Ayer, cuando se nos fue la luz a causa del viento huracanado, temimos, entre otras cosas, que nos tuviéramos que quedar sin repostería de sábado. Pero la luz volvió con tiempo de sobra para poder ponernos manos a la obra. Como la semana pasada habíamos hecho la tarta desde cero, ayer aceptamos la ayuda de Duncan Hines para hacer la White Cake (comprada en Taste of America en Madrid y que hasta en el aspecto de la caja es muy parecido a Betty Crocker). La foto demuesta que tanto el nombre (tarta blanca) como la foto de la caja son un tanto engañosos, sobre todo porque la foto lleva un glaseado que luego no trae incluido ni explica cómo hacer y que resulta que hay que comprar por separado. Eso sí, por dentro es bien blanquita. Y por fuera un poco más también gracias al azúcar glas, que siempre es un buen comodín.
Otra cosa también un poco confusa es que no leímos las "instrucciones" con toda la atención del mundo y, hasta pasado un buen rato y después de mucho dudar, nos enteramos de que la mezcla que resultaba después de añadir el polvillo y las claras de huevo, etc, etc. Era para hacer en dos moldes, y no en uno, como nosotros hicimos (¡y menos mal que no optamos por el Bundt!). Así que durante unos minutos de tensión casi hacíamos apuestas sobre si la tarta se saldría o no. Un poco raro eso de los dos moldes, puesto que no es como si pudieras elegir hacer una tarta hoy y otra dentro de unos días. Tienes que hacer las dos de golpe en cualquier caso. Nosotros jugamos con fuego, la tarta dos-en-uno creció que daba gusto pánico y obtuvimos el resultado de las fotos.
De sabor no es la mejor que hemos tomado, pero está muy lejos de estar mala, como deja claro el hecho de que unas 24 horas después quede algo menos de la mitad de esta tarta gigante (muy ligera, eso sí). Cuando probamos la mezcla "cruda" sabía muchísimo a las nubes blancas americanas y pensábamos que quizá fuera a ser un poco demasiado empalagosa (y eso que las nubes son siempre bienvenidas en esta casa) pero luego el sabor se suavizó y el de ahora es bastante rico. La textura, en cambio, es probable que sí sea de las mejores: esponjosa, nada seca y suave y ligera. Una maravilla.
La tarta de este fin de semana también es dedicada, que hoy Virginia Woolf celebra su 127 cumpleaños (yo casi lo celebro, sin acordarme, leyendo The Years). Ayer accedió a posar con la tarta y a dejarse hacer unas cuantas fotos.
Así que aparte de comernos su tarta, nos hemos pasado el día de su cumpleaños haciendo la limpieza que ayer los cortes de luz impidieron, limpiando el polvo que se colaba con el viento a pesar de las ventanas cerradas, planchando, comiendo aceitunas, viendo Lady Eve (Las tres noches de Eva), y, por mi parte, durmiendo una estupenda siesta en el sofá y aprendiendo que hay una gran diferencia, al ir a hacerse el té, entre echar el agua fuera y dentro del hervidor y que, aunque el agua derramada se seque bien, siempre queda alguna gota que luego se alía con el azúcar que también se cae, cómo no, para convertirse en un liquiducho pegajoso. El té, a pesar de todas las dificultades encontradas, estaba rico.
domingo, 25 de enero de 2009
Tarta blanca para Virginia Woolf
Publicado por Cristina en 18:38
Etiquetas Álbum de fotos, Cine, Con las manos en la masa, Cosas de casa
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A very british sunday...Te animo a que recopiles recetas literarias y las publiques con los bonitos diseños de alguno de los libros de la Hogarth Press.
ResponderEliminarNada, nada, cualquier día de estos me pongo a ello :P
ResponderEliminarMe gustan tus post culinarios con dedicatorias incluidas... no suena nada mal la idea de Insonrible ;-)
ResponderEliminarA mí me pasó igual con una mezcla que compré de Betty Crocker, que no leí lo de los dos moldes. Se ve que en lugar de cortar el bizcocho en dos lo hacen por separado y así después rellenarlo con la cobertura que lo cubre. Un poco raro, pero bueno. Buscaré la receta de esta White Cake porque tiene una pinta muy tentadora...
ResponderEliminarLlámame tonta, pero es que ni se me había ocurrido que lo de los dos moldes sería por eso. Ahora tiene un poco más de sentido, aunque lo de cortarlo tampoco es tan traumático.
ResponderEliminarHe visto que por ahí hay varias recetas que se pueden hacer sin la mezcla de Duncan Hines, así que anímate. Igual yo me guardo alguna para en otra ocasión hacerla desde cero y comparar.
Vaya tartas!! Ummm!! Qué buen aspecto. Lo cierto es que tuve un tiempo en mi vida de: rosquillas, pasteles, bizcochos...me estas haciendo recordar aquellos maravillosos años!! Quizá vuelva, aunque no de momento... De todos modos, tomo nota de donde adquieres los productos...Aún no he hecho los scones, a ver si encuentro huecos en mi vida culinaria.
ResponderEliminarEl té siempre (o casi siempre) está muy bueno...yo no paro de tomarlo, tendré que buscarme un blanqueador dental o mi sonrisa será amarilla total. Bss
Por cierto, qué tal "Lady Eve", no la he visto, y por lo que he entendido...¿te quedaste dormida? Fue de aburrimiento o, como decimos en mi casa "de agustito"...ya me dirás.
Pues yo te animo a que lo retomes. Hay muchas cosas que se pueden hacer muy rápidamente sin complicarse la vida y que luego son una delicia. Seguro que cuando hagas los scones te quedas con ganas de más ;)
ResponderEliminarLady Eve me gustó, tiene momentos muy buenos y muy sorprendentes (y un hombre tontísimo). Y no, no me quede dormida viéndola (la vemos mientras plancho). La siesta vino luego, totalmente deliberada y sin hacerle feos a nada.
Al menos Virginia Woolf agradeció el esfuerzo y posó junto a la tarta que le habías dedicado.
ResponderEliminar¿No habrá tarta dedicada esta semana? Aunque no te guste, la semana que viene es el cumpleaños de Dickens que está a punto de cumplir su bicentenario y ya va por los 197 años. Lo digo como sugerencia aunque ya sé que no te gusta :)
Pues creo que no tengo ninguna fecha anotada en el calendario, la verdad. Y aunque quisiera hacer lo de Dickens creo que las cosas representativas suyas que poder colar en la foto escasean en casa. Pero bueno, me lo pensaré ;)
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