4. Rosa: sí, con Lost es especialmente desagradable lo de que perderse un capítulo. Pero con otras tienes que andar averiguando si serán capítulos nuevos o viejos/repetidos (como ocurre en La Sexta con El mentalista o Caso abierto). Desesperante.

    Elvira: gracias. Sí, la experiencia del propio horno es más fácil de adquirir que la de los propios moldes ;)

    Iris: ese es el problema, que yo me tomo libertades sin base "científica" ni experiencia. Lo raro es que no acabemos con más desastres culinarios.

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