Watch Me Disappear de Jill Dawson fue libro de Sant Jordi y como tal de preferencia instantánea en mi enorme lista de libros por leer.
Por lo visto Manuel lo tenía escondido desde hace siglos y por fin esta vez le llegó su turno, por Sant Jordi como debe ser cuando Manuel dice que el libro de Sant Jordi es su lectura innovadora del año para mí (de ahí que este año el libro de Espido Freire no pudiera ser el único, porque era casi a tiro hecho). Cuando me lo dio me dijo que pensaba que no lo conocería, pero de hecho justo unos pocos días antes yo había leído una crítica del libro por ahí, y me había llamado la atención.
Con los asesinatos de Soham de agosto de 2002 como telón de fondo e inspiración, Jill Dawson cuenta la historia de Tina, que un día de pronto se acuerda de su amiga de la infancia, Mandy Baker, que desapareció hace décadas en extrañas circunstancias cuando tenía casi once años y de la que nunca más se supo, sólo se encontró su bici junto al río. Tina, que ahora vive en Estados Unidos, vuelve a su pueblo inglés para asistir a la boda de su hermano y empieza a hacer memoria, a hacerse preguntas y, aunque así contado no suene serio leído en el libro encaja perfectamente, a tener visiones que van apuntando a lo que pudo ser de su amiga.
La lectura engancha, sobre todo desde la mitad más o menos hasta el final, incluso a pesar de que el final es claramente predecible desde el principio y probablemente a propósito. Es una historia de esas en que ninguno de los detalles están ahí por casualidad. A medida que vas leyendo todo va cuadrando y encontrando su sitio.
Resumiendo: un buen libro, pese a tratar un tema peliagudo.
jueves, 8 de mayo de 2008
Watch Me Disappear, de Jill Dawson
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