Aún quedan unos pocos días para que se acabe el año, y con él este libro que me ha acompañado todas las noches (menos las que hemos pasado de viaje, que no soy tan cuadriculada como para viajar con él) desde finales de enero: The Assassin's Cloak: An Anthology of the World's Greatest Diarists, editado por Irene y Alan Taylor.
No pensaba que me fuera a gustar tanto cuando lo empecé deprisa y corriendo para ponerme lo antes posible al día, cuando aún me hacía líos entre quién era quién y tenía que consultar cada dos por tres la sección final que incluye biografías breves de la gente cuyos fragmentos de diarios se han incluído. Lo bueno (o lo malo, según se mire si uno busca más o menos variedad) es que a estas alturas, y siempre con alguna excepción, ya conozco bastante bien a los contribuyentes.
Los hay que me han caído mejor y peor, los hay que me han gustado muchísimo y he necesitado ampliar horizontes con ellos, los hay - también - cuyas entradas me ha dado cierta pereza leer; los menos, eso sí. Y hay unos pocos que me han hecho debatirme entre si mirar cuánto faltaba hasta su próxima aparición o esperar a llevarme una sorpresa.
Muchos de ellos, en un curioso caso de qué-vino-antes-el-huevo-o-la-gallina, han salido a relucir a lo largo del año en ocasiones inesperadas fuera de los diarios y me han hecho exclamar "¡pero si sale en mis diarios!" (porque sí, me los he apropiado). Sin ir más lejos, hace unos días Manuel tenía puesta una película llamada Longford, cuyo nombre me sonaba, así como el de la tal Myra Hindley, que también salía en la película. Al cabo de un rato de verla me di cuenta de que Lord Longford era uno de los contribuyentes y que claro que había hablado en su diario de Myra Hindley. Así podría poner muchísimos ejemplos más.
No soy capaz de hablar de todos los nombres, hechos, menciones que, a la mañana siguiente (o a la otra o a la otra... que a veces, al no apuntarlo, tardo en acordarme de que lo quería buscar) he tecleado en Google y que me han hecho pasar un rato de lo más entretenida.
Los hay que son bien conocidos (y variados): Samuel Pepys no podía faltar, (pero también sale su mujer), Noël Coward, Virginia Woolf, la reina Victoria, Katherine Mansfield, Lord Byron, Sylvia Plath, Beatrix Potter, Brian Eno, Albert Camus, Chips Channon, Harold Nicolson, Alan Bennet... Muchos de los contribuyentes (algunos no tan conocidos de entrada) han saltado a otros planos. Estrellas y grandes éxitos del año han venido en muchas ocasiones de alguna entrada leída por la noche, recordada y buscada a la mañana siguiente: Barbara Pym, Nella Last (y, por ella, todo Mass Observation), Virginia Woolf (a la que, obviamente, ya conocía pero cuyas entradas - y de ahí lo que decía antes del qué-vino-antes-el-huevo-o-la-gallina - me hicieron tropezarme y lanzarme a por sus diarios de una vez), E.M. Delafield. Y algunos que, aunque aún no han dado el salto, no descarto para el futuro: Alice James (la hermana de Henry), Katherine Mansfield, etc.
Entre todos ellos y muchos más que no he mencionado siquiera han escrito las entradas más divertidas, más tristes, más desagradables, más sorprendentes, más inesperadas, más extrañas, más conmovedoras, más chocantes, más impactantes y muchos adjetivos más.
¿Y por qué se llama el libro "la capa del asesino"? Todo viene de uno de los contribuyentes, William Soutar, poeta escocés que se quedó en cama desde 1930 hasta su muerte en 1943 a raíz de una enfermedad que contrajo durante la Primera Guerra Mundial y que forma parte del grupo de contribuyentes cuyas entradas siempre estaba deseando alcanzar, que escribió:
A diary is an assassin's cloak which we wear when we stab a comrade in the back with a pen.
Un diario es la capa de asesino que nos ponemos cuando apuñalamos a un amigo por la espalda con un bolígrafo.
Así que me dispongo a saborear las últimas entradas del año y me preparo para que toda esta gente me abandone. Tengo que buscarme una nueva lectura nocturna, porque me ha encantado el ritual y porque no soportaría ver la mesilla, ahora que me he acostumbrado, sin un libro más duradero que el resto, cuyas páginas se van poniendo amarillas por el lado donde les entra la luz. No me termino de decidir entre las cartas de las Mitford o los diarios de Virginia Woolf. Me quedan pocos días para decidirme y se admiten consejos.
Yo preferiría vivir un año con las Mitford que con Woolf :-) pero a ver si te puedo tentar con los diarios más entretenidos e interesantes que he leido en los últimos años, los de Frances Burney, una de las primeras escritoras que consiguió ganarse la vida con sus libros.
ResponderEliminarTuvo una vida llena de acontecimientos: frecuentó el círculo de las bluestockings y fue amiga del doctor Johnson, fue dama en la corte de la reina Charlotte en la época en que el rey Jorge estaba perdiendo la cabeza, su primera novela, Evelina, fue todo un bestseller y la hizo famosa, se casó con 41 años con un noble emigré y tuvo un hijo con 42, vivió en Francia en la época de la Restauración y conoció a Napoleón y a Talleyrand, tuvo un cáncer de mama y le extirparon un pecho sin anestesia - la descripción de la operación pone los pelos de punta-... Vivió entre 1752 y 1840 y fue un modelo y un ejemplo para Jane Austen y las Brontë.
En Penguin hay una edición de sus Journals and Letters.
Hmmm... interesante sugerencia, muchas gracias. Luego busco el libro que dices. Conozco a Fanny Burney aunque nunca he leído gran cosa suya. Sabía alguna de las cosas que cuentas de oídas (lo de la operación sin anestesia, por ejemplo, que en su momento me impactó muchísimo).
ResponderEliminar¿Tú has leído Evelina?
De todas formas, estoy bastante decidida, a tirar e Woolf o Mitford. Pero eso no quiere decir que no vaya a tener a Fanny Burney en cuenta en el futuro, claro.
Intenté leer Evelina pero me derrotó, Fanny escribía en la época de "si puedo contar algo en veinte páginas no lo voy a hacer en dos líneas" y además te entraban ganas de dar de tortas al héroe.
ResponderEliminarUna entrada estupenda...por su puesto este libro, imagino que no está traducido...De todos modos lo anoto en mi lista. Bss
ResponderEliminarPor cierto, me encanta la idea de disfrutar de un libro durante todo el año (me ha parecido entender eso). En mi caso, me acompañó Mansfield Park.
Anoto también el que recomienda Miss Froy.
Miss Froy: Es que esa época era un poco matadora, sí. Por eso nunca le he puesto mucho empeño yo a lo de Evelina, pese a saber que estaba ahí y la influencia que había sido para Jane Austen.
ResponderEliminarSupongo que las cartas y diarios sonarán mucho más espontáneaos, claro.
María: No, no está traducido... Pero sí, lo has entendido bien, desde el 24 de eneero que llegó hasta pasado el próximo 1 de enero este libro no se habrá separado más de un par de metros de mi mesilla. No bromeo cuando digo que voy a echarlo de menos. No te envidio mucho lo de Mansfield Park, que es el Austen que menos me gusta.
No te gustó Mansfield Park?? A mí no es de los que más me gustan, pero desde luego hay partes que me encantan. En especial cuando regresa a la casa de su infancia. Y la relación que tiene con Susan...actúa con ella como institutriz. Pero entiendo perfectamente que no es comparable al libro que te estabas leyendo.
ResponderEliminarDe Austen me costó más "La Abadía de Northanger" pero le echo la culpa al momento en que lo leí. Bss
¡Lo tengo! En casa tenemos Papa Noel y Reyes y alguien ha tenido la idea de regalarmelo. No sé si podré leer una entrada diaria durante un año pero como mínimo puedo intentarlo ;)
ResponderEliminarCristina, no tenías las cartas de Charlotte Brontë? Podrías combinarlas con las de Elizabeth Gaskell, aunque las cartas de las Mitford también son una buena idea.
No me mireís mal ahora, pero he de confesar que aún no he leído Emma, me da algo de reparo.
¡¡Qué bien!! Ya verás cómo si empiezas con el ritual de leer cada día las entradas que corresponden ya no lo puedes dejar. Yo tampoco había leído un libro así y ya ves lo que he disfrutado. Seguro que te gusta y además descubrirás montones de cosas nuevas.
ResponderEliminarSíp, tengo las cartas de Charlotte pero para bien o para mal me las conozco ya bastante bien y lo que busco es un poco el factor sorpresa. Pobre Charlotte, le hago un feo :P
Pues Emma yo quiero releerlo desde hace tiempo porque lo leí en español cuando estrenaron la película de Gwyneth Paltrow, o sea, con 15 años. Así que creo que se merece una relectura en condiciones.