lunes, 13 de junio de 2011

Tarta de queso de Mississippi Belle

Del último viaje a Madrid nos trajimos un preparado de tarta de queso de una tiendecita pequeñita pero con encanto exótico (y aunque el día que fuimos no tenían, sé que de vez en cuando sí que tienen Coca Cola de vainilla) llamada Happy Day en la que aparte del preparado compramos varias cosas, entre ellas una enorme madalena de chocolate hecha allí que estaba para chuparse los dedos.

El caso es que desde entonces el preparado languidecía en el armario porque supuestamente no encontrábamos mucho hueco para hacerlo. Yo había leído las instrucciones por encima y mal y me había parecido que era mucho más complicado de hacer de lo que finalmente fue. Leer recetas en diagonal es algo para lo que no sirvo, siempre meto la pata de una forma u otra.

El caso es que el viernes no habíamos planeado repostería para el sábado y el sábado por la tarde la perspectiva del desayuno de domingo normal y corriente iba pesando; de modo que de forma más o menos improvisada decidimos sacar el preparado del armario y ponerlos manos a la obra. Creo que en hacerlo tardamos 10 minutos o así. Lo metimos en el congelador un par de horas y luego en el frigorífico toda la noche. Lo que no traía el preparado era ningún tipo de cobertura, así que después de repasar varios sabores de mermeladas que podíamos ponerle optamos por una poco tradicional: la de albaricoque. Yo no soy nada de mermelada, pero la de albaricoque es de las que más tolero.

Así que el domingo por la mañana, impacientes por probarla, nos entretuvimos poniendo un bote entero (!) de mermelada de albaricoque por encima. Manuel desde el principio dijo que nos habíamos pasado y, al probarla, siguió manteniendo que por haber puesto un poco menos no hubiera pasado nada. Yo creo que, igual que lo de las lentejas, la manzana ácida y demás, a Mr X le van a gustar las mermeladas, porque a mí me supo a gloria y nada excesiva.

El preparado quedó riquísimo y lo único que lo ha hecho durar hasta el desayuno de hoy también ha sido que, aunque parece una tarta ligerita, es bastante contundente. Por cierto que este preparado es de una marca de preparados que no habíamos probado nunca: Mississippi Belle. Hasta ahora sólo habíamos probado cosas de Duncan Hines y Betty Crocker. Curioso, por cierto, lo de Betty Crocker, porque el otro día me dijo Manuel que había visto sus preparados a la venta en el club del gourmet de El Corte Inglés. Así que ya nadie nos puede llamar cutres o vagos cuando optamos por un preparado en lugar de hacer lo que sea desde el principio. Vagos no, gourmets.

Eso sí, yo ya le dije a Manuel que en algún momento del verano/calor hay que repetir la tarta de queso al estilo de Nueva York tan deliciosa que hicimos (sin preparados) el año pasado. Aunque este año no la saboreemos con sendos billetes de avión a Nueva York entre manos.

El caso es que por la tarde, cuando Manuel, don calores, me aseguraba que no hacía demasiado calor y yo le aseguraba a él que hacía un calor infernal, la tartita de preparado fácil pero gourmet nos vino de perlas para refrescarnos (claro que Manuel no tenía calor...). Y que conste que en la tarde del sábado y de moderación para compensar, lo del refresco había venido a base de beber zumito de frutas.

Eso sí, ahora, por circunstancias que no vienen al caso, tenemos los horarios alterados. Lo suyo sería planchar por la noche y ver la película clásica al mismo tiempo pero mis pies se niegan a ponerse tanto rato de pie a esas horas, así que ayer planché en solitario (o bueno, acompañada por un concierto de Bon Jovi... ya que no voy a ir al de Barcelona) y por la noche vimos la película sin plancha, yo apoltronada en el sofá, bendiciendo a los fabricantes de helado, a los fabricantes de ventiladores y a los fabricantes de sofás. La película era The Smiling Lieutenant (El teniente seductor) de Ernst Lubitsch, de 1931 (aunque está años por delante de cualquier película de la época; ver una película de Lubitsch es como ver una película actual... o mejor), con Claudette Colbert y el rompecorazones de la época: Maurice Chevalier. Eso sí, la película era claramente pre-código Hays y no temería equivocarme si dijera que el código se gestó cuando alguien vio esta película que parece que ilustra, punto por punto, lo que luego el código decretó censurable.

Creo que a partir de ahora todos deberíamos desayunar así; la canción cursi (entre otras frases memorables: "el paraíso está en cada tira de bacon") es imprescindible, claro:

9 comentarios:

  1. "bendiciendo a los fabricantes de helado, a los fabricantes de ventiladores y a los fabricantes de sofás.." Jajaja!

    ¡Qué joven Maurice Chevalier! No lo reconocía, hasta que he releído tu texto.

    Elvira (sin perfil)

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  2. Esa tarta tiene una pinta tremenda. La película también.
    Yo los dos embarazos los pasé en verano, llegué a planchar sentada, y siempre, siempre con el ventilador enfrente
    Besos
    Emma

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  3. Genial! Me ha encantado la tarta y el fragmento de la película es un puntazo!
    Por qué no pruebas a planchar sentada? Odio planchar pero las pocas veces que plancho para preparar las minimaletas para volar en Ryanair, lo hago sentada frente a la tv.
    Un beso.

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  4. Yo soy fan de esas tartas, aunq a mi me gustan con mermelada de frambuesa,para verano junto con el helado es lo mejor q hay!!La canción, una entre un millón!

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  5. Pues sera un preparado, pero tiene una pinta estupenda y seguro que esta bien buena, y si , perece que poco a poco se van viendo cositas en los supermercados que hasta ahora te volvias mico buscandolas.
    Odio planchar, a ver si inventan tela que no se arrugue, si se ha ido a la Luna, esto sera más facíl no?

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  6. Planchar no es lo mío y menos en verano, plancha y calor no son una buena combinación.

    Será un preparado pero tiene una pinta buenísima. Lástima que sea tan vaga para la repostería :(

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  7. María Junto a una taza de té15 de junio de 2011, 9:51

    Menos mal que estoy tomando algo por aquí, qué si no!!! Aún así...siempre me apetece extirar el brazo y alcanzar un pedacito.
    Yo no plancho...ni en invierno ni en verano.
    Un abrazo!!!

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  8. Elvira: pues yo a Maurice Chevalier sólo le conozco así de joven porque de momento sólo le he visto en un par de películas de esta época. La verdad es que Manuel tuvo que contarme quién era cuando nos topamos con él por primera vez...

    Emma y Guacimara: podéis sumaros entonces a la recomendación de mi tía, que siempre me dice que planche sentada. Pero el caso es que lo probé y se me hizo más pesado (por lo visto es cuestión de acostumbrarse), así que plancho de pie con paradas de vez en cuando y no hay problema.

    Pablo: pues la pinta no engañaba entonces ;)

    Dina: sí, el helado es definitivamente el salvavidas del verano. Yo porque ahora no puedo comer el huevo crudo que llevan muchos helados caseros pero en cuanto pueda sacaremos la heladera como otros años :)

    Ángeles: me ha encantado tu reivindicación sobre la plancha :D Pues yo - que por suerte, también es verdad, no tengo que planchar camisas de vestir ni similares - no tengo particular odio a la plancha. Hombre, preferiría no tener que planchar, pero si me dan a elegir entre barrer y planchar, prefiero planchar mil veces. Barrer es mi tarea doméstica habitual más odiada.

    LittleEmily: ¡dímelo a mí! Plancha y calor como dices no son una buena combinación, pero si encima tú eres un horno/incubadora con patas te aseguro que la combinación empeora aun más.

    Ser vaga para la repostería tiene sus ventajas en la báscula...

    María: seguro que estabas tomando algo rico. Aquí ya no queda ni pizca de tarta, así que me dan las mismas ganas de coger un pedacito de la pantalla que a ti ;)

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