Las paredes rojas me gustan, pero me costó muchísimo decidirme por ellas para esta habitación (libros, etc.) más que nada porque la madera de las puertas y de las estanterías es oscura y, aunque la habitación tiene bastante luz, me daba miedo que quedara todo demasiado tirando a oscuro. Estaba claro que los colores se entendían, no hay más que ver cualquier cuadro de una habitación victoriana (qué cuadro tan alegre (¡no!) he ido a escoger), pero al no tratarse esta de una habitación de dimensiones victorianas, el efecto no sería el mismo.
A eso había que añadirle el hecho de que sobre la pintura clarita se puede repintar si no convence y sobre la pintura roja no es tan sencillo. Así que era, digamos, una decisión sin vuelta atrás.
Y, sin embargo, era el color que más me gustaba. A Manuel también le gustaba, pero él no se adentraba en los detalles de ¿pegará esto con aquello? Así que tuve que cambiar de cargo a la asesora culinaria (mi madre, vaya) y momentáneamente convertirla en asesora de decoración para terminar de tomar la decisión. Concluimos que con la luz de la habitación era difícil que quedase mal.
Así que compramos la pintura y estuvimos intrigadísimos hasta que Manuel pasó el rodillo por primera vez al cabo de un par de días. Yo no escondía mi temor de que aquello al final fuera un fiasco, aunque tenía evidentemente la esperanza de que quedara bien. En ese estado de incertidumbre, el resultado final terminó por gustarme mucho más de lo que había imaginado. Una verdadera sorpresa que no me canso de mirar y admirar, jaleada por Manuel (que al fin y al cabo ha pintado la habitación entera él solito en unos días de calor infernal y de hecho aún está dando los brochazos finales) que no se queda contento del todo hasta que mi escalada nada forzada de adjetivos llega a "súperbonito".
Un par de fotos de muestra: la de la izquierda con el megacuadro de Ikea que queda mejor imposible (creo yo) y la de la derecha con la estantería y un cuadrito Brontë (que ya estaba cuando las paredes eran blancas).
domingo, 18 de julio de 2010
"Súperbonito"
Publicado por Cristina en 16:47
Etiquetas Álbum de fotos, Cosas de casa
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Muy elegantón. Enhorabuena al pintor y a ti que escogiste el color.
ResponderEliminarTienes razón: súperbonito. Cuando pintamos el salón no me atreví con los colores y también pensé que si quedaba clarito daba igual porque podíamos pintar luego más oscuro pero han pasado casi 6 años y las paredes siguen del mismo color. A veces es mejor arriesgarse...
ResponderEliminarOh, ha quedado fantástica!! O superbonita, también XDDD A veces el riesgo da muchas satisfacciones, no? :)
ResponderEliminarsaluditos
Me encanta. Mi casa está pintada de colores, malva en el salón,y rojo cereza en el dormitorio. Me parecía que quizá sería demasiado intenso, pero el resultado es espectacular. Saludos.
ResponderEliminarQuedó preciosa!! Llena de libros y estanterías aún mejor. Ahora a disfrutarla!! Bss
ResponderEliminarElvira: ¡gracias! Sí, estamos muy contentos con el resultado.
ResponderEliminarCrafty-Marta: es que arriesgarse cuesta mucho. Yo pasé días, si no semanas, barajando colores de pintura... aunque al final siempre volvía al rojo. Cuando pintes de nuevo seguro que te animas... la gracia también es ir variando un poco.
Lillu: sí, pero vamos, que teníamos las mismas probabilidades de quedar contentos que de arrepentirnos de por vida ;)
Ilona: a nosotros nos pasa igual: ahora en blanco ya sólo queda una habitación y el pasillo. Lo de los colores es adictivo. Qué bonito lo del rojo cereza, auqnue yo para dormitorio sí que sé que no me habría atrevido.
María: ¡gracias! Sí, al final con las estanterías queda que da gusto verla :)
Yo también creo que la habitación os ha quedado preciosa. Me gusta el contraste con el cuadro ;)
ResponderEliminarLo malo de estos colores es que desgastan un poquillo, a no ser que te vayas acostumbrando jeje.
Nosotros tenemos pintado el salón de naranja y al principio me costaba acostumbrarme.
Me encanta tu habitación victoriana Cristina
Bueno, en nuestro caso es una habitación que usamos relativamente poco, así que el desgaste será muy progresivo, si es que se produce.
ResponderEliminarEl salón de naranja debe de quedar muy bonito, ¿no? Muy alegre.
jajaja...Eso decía todo el mundo cuando vinieron a conocer la casa. Levantaban la ceja un poquillo como diciendo: ¿y esto?, pero combinado con wengué queda muy bien. De hecho después de la "fase de aclimatamiento" no nos hemos arrepentido nunca. En invierno da una sensación de calorcito muy agradable, y en verano...pues sí, un color alegre jajaja...Fíjate que tengo todo tipo de colores en casa: verde, azul, amarillo, naranja, lila...pero no se me había ocurrido pintar ninguna habitación de rojo. Hummm...¿quizá la próxima vez? ;)
ResponderEliminar¡Os ha quedado preciosa! Y me ha encantado la idea de la habitación victoriana, a ver si me hago con una casa con más de un cuarto y puedo tener una biblioteca victoriana... :)
ResponderEliminarQueda muy bien. Has acertado con el color. Además creo que el cuadro se luce más. :)
ResponderEliminarmuy bonita, si. Ya vi el otro día el megacuadro en IKea y me gustó mucho, pero hay que tener un buen sitio para colgarlo. Estaba ese y el de un puente colgante pero ese era el más chulo
ResponderEliminarIris: ¡muchas gracias! Seguro que conseguirás la tuya :)
ResponderEliminarLa hierba roja: ¡gracias! Sí, el cuadro así resalta mucho sobre ese fondo :)
Amelia: ¡gracias! Sí, es enorme, tuvimos la suerte de que lo que había antes en esa pared se podía llevar a otro sitio sin problemas y dejarla bien despejada. Y eso porque Manuel fue el que me lo regaló, yo creo que con ese tamaño nunca me habría atrevido y habría sido una pena visto lo bien que queda.
Precioso el cuadro y también la habitación y también (sin ánimo de cotillear) la librería, me gusta mirar las estanterías ajenas :)
ResponderEliminar¡Gracias! Me alegra que te guste. Yo también en cuanto puedo husmeo las librerías ajenas, así que te entiendo a la perfección. Es inevitable :)
ResponderEliminar