"El pasado es un país extranjero [¿lugar extraño?]: allí hacen las cosas de diferente manera". Así empieza, salvo por los corchetes de mi indecisión, The Go-Between (El mensajero), de L.P. Hartley. Y, desde luego, el libro demuestra que es así: cuando en 1953 Leo Colston cuenta lo que pasó en aquel fatídico y caluroso verano de 1900, comienzo, a todas luces, de un prometedor siglo, ya han quedado atrás dos guerras mundiales (inevitables, por lo visto, en mis lecturas de últimamente, y no lo hago a propósito)que han enterrado, aparte de a mucha gente, toda una serie de costumbres, de prácticas y de formas de ver la vida.
En julio de 1900, Leo está a punto de cumplir 13 años y va a pasar el mes a casa de un compañero de colegio y de su familia. Allí, con su traje de color verde inocencia (como él lo termina por ver), se encuentra sin saber muy bien cómo actuar en una casa donde el único de su edad es su amigo Marcus, que es un año menor pero mucho más mundanal. Y así, de pronto, por un buen gesto, por una casualidad, por un pasatiempo, se ve haciendo de mensajero secreto entre Marian, la hermana mayor de Marcus, y Ted, un labrador.
Y todo en mitad de una ola de calor, esa sí basada en un hecho real, porque L.P. Hartley no se inventa el clima, las temperaturas que Leo comprueba cada día, son prácticamente iguales a las de los registros oficiales de la época. Incluso la gran tormenta que se ve venir desde el principio (la mayoría de los libros ingleses en los que salen olas de calor suelen culminar en grandes tormentas, sin ir más lejos ya leí otro así este año) es real, sucedió de verdad. Y como la historia podría haber pasado perfectamente, cuando uno lee el libro cuesta no tomarlo como una historia real.
Pero, mientras Leo va de acá para allá con sus mensajes, pasan otras muchas cosas, la segunda guerra de los bóers, que ha dejado secuelas en uno de los invitados a la casa de los Maudsley, sirve para presagiar las otras dos mundiales que vendrán en ese siglo que, cuando empieza el libro, Leo veía tan prometedor. Las clases empiezan a diluirse poco a poco. Y Leo vive en un mundo que no es ya el de los niños ni tampoco el de los adultos, el pobre se pasa toda la historia, a pesar de la ola de calor, andando sobre una capa de hielo muy fino. En cuanto no pone atención, o incluso a veces cuando pone los cinco sentidos, zas, un pie atraviesa el hielo.
Manuel me insistía para que leyese el libro desde hace siglos, pero, claro, siempre hay tanto donde elegir que cuesta hacer hueco a las cosas. Al final el otro día, cuando yo me quería decidir por todo y no me terminaba de decidir por nada, lo dejó caer de nuevo. Fue coger el libro de la estantería, ver que empezaba con un fragmento de un poema de Emily Brontë* de lo más adecuado para el libro, ver la primera frase del libro que ya había oído antes, pero que no sabía que venía de aquí y decidirme de inmediato. Al cabo de un rato ya había leído las 20 primeras páginas y estaba enganchadísima... y, hasta el final anoche, y sólo porque se acabaron las palabras, no me desenganché ya.
Hay una película basada en el libro. Manuel ya la ha visto, de hecho la vio antes de leer el libro, pero cuando yo me enteré el otro día, me dijo que la veríamos si quería, pero quizá no una Noche de viernes, que corren el peligro de convertirse en "noches de viernes en que vemos las películas de los libros que acabamos de leer". La verdad, creo que tiene razón, pero veré la película a deshoras.
Había leído en algún sitio que este libro podía considerarse, de alguna forma, como el abuelo de Atonement (Expiación), de Ian McEwan. Se lo dije a Manuel cuando aún llevaba poco y dijo que sí en algunas cosas, no en otras, pero no pudo decir más sin destripármelo. Ayer, cuando lo había terminado, volvimos a comentarlo y es cierto que, sin ser Atonement una copia (que además tiene lugar treinta y pico años después) , sí que tienen bastantes puntos en común, sobre todo en relación al principio de Atonement y a algunos aspectos de la situación, etc. Es curioso.
Y recomendable, también.
* Emily Brontë, de cuya muerte hace hoy 160 años.
viernes, 19 de diciembre de 2008
The Go-Between (El mensajero), de L.P. Hartley
Publicado por Cristina en 9:37
Etiquetas Brontë, Citas célebres, Libros
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Me estas diciendo que tu has comprobado los registros de temperaturas de la epoca??
ResponderEliminarNo, en realidad es que en mi vida anterior lo viví, no te digo :P
ResponderEliminarEl caso es que yo no lo he comprobado, pero el editor del libro, por lo que se ve, sí, ya ves qué juerga.
Por cierto que si has hecho la pregunta es que me has creído capaz de hacerlo... qué horror.
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