Nada más llegar, después de arrastrar la maleta (los neoyorquinos son mucho más comprensivos con la gente que arrastra maletas que los londinenses) por Times Square (y decir hola a la webcam que había visto tantas veces los días anteriores) y dejar las cosas en el hotel, nos lanzamos de nuevo a la calle, de lo más espabilados pese a que en horario español era ya la una de la mañana. Con la excusa de buscar un sitio donde encontrar algo que cenar callejeamos un montón y terminamos en Grand Central Station, famosa de por sí, pero muy conocida por la escena de Los intocables y por el libro de Elizabeth Smart By Grand Central Station I Sat Down and Wept.
El caso es que no sé por dónde entramos o qué vueltas dimos que no vimos la sala central nada más entrar, sino que vimos los escaparates de las tiendas (chulas todas) y el interior, hasta que subimos unas escaleras y vimos lo que se ve en la foto de arriba. En foto pierde mucho y aunque la bandera americana no suele decirme mucho sí que es cierto que en Nueva York está por todas partes y suele quedar muy bien. La bóveda de ese azul tan bonito, con sus constelaciones, la iluminación y la bandera enorme ahí colgada realmente impresiona. Yo no sé qué hice subiendo las escaleras, no sé si dije en alto "ooooh" o si me paré en seco de la impresión, pero mi gesto le hizo a una chica que pasaba contarme que ella pasa por aquí cada semana y que no hay día que no la deje boquiabierta. Desde luego entendí lo que quería decir.
El domingo, después de callejear (eso lo hacíamos todo el tiempo, como debe ser) de buena mañana, nuestros pasos nos llevaron hasta aquí de nuevo y pasamos otra vez por la sala central (con el inevitable oooooh, etc.) de camino a una cafetería (en realidad dos) que había en la zona de abajo. Allí nos nos hicimos pasar por neoyorquinos de pura cepa, desayunando té y bagels (más sobre los bagels en futuras entradas), sentados cómodamente en un sillón muy curioso y leyendo el New York Times con sus mil suplementos dominicales y viendo a la gente ir y venir, aunque Grand Central Station ahora es más conocida como Grand Central Terminal: ya no llegan y salen trenes de todo el país, sino que es más como una estación de cercanías para el norte de Nueva York, con lo cual las idas y venidas no tienen nada que ver con lo que fueron en su día.
Más sobre Grand Central Station: sitio oficial, wikipedia en inglés y en español.
Como siempre: las fotos mejor en grande, haciendo clic sobre ellas.
Aviso a navegantes: aunque hoy haya dado la casualidad de contar lo que vimos nada más llegar tampoco va a ser esto un diario día a día, momento a momento de Nueva York, aunque sí que el blog se convertirá en unos días en "En Nueva York..." más que "En Barcelona..." porque tengo muchas cosas que contar y fotos que poner. La verdad, no creo que a nadie le suponga un problema, pero yo aviso por si acaso. Hoja de reclamaciones disponible.
jueves, 28 de agosto de 2008
Grand Central Station
Publicado por Cristina en 10:40
Etiquetas Álbum de fotos, Nueva York
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Encima, debajo... La emocion hace que me olvide de todo lo que nos enseño Coco en Barrio Sesamo. Se comprensiva.
ResponderEliminarQue guai la estacion. Me acuerdo de esa escena de Los Intocables. Esa es otra razon por la que quiero ir, tiene que ser como estar permanentemente en una pelicula. O en muchas!
Ai, es preciosa, con ese techo y esa luz que entra de forma casi espectral por los ventanales... Me está entrando una morriña que no sé si voy a poder aguantar muchos días...
ResponderEliminarA mí no me importaría que hicieras un día a día del viaje;)
ResponderEliminarLa estación parece impresionante en las fotos así que in situ debe ser alucinante.
Me encantan las estaciones de tren y esta es una de las más bonitas que he visto. Si verla en foto o en una película impresiona, no sé como será verla en directo.
ResponderEliminarB: si ves la entrada de hoy verás que digo algo sobre lo de estar permanentemente en una película. Cuando llegas (y en mi caso el resto del tiempo también) de verdad que parece que estás en un decorado o en un rodaje. Quién hubiera dicho que las películas americanas podrían ser tan realistas.
ResponderEliminarIris: me entra morriña hasta a mí poniendo las fotos...
Eternal: bien, me alegro de que te guste lo de comentar la jugada :)
Little Emily: impresiona muchísimo, sí.