Tarta de queso al estilo de Nueva York es como llama el segundo libro de Delicias al horno a esta tarta, que a pesar de tener el mismo nombre en diferente idioma no se parece a la New York cheesecake que sirven en el Vips. Como nunca he tomado tarta de queso en Nueva York (subsanable en agosto, veremos si lo consigo o le doy prioridad a otra de las muchas cosas comestibles tentadoras) no puedo decir cuál de las dos se parece más a la auténtica, si es que alguno se parece. En cualquier caso, y aunque hace siglos que no como la del Vips, las dos están ricas. Quizá a la "nuestra" le encuentre más puntos a favor porque las cosas hechas por uno mismo tienden a gustar más. Por eso y porque está para chuparse los dedos. Un gran punto en contra, como la mayoría de las tartas de queso, es lo contundente que es. Contundente quizá se queda corto: es como plomo - plomo de sabor delicioso y suavísimo - directo al estómago.
A pesar del nombre no escogimos la receta por lo de Nueva York, aunque no habría sido raro. Por lo que veo Manuel está más enganchado a esto de la repostería que yo e, incluso con el calor que hace, no se muestra del todo reacio a encender el horno, al menos no si va a obtener un resultado así de rico. Así que la semana pasada me enteré un poco incrédula, de que el sábado contaba con hacer repostería. Yo sugerí que fuera algo fresco y después de hojear varios libros y seleccionar varias recetas a cuál más rápida y de menos horno, le presenté los candidatos a Manuel, que se decantó por esta.
Fueron varios pasos sencillo: primero, la nata agria casera (aunque creo que la venden, pero no en nuestro supermercado y me daba pereza ir a buscarla a otro*). Después la base de galletas: galletas digestivas y mantequilla, fácil. Después la mezcla de queso Philadelphia, vainilla, azúcar, huevos (y creo que nada más, estoy escribiendo esto de memoria y ya he dicho varias veces que casi necesito receta para freír un filete; si alguien quiere la receta "de verdad" que me la pida). Base y mezcla de queso se van al horno veinte minutos. Al cabo de ese tiempo se saca, se añade por encima la nata agria mezclada con azúcar y vainilla y se vuelve a meter 10 minutos más y listo. Se deja enfriar y, ya frío, se mete un mínimo de ocho horas al frigorífico, lo que supuso que no la pudiéramos probar la noche del sábado.
Luego viene la capa de arándanos, que se extiende cuando ya la tarta ha pasado las horas necesarias en frío. Segunda semana consecutiva que compramos arándanos y los ponemos a hacerse en un cazo. Fue curioso porque la semana pasada eran los arándanos más el azúcar. Y esta semana eran los arándanos más el azúcar más agua y maizena. Al final el resultado fue el mismo, uno tal cual y otro con líquido y espesante, pero idéntico resultado final.
Conclusión: facilísima de hacer. Y hemos quedado encantados con el resultado. Manuel está admirado de lo bien que se nos ha dado y lo bien que ha quedado de aspecto y de sabor, pero yo no hago más que recordarle que en realidad el mérito es más de la receta por ser así de sencilla que nuestro por haberla hecho bien.
El delicioso libro de Persephone (ya me lo estoy acabando y aún no he hablado aquí siquiera de la lectura anterior de Fred Vargas) que acompaña la foto es optativo pero muy recomendable, sobre todo para entretenerse el rato en que uno piensa que no será capaz de moverse nunca más en la vida.
Por cierto que como se puede ver en las fotos saqué la vajilla nueva para comer la tarta pero me olvidé de poner la tarta en la fuente correspondiente. La costumbre. Y sí, fui incapaz de desmoldarla del todo y eso que puse papel de hornear debajo. Pero siempre me da pánico que se me desmorone todo. Mejor dejarla en la base del molde que recogerla del suelo.
Hablando de moldes, el otro día descubrimos el "nuevo espacio" del Happy Books de Portal de l'Àngel, donde tenían cosas muy chulas. Especialmente tentadores - aunque conseguimos salir con las manos vacías - fueron los moldes del mítico fabricante de moldes Nordic Ware. Si no me llevé ninguno fue en parte por el precio (unos 40 euros cada molde) y en parte porque no habría sabido por cuál decantarme: ¿el de trenes? ¿el de casitas de cuento? ¿el de pequeños pastelitos a cuál más mono? Imposible elegir uno.
Y ayer menos mal que después de la plancha teníamos tarta bien fresquita de premio que supo a gloria, como la película, una nueva entrega de la saga de Thin Man que tanto me gusta: Shadow of the Thin Man (La sombra de los acusados), de 1941.
* Total, no la habría encontrado hubiera ido donde hubiera ido... Sigo siendo gafe y se va agravando. ¿Cuántas tiendas de chinos cierran? Prácticamente ninguna. Pues bien, el otro día le "recomendé" a Manuel una (buscaba una cosa por la que no merecía la pena ir a ninguna otra tienda) en la que yo ni siquiera había comprado nunca y cuando llegamos había un cartel de "se alquila". Manuel se quedó admirado de mis poderes, cada día más potentes.
lunes, 19 de julio de 2010
Tarta de queso al estilo de Nueva York
Publicado por Cristina en 10:39
Etiquetas Álbum de fotos, Cine, Con las manos en la masa, Cosas de casa, Libros
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¡Qué buena pinta! Me he reído mucho con el post.
ResponderEliminarEl otro día me dió el punto de hacer algo de respostería(a quién no se lo daría leyendo tu blog Cristina) pero mi cabeza pudo más que mi estómago. Teniendo 28 grados en casa me resisto a encender el horno. Lo dejo para el otoño.
Hola, ayyy que buena pinta tiene¡¡ y yo a regimen...
ResponderEliminarAh por cierto os ha quedado chulisíma la habitación, no, no digas que eres gafe, es el destino. Para que veas:Rodilla fastidiada, cisterna estropeada,pc estropeado(estoy en el portatil pequeño) encargo de farmacia fastidiado.Ves, como dicen las señoras, a mi me duele más la cabeza,jaja,un saludo.
Pilar: jajaja... hiciste bien en no encender el horno. Aunque si te digo la verdad nosotros el sábado no pasamos calor adicional. Pasamos mucho calor, sí, pero creo que hemos llegado ya a un punto en que unos grados de más no se notan, para bien o para mal.
ResponderEliminarÁngeles: ¡pero bueno! Vaya plan el tuyo. Espero que mis poderes no sigan su ascenso y ahora se contagien a cualquiera que lea este blog ;) ¡Y encima a regimen! En fin, que te sea leve y se solucione todo.
Con este aspecto, hasta yo creo que me animaré a lanzarme a la repostería. Un par de preguntas: ¿has probado a hacer el relleno con otro queso que no sea Philadelphia? Intenté alguna vez hacer postres con este queso, pero siempre me quedaron un tanto plúmbeos. ¿Quizá con Quark? Y otra: ¿cómo haces la crema agria?
ResponderEliminarGracias por la receta.
Tiene una pinta increíble!! Pero a mí ahora mismo lo de encender el horno también me parece demasiada osadía, jajaja. Aquí no se puede ni respirar, es demasiado ya. Estoy deseando que llegue el otoño, aunque la gente me odie XD
ResponderEliminarsaluditos
Ui, es que esta receta es muy polémica. Tú pruébala en alguna pastelería de renombre neoyorquina y ya contarás...
ResponderEliminarElena: ¡anímate! Ufff... yo de sustituciones y cambios tengo poquísima idea. Y como esta era la primera vez que hacíamos esta tarta en concreto usé Philadelphia tal y como día la receta. Así que no sé lo del Quark, quizá sí se pueda. Para la nata agria utilicé esta receta: http://kanelaylimon.blogspot.com/2010/06/preparaciones-basicas-nata-agria.html Y quedó muy bien. De todos modos si quieres la receta exacta dímelo y te la pongo aquí.
ResponderEliminarLillu: es poquito rato de horno, en serio. Y luego lo fresquita que está la tarta compensa. Yo también estoy deseando que llegue ya el otoño.
Iris: ¡vaya panzada de comentar que te has dado! Muchísimas gracias por la lectura intensiva de blog.
Se intentará lo de NY, pero espero que sea una variante un poco más ligera o no podré dar un paso ;)
Gracias, Cristina, por la receta de la nata agria. Por lo demás no te preocupes, yo tengo tendencia a cocinar de oído (y generalmente queda bastante comestible).
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