jueves, 1 de enero de 2009

El comienzo del año en dos imágenes

Esta mañana, no precisamente por arte de magia, sino por el ratito que me he pasado poniéndolo como debe ser, mi calendario había cambiado la joroba de lado. Para que llegue su compañero casi inseparable - el calendario de Mafalda - habrá que esperar a que lo traigan los Reyes. No me quejo, que siempre es divertido leer las tiras atrasadas de una sentada.

Me acordaba hoy de que en el libro de Carmen Martín Gaite que terminé el otro día (el año pasado ya), CMG protesta todo el rato por la tiranía del tiempo y que tenga que ser esa la forma de medir las cosas. Pues bien, creo que la pobre mujer se desesperaría un poco conmigo si viera que cada mañana paso religiosamente la página no de uno, sino de dos calendarios. Y de que en esta casa hay más calendarios por metro cuadrado de la media no lo pongo en duda. El que nos trajimos de Nueva York, que durante cuatro meses ha estado estancado en la misma página con sus cuatro meses y la misma foto, hoy luce el edificio Flatiron en todo su esplendor. Y, bueno, no sigo con el repaso de qué sale hoy en tal calendario o para cuando acabe la descripción del último calendario ya será la de la foto que traiga para diciembre.

La otra imagen del día es la del cordero con que hemos empezado el año. Manuel aún vaga por la casa repitiendo que está llenísimo. Pero lo importante es que ha quedado bien rico y que no ha sido muy, muy complicado. La foto de aquí al lado, que no es ninguna proeza de la fotografía, la pongo más que nada para que la vea la asesora culinaria y así evitarle el tener que vérselas con Gmail para conseguir abrir la foto y poder ver el resultado de la obra que dirigió a distancia.

Con el estómago tan lleno he dormido la "tradicional" siesta de Año Nuevo que ha dado gusto, eso sí.

Y hasta el año que viene se acabó el cocinar comidas navideñas, que la de Reyes me la darán hecha...

Y, por último, ya 1 de enero y yo aún sin decidirme por qué libro trasladar a la mesilla esta noche (aún están ahí los diarios, qué pena me dio leer las últimas entradas ayer). Manuel se lo pasa en grande haciendo sugerencias alternativas a las Mitford o a Virginia Woolf, y yo misma me complico más la vida recordando que también están a la espera las cartas de Elizabeth Gaskell. Mañana, que ya me habré decidido, lo cuento.

3 comentarios:

  1. Cristina, descubro que tenemos más cosas en común, yo también tengo la casa llena de calendarios, no lo puedo evitar! Y me sumo a lo del libro a trasladar, tampoco consigo centrarme con la lectura...

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  2. Feliz 2009!
    Llevaba días entrando a verte pero sin comentar pero hoy no podía dejar pasar la ocasión para desearte lo mejor!
    Un beso.
    Ah, por cierto, en la farmacia me regalaron un botecito de Te de Nadal, que lleva te negro, canela y cáscara de naranja. Cada vez que bebo una taza me acuerdo de tí, jajaja

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  3. Roberta: ¡qué gracia lo de los calendarios! Es un consuelo saber que no estoy sola (con mis calendarios, eso sí) :P

    Mar: muchas gracias, e igualmente, que tengas un feliz 2009. Y que disfrutes de ese té, encima regalado :)

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