jueves, 8 de abril de 2010

Poniéndonos las botas en Londres (literalmente)

Puede que sea el hecho de que el desayuno inglés dé mucha energía y que aunque hacía ya horas de él, habíamos andado bastante y era la hora de comer, no tuviéramos aún hambre, o puede que nuestras prioridades estén cambiadas, pero lo cierto es que después de una parada técnica en Leicester Square a por entradas para por la noche y una infructuosa vuelta bajo el diluvio universal (el de los nazarenos de ayer) de nuevo a por botas, en lugar de buscar un sitio donde resguardarnos y comer, buscamos un sitio donde resguardarnos y... ¡comprar (más) libros! Sólo flaqueamos en nuestra decisión al pasar por esta deliciosa pastelería - cuyo celestial nombre era Caffé Concerto - donde también servían comidas. Se nos hizo la boca agua mirando las tartas, la bollería y las monísimas figuritas de azúcar, pero seguimos adelante porque además los precios, sin ser de esos de necesitar una hipoteca para ellos solos, tampoco acompañaban demasiado.

En ese punto comprobamos que el efecto museo parisino sigue teniendo validez. Era pararnos en algún sitio - más aun si yo sacaba la cámara - y la gente se nos empezaba a arremolinar alrededor. Qué agobio, sólo podíamos pararnos en los sitios menos pintorescos.

El caso es que seguimos hacia delante, a por los libros, en la librería más grande de Europa, el Waterstone's de Piccadilly. Al entrar vi una bolsa monísima, de tela pero no tan grande como la mayoría de bolsas de ese tipo (tamaño justo para un libro y alguna cosa más) decorada por Quentin Blake y le dije a Manuel que quizá (léase: si dejo algún libro en alguna estantería) la comprara. Toda decidida cogí una cesta, lista para arrasar.

Empezamos por arriba del todo: biografías, libros de cocina, etc. Iba con idea de comprar algún libro de repostería pero descubrí que si bien me gusta mucho recibirlos como regalo no tengo ni idea de comprar uno; no conseguí decidirme, no sabía qué recetas buscar, así que seguí con mi cesta vacía y mi wishlist llena. Íbamos bajando, nos separábamos en cada piso, cada uno se iba a su extremo de interés y cuando nos volvíamos a encontrar Manuel a veces aparecía con algún libro y yo seguía con la cesta vacía. Era tan increíble que no encontrara nada que Manuel pensó que yo no sabía buscar y me pidió la wishlist. Al final volvió con un solo libro que resultó no gustarme en persona y que dejé.

Conclusión demoledora: salí de la librería más grande de Europa con las manos vacías salvo por una triste (pero monísima) bolsa decorada por Quentin Blake. Muy, muy extraño.

De ahí nos fuimos, por fin, a comer. No sé si el año pasado es que no lo notamos o que no había tantos, pero este año veíamos a los dos rivales: Pret y Eat. por todas partes. Incluso cuando los buscábamos. Era decir "por aquí habrá alguno" y, efectivamente, allí estaban siempre, generalmente muy cerca uno del otro. Así que hicimos un estudio de mercado y nos decantamos en esta ocasión por Eat., donde nos sirvieron las "pies" más calientes del mundo y que además no se enfriaban nunca (y que nadie cante la canción de Sweeney Todd llegados a este punto, por favor, que Manuel ya se encargaba de recordarme toda la historia).

A todo esto llovía y dejaba de llover, pero mis pies una vez mojados ya no se secaban. Así que fuimos a calles más comerciales en busca de alguna zapatería. En Oxford Street intentamos entrar en la siempre curiosa juguetería Hamleys pero con eso de ser festivo y estar abierta y tener al conejo de Pascua en la puerta entre pompas de jabón y hadas lo más que pudimos entrar fue como un metro y medio.

Llegamos a la zona de Carnaby Street y como había mapitas que indicaban dónde había zapaterías nos adentramos por allí y, por fin, ¡¡por fin!! compré mis botas. Ah, qué maravilla. Eso sí, aluciné un poco con la cantidad de españoles que había comprando zapatos, en especial calzado de verano, cosa que no entendí por dos razones 1) ¿no se supone que el calzado español es de los mejores? 2) ¿no es todo en Londres más caro que aquí, incluso cuando el cambio no está muy en contra? Lo mío era una emergencia y además, ahora que me he documentado sobre mis botas y lo codiciadas que son, veo que mucha gente recibe como respuesta a la pregunta de dónde comprar unas botas Hunter en España que simplemente no se puede porque no las venden. Pero en fin, cada uno a lo suyo, yo compro libros y hay quien arrasa con el calzado. Vale.

A Manuel le hizo gracia que me hubiera comprado unas botas en Carnaby Street, calle mítica donde las haya. Por fin pisando en seco y con los pies calientes y sin esa sensación de tenerlos como de cristal, yo estaba dispuesta a andar lo que hiciera falta, al fin del mundo. Qué gozada. Había dejado de llover (el orden siempre era ese: lluvia y, cuando ya se me habían mojado los pies, despejado; nunca al revés) pero yo era la viva estampa de la niña con zapatos (botas) nuevos hasta el punto de ir pisando los charcos con gusto.

Callejeamos por el Soho, cosa que yo creo que no había hecho en la vida. Vimos muchísimas tiendas curiosas, entre ellas VinMag. A Manuel le encantó y al final se conformó con una taza de Pink Floyd de todo lo que se habría podido llevar. Yo me compré un poster de Keep Calm and Carry On que me olvidé de incluir en las fotos del otro día, aunque tenían un montón de carteles retro que me habría llevado encantada.

Allí, donde tantas cosas llevaban este símbolo, nos entró la duda de qué significaba. Y, ojo, que Manuel no sepa algo de estas cosas es muy chocante. Así que ahora he aprovechado para enterarme: resulta que es una "roundel". Cada país tiene la suya y los pilotos de la RAF se identificaban con esta. Años después de la Segunda Guerra Mundial The Who y los Mods la adoptaron como símbolo. Habríamos podido deducirlo dado en qué zona estábamos.

Y andando, andando, volvimos a la casilla de salida de aquella tarde, el Caffé Concerto, con su edificio nunca visto por nosotros, que ya nos había llamado la atención antes bajo la lluvia y que ahora, con el cielo despejado y los pies secos, puede aprovechar para fotografías: esos caballos desbocados en la parte de abajo, esas saltadoras suicidas en la parte de arriba.

Y para acabar el día: teatro (ya contaré) y - nos enteramos el día anterior - el primer capítulo de la tercera y última temporada de Ashes to Ashes. Por cierto que de cara a las elecciones los laboristas pintan al candidato David Cameron como una especie de Gene Hunt... quizá sea una campaña acertada en la teoría, pero en la práctica, ¿hay alguien a quien Gene Hunt le caiga realmente mal a pesar de todo su machismo y demás? Lo dudo.

7 comentarios:

  1. Chica, es la moda ir a Londres a comprar.... ugh! si es todo más caro que aquí, bueno casi todo. Yo tampoco entiendo lo de tanta ansia por comprar en Londres... libros y a lo mejor música o peliculas más baratas sí, pero no ropa y zapatos a no ser que sea rebajas....
    Yo como estoy un poco "yanki" en ese aspecto, ni aqui en Madrid ni en Londres.... sólo unos librossss música. Ah eso si, unas zapatillas de deporte muy chulas... La próxima vez que vaya a Londres, me compro las catiuscas!!! :D

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  2. Tu viaje es mi viaje...pero yo compro los zapatos en USA, que son más baratos. En Londres se compra aquello que sólo se encuentra en Londres. Y nosotros somos adictos a Vin Mag.
    En cuanto a la lluvia, la penúltima vez que fuimos empezó a llover contra todo pronóstico - que era soleado y seco - y yo en chanclas!! Ese año cayeron unas botas en Candem.

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  3. Sigo paseando con vosotros por mi ciudad favorita. :-)

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  4. Laura tuvo que dejar casi la mitad de lo que cogió en Waterstone's porque si no, no le cabía en la maleta!
    Puah! Que asco al imaginarme los "pie" de Sweeney Todd jajajajaja!
    Me tienes completamente enganchada para saber lo que visteis en el teatro... porqué tanto misterio?

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  5. ¡Me está entrando un hambre al ver la primera foto de tus entradas! No nos hagas esto ;)

    Me he sorprendido de que no conocieras el roundel de la RAF :O Y lo de Waterstone´s es totalmente cierto, la mayoría de libros de la wishlist que llevaba estaban ahí y luego fue difícil seleccionar. Cuando vuelva en mayo tendré que limitarme todavía más por aquello del peso. Y me sumo a la petición de b de una foto de la bolsa de Quentin Blake

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  6. Rosa: ya, ya, si sé que la gente va "shopping" a Londres, y lo entiendo cuandos e trata de cosas que no puedes encontrar aquí, puesto que de una forma u otra yo hago lo mismo. ¿Pero para comprar sandalias que aquí habrá muchísima más variedad a mejor precio y - quizá - mejor calidad? No lo entiendo.

    Si quieres unas katiuskas londineses ya sabes que yo compré las mías en Carnaby Street, te lo digo por si, como nos pasó a nosotros, no las encuentras por ningún lado (aunque supongo que de cara al otoño debe de ser más fácil, no sé).

    Samedimanche: cuando fuimos a NY yo iba con idea de mirar algo de ropa pero al final tienes Manhattan a tus pies y da pereza meterse en un probador. Pero allí sí que lo entiendo porque en general ropa y calzado - con excepciones, como en todo - están a muy buen precio. ¿Pero en Londres?

    Vin Mag es chulísima, creo que ahora también nos hemos vuelto adictos como vosotros :D

    Elvira: pues muchas gracias por la compañía :)

    Guacimara: jajaja, pobre. Y qué mentalidad tan práctica. Yo voy comprando con fe en que quepan de alguna forma. En algunos viajes hemos llegado a hacer auténticos malabares con los libros.

    No hay ningún misterio con el teatro, es sólo por recopilar las dos noches en una entrada. Mañana lo pongo ya.

    LittleEmily: ¡imagínate el hambre que me entra a mí rebuscando y seleccionando las fotos! ;)

    Pues no, el símbolo sí que lo había visto, pero del significado y el origen no tenía ni idea. Una laguna en mi anglofilia ;)

    Ufff... qué terrible eso de tener el espacio tan limitadito, así seleccionas sólo lo mejor de lo mejor ;)

    Vale, vale, ya pondré una foto de la bolsa :D

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