De Madrid nos trajimos dos libros de repostería porque en una de las muchas visitas a una tienda Vips (haberlas tenido yo al alcance de la mano casi toda la vida y no tener ninguna en Barcelona crea un mono extraño) no fuimos capaces de decantarnos ni por las 500 recetas de bizcochos ni por las 500 recetas de tartas, así que como eran baratos, nos dejamos de quebraderos de cabeza y nos llevamos ambos.
Este fin de semana yo quería empezar a estrenarlos y, de haber sido únicamente por mí, sentada en el sofá, me habría decantado por un bizcocho de vainilla de pinta increíble. Pero como Manuel no es tan fan de la vainilla como yo (incomprensible como resulta eso) y como todavía hay un molde pendiente de estrenar y como es el "niño de las tartas de frutas", le dejé el libro de tartas y le pedí que escogiera una. La conclusión fue que eligió una tarta que ni ayudaba a estrenar el molde ni llevaba fruta, a no ser que se cuente la mermelada: tarta inglesa de almendras.
El viernes, ya que Manuel se iba de concierto, me tocó a mí hacer la compra en solitario y, mientras esperaba infructuosamente a que pasaran los 11 números de la pescadería que iban antes que el mío (infructuosamente porque una señora que se coló descaradamente se llevó todas las existencias de uno de los dos pescados que tolero, el gallo. Eso y los salmonetes son mi cupo de pescado al que no hago demasiados ascos), hice un máster intensivo en mermeladas, comparando marcas, precios, sabores, colores, consistencias, etc. La receta original era con mermelada de fresa pero una de las variantes propuestas era con mermelada de albaricoque. La mermelada me gusta tanto como el pescado, pero como el año pasado cuando hicimos la tarta Battenberg, la mermelada de albaricoque no me estorbó, dudaba cuál coger. Al final me decanté por la original de fresa y así, por aquello de gastar el bote de mermelada, cualquier día tendremos la excusa perfecta para hace una "Victoria sponge cake".
El sábado por la tarde hacía muchísimo calor, con lo cual no era un ambiente nada propicio para andar metidos en la cocina con el horno puesto, pero es lo que hubo. Manuel no sólo había elegido tarta sin molde ni fruta, sino también tarta de mil pasos. Para empezar nos tocó hacer la masa base. Teniendo en cuenta que la explicación no está muy bien (y no es una excusa) y que la receta por algún motivo decía que sólo se hiciera la mitad de la cantidad recomendada (cuando yo creo que la receta con todos los ingredientes habría sido mejor), la cosa empezó con muy mal pie. (Hasta tal punto que estamos decididos a que las bases de nuestras tartas de ahora en adelante serán compradas, no caseras). A pesar de mil traspiés e improvisaciones sobre la marcha, la masa, una vez hecha, quedó - una vez sacada del horno - sorprendentemente bien, todo un logro para tratarse de algo que en más de una ocasión pensamos en tirar a la basura.
La tarta llevaba almendras y como las que tenemos son con piel de la casita de verano y la noche anterior no me acordé de ponerlas en remojo para quitar la piel con facilidad tal y como me descubrísteis en otra ocasión ni, con el calor que hacía, apetecía abrir el agua caliente, pasamos de todo y las molimos con piel. Total, nuestros paladares no notan la diferencia; lo único es que la masa queda más oscura.
Para cuando por fin metimos la tarta al horno por última vez (primero había sido la masa base) estábamos cocidos y un poco hartos. Pero enseguida empezó a oler bien y compensó.
No puedo hablar de cómo fue telehorno porque, además del calor, las complicaciones de la receta, etc, teníamos el día patoso y no hacían más que caérsenos cosas pringosas al suelo (recién fregado, como suele pasar), así que entre que hubo que fregar de nuevo y que la cocina parecía una sauna, salimos en estampida.
La tarta está rica: la masa base quedó buena y crujiente, la mermelada da un sabor muy ligerito y agradable y aunque la mezcla de almendras interior no resulta muy fotogénica la pobre, de verdad que está rica, aunque tirando a contundente. Eso sí, se supone que es una tarta que da para ocho raciones... El que hizo el reparto es más glotón que nosotros.
Y luego ayer por la noche, para seguir disfrutando de otro momento sauna proporcionado por la plancha, nos pusimos la película Remember the Night (Recuerdo de una noche), que empezó como una comedia dominical al uso, pero terminó siendo un dramón navideño de 1940 con Barbara Stanwyck y Fred MacMurray y unas adorables y acogedoras viejecitas de esas que sólo salen en las películas antiguas. Lo de dramón lo decía en el mejor de los sentidos porque gustarnos nos gustó mucho, que conste.
lunes, 31 de mayo de 2010
Tarta inglesa de almendras
Publicado por Cristina en 8:27
Etiquetas Álbum de fotos, Cine, Con las manos en la masa, Cosas de casa
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Qué buena pinta! Me encanta ese interior "húmedo" que se ve en la última foto. Aunque sí que tiene pinta de ser muy contundente!
ResponderEliminarDeberías ponerte a tachar las pelis que ves en icheckmovies.com es todo un vicio!
Qué bien que hayas dicho húmedo y no crudo, que era lo que me daba miedo que pareciese. Porque de verdad que está hecha...
ResponderEliminar¡No conocía esa web! Voy a mirarla...
HAha bueno, muchos pasteles son de interior húmedo como el carrot cake y están de vicio! No parece crudo no sufras.
ResponderEliminarEn esa web es dónde me voy apuntando las que veo de la lista de las 1001 que hay que ver antes de morir, además es muy cómoda para buscar pelis para ver etc
Bueno, aunque os saliera muy rica, hoy no me voy a morir de envidia, esta tarta no es de las mías. A mí me gustan los bizcochos secos o las tartas de frutas con poquísima crema (que me la han prohibido).
ResponderEliminarOh, a mí las tartas tan elaboradas me dan miedito para ponerme con ellas, pero viéndola como la tuya me la comería con gusto eh! :D
ResponderEliminarsaluditos
Hola,vaya pintaza estupenda la de la tarta. por cierto ya has ido a cup&cakes? es una monada, lo tengo cerca de casa aunque solo he estado una vez, creo que a ti te gustaria mucho.
ResponderEliminarManuel ha hecho un post super profesional, pero no me he atrevido a comentar nada por mi cero conocimiento de ese tipo de música (que ya estoy desfasada y/o mayor) pero un diez para el, un saludo.
La verdad es que no tengo demasiada práctica haciendo pasteles así que, aunque la receta me gusta, me esperaré una temporadita.
ResponderEliminarTambién conozco la web que te ha comentado Mar, es genial.
Mar: si lo del interior húmedo ya he comentado alguna vez que casi lo prefiero al sequísimo, pero en foto en este caso me parecía que daba la impresión de crudo. Así que es un consuelo :)
ResponderEliminarElvira: creo que ya comentamos una vez que Manuel es igual en eso de preferir los bizcochos tirando a secos, pero fíjate si este ha quedado bien que no ha puesto ninguna pega.
A ver si dejan ya de prohibirte cosas, pobre ;)
Lillu: ¡hay motivos para tener miedo! Y ya digo que hacerla no fue un camino de rosas y que pensábamos que iba a salir algo horrible. Pero mira, quedó bien. Ayer la tomamos fría y está aún mejor :)
Ángeles: argh, no he ido todavía, ¿te lo puedes creer? Tengo muchísimas ganas, y si por mí fuera me plantaba allí cualquier día, pero me apetece que Manuel también vaya y ahora tiene muchísimo lío... Así que cualquier día me canso de esperar y me voy a explorar el terreno sola, porque tiene una pinta buenísima...
Y gracias por lo que dices de su crítica. Te lo agradezco mucho, de verdad :) Le quedó muy bien, sí :)
LittleEmily: no tanto por el grado de dificultad (que no es gran cosa en realidad) sino por el calor que pasamos sí que te recomiendo que te esperes al otoño para hacerla como mínimo. Ahora es tiempo de cosas más rápidas...
La web es chula, sí.