La exposición que fuimos a ver el día de mi cumpleaños fue Un mundo flotante. Fotografías de Jacques Henri Lartigue (1894-1986), en el Caixaforum (hasta el 3 de octubre). Decir que me encantó es quedarme corta, y no sólo porque tienen aire acondicionado.
J.H. Lartigue recibió su primera cámara de fotos en 1906, a los ocho años, regalo de su padre y regalo que obviamente lo sitúa en una familia acomodada, como luego también se ve en las fotos.
En la exposición se pueden ver sus diarios (desde niño hasta los años ochenta y siempre ilustrando el tiempo meteorológico de cada día) y sus enormes álbumes de fotos además de muchísimas fotografías suyas, a cuál más deliciosa. De niño se hacía fotos en la bañera, hacía fotos de su colección de coches en su habitación y se divertía jugando con los tiempos de exposición y la creación de "fantasmas".
Pero lo que siempre le gustó fue captar el momento y más aun si se trataba de un momento que reflejase lo instantáneo y lo fugaz de la felicidad. De ahí que sus experimentos con el color a principios de siglo quedasen abandonados debido al tiempo de exposición necesario que le impedía tomar fotografías rápidas.
Es una colección de fotos feliz, alegre como pocas. Asombra ver la poca influencia de las dos guerras mundiales pero es imposible criticarle por ello. Ya hay muchísimos fotógrafos serios (no en el sentido de mejores puesto que la fotografía de Lartigue es impecable e impresionante) así que sus fotografías despreocupadas son un agradable soplo de aire fresco. Un reflejo de una forma de vida que ya no existe. Algunas de mis preferidas (y aquí pueden verse más):
Con mi mala suerte para estas cosas, no he logrado dar con dos de mis preferidas: una de su hijo en la playa con una répilca de un coche de carreras atado a un cordel mirando con ensoñación el modelo real a lo lejos y uno de los dos señores que intentan levantarse sin utilizar las manos, sólo haciendo fuerza espalda con espalda y cuya risa es tan contagiosa que es imposible no reírse allí también, delante de la foto al cabo de tropecientos años desde que se tomó. Pero también están la muchacha que intenta subirse al burro y pierde toda la dignidad (pero se lo pasa en grande, tanto ella como quienes ven las dos fotos del momento) al enseñar de pleno los pololos que llevaba. Y también las de las parisinas emperifolladas, las "tatas" en la piscina, la luna de miel, la fotografía de las manos en color, los viajes en coche sin parabrisas y el equipamiento necesario (incluso para bebés), los saltos congelados para siempre en el aire... la felicidad y la despreocupación que se aprecian en prácticamente todas las fotos. Una exposición para terminar de ver y volver a empezar.
Mientras la veíamos y nos entusiasmaba le dije a Manuel que, ya que era mi cumpleaños, me iba a dar el capricho de autorregalarme el catálogo si no costaba más de 30 euros, lo que yo creía que era un margen generoso. Cuál fue mi decepción cuando al bajar a la tienda me encontré con que costaba la friolera de 40 euros. Mi cumpleaños o no y con lo mucho que me había gustado me pareció excesivo y allí se quedó. Como siempre y a pesar de que en esta dan tres o cuatro postales grauitas, me pregunto por qué no invierten también en imprimir postales, que me parecen una inversión mucho más lógica: relativamente poca gente - creo yo - se llevará el catálogo por 40 euros que además para ellos habrá conllevado una inversión notable y sin embargo creo que poca gente de la que sale contenta de la exposición se resistiría a llevarse unas cuantas postales de recuerdo, postales que, además, supongo, requieren una inversión inicial menor que el catálogo y que rentabilizarían más rápido. En fin, supongo que ya lo tendrán estudiado, pero siempre me quedo chafada por no poder llevarme mis imágenes preferidas de las exposiciones.
Con postales o sin ellas, la exposición de Jacques Henri Lartigue fue un gran "regalo" de cumpleaños y un gran hallazgo.
Se me ha hecho la boca agua (no encontraba otra expresión mejor...) con la exposición y esas foto tan chulas. A finales de julio tengo planeada una visita a Barcelona con littleEmily y otra amiga bloguera. Así que me lo apunto y aprovecharé para ir a verla esos días.
ResponderEliminarEstoy contigo con lo del catálogo o las postales, aunque tengo tantas postales que cada vez me restrinjo más a mi misma...
Son unas imágenes felices de verdad...te entran ganas de hacerte con una caseta de baño y un bañador a rayas con gorrito a juego y calabazas-flotadores. No me la voy a perder.
ResponderEliminarVaya, no se me ha publicado el comentario.
ResponderEliminarDecía que la exposición tiene muy buena pinta Cristina y que es verdad que soprende el hecho de que en aquella época, la gente pudiera evadirse de aquel horror...Quizá por esa misma razón.
Sobre el catálogo, un robo en toda regla, como muchos otros. Siempre nos quejamos y decimos que tenemos que acercar la cultura a la gente, pero luego parece que se trata de un bien de lujo, al que sólo pueden optar unos cuantos.
¿Adónde os váis de vacaciones? ¡Qué intriga! ;)
Pilar
Yo iba a ir hoy y al final lo hemos dejado para otro día, el sol nos ha vencido y hemos caminado demasiado quizás!
ResponderEliminarAl menos ahora me siento como si hubiera ido a echar un vistazo hahaa
¡Qué apetecible esta exposición, Cristina!
ResponderEliminarGuacimara: pues sí, yo te aconsejaría que no os la perdieseis porque merece muchísimo la pena.
ResponderEliminarSamedimanche: ¡no te la pierdas, no! Ya verás qué maravilla. Aparte de la caseta de playa y demás querrás también todo tipo de complementos para viajar en coche sin parabrisas y trajes barrocos de principios del siglo XX ;)
Pilar: bueno, hay que tener en cuenta que la exposición - que es lo importante - es de entrada gratuita, así que en este caso no se aplicaría lo de la cultura lejana y lujosa.
Como ya habrás visto, hoy has salido de dudas respecto a nuestras vacaciones ;)
Mar: pues no te conformes con esto porque al natural y completa es infinitamente mejor.
Elvira: ¡sí! Si puedes acércate, que yo creo que te gustará.
Acabo de ir con mi hija y nos ha encantado. :-)
ResponderEliminarOhhh, qué maravilla de exposición. Tenía muchísimas ganas porque nos llegaron unos puntos de libro a la biblioteca de la expo (los de Caixaforum siempre los envían para que hagamos publicidad, por cierto ¿tienes alguno?) y aseguré que esta vez no me la perdería.
ResponderEliminarTotal que fui ayer y disfruté muchísimo, pero me llevé tremendo chasco cuando fui a comprarme el catálogo y se había agotado... :(
A ver si lo reimprimen...
Pues hoy había catálogos, pero me he comprado otro libro que me ha gustado más.
ResponderEliminarElvira: ¡me alegro muchísimo! Es una gozada de exposición, la pasas casi de principio a fin con una sonrisa en la cara, ¿verdad?
ResponderEliminarIris: qué pena lo del catálogo :( Pero como Elvira dice que ayer sí que tenían igual puedes volver y comprarlo ahora.