domingo, 14 de diciembre de 2008

Tres velas y un fracaso culinario

Ayer, si quería celebrar Santa Lucía a la sueca, me podía haber conformado con hacer lo del año pasado: un cuadro de Larsson en el blog y una mención de pasada al típico bollito de azafrán. Pero no lo hice, y decidí dar un paso más allá y buscar una receta de los bollitos en cuestión aprovechando que Santa Lucía caía en sábado de repostería.

La cosa ya empezó mal cuando la receta daba la cantidad de azúcar en decilitros, cosa que indignó a Manuel (¿desde cuándo el peso se mide como líquido?) y que nos tuvo un rato buscando alternativas (que no abundaban, por lo visto los decilitros son la medida sueca universal para el azúcar) y haciendo conversiones. Luego pusimos la cantidad ingente de levadura de panadería que pedía la receta y con la que yo pensaba que la masa nos echaría de casa al más puro estilo de película de terror. Y esperamos a que la masa doblara su volumen junto al radiador. Y esperamos y esperamos y la masa sólo había aumentado un poco. Las situaciones drásticas requieren medidas drásticas: horno a 50º y masa dentro. Ni con esas dobla su volumen, pero aun así seguimos adelante: formar eses con la masa, decía la receta, pero nuestra masa tendía a la informidad y pegajosidad, imposible moldearla. Sacamos el molde de moldes del armario y decidimos que la forma al fin y al cabo es lo de menos. 25 minutos en el horno (la receta decía 5-6) y cada bollito se ha convertido un mazacote medio crudo sin una mísera pompa de aire en su interior. Horas después casi podemos imitar el sonido de las castañuelas chocando dos bollos, pero el sabor no es del todo repugnante (aunque la masa cruda sabía mejor). Al día siguiente - hoy - el sabor del azafrán se ha reconcentrando, los bollos se han resecado y están más duros aun. Ningún domingo a estas horas quedan tantos restos de la repostería del día anterior como hoy. El destino de los bollos es, nadie lo duda aunque nadie se decide a ejecutarlo, el cubo de la basura.

Nuestro primer gran fracaso repostero no tuvo reportaje fotográfico y yo me arrepiendo de haber cambiado el "poner la Navidad" por hacer bollos duros y crudos de Santa Lucía.

Hoy me he resarcido un poco con el té de Navidad y las tres velitas de tercer domingo de adviento y fotos para compensar todas las que no pude hacer ayer y, aunque hoy no hay vídeo (prometo que sí el domingo que viene con las cuatro velas), el tintineo era una maravilla y los angelitos revoloteaban a toda velocidad.

Y antes de eso era mañana de (¡poca!) plancha, screwball comedy: My Man Godfrey (Al servicio de las damas) (libre de derechos ya, así que puede verse entera en internet en v.o.), y aceitunitas.

Y por cierto que hoy se estrena en CTV, una cadena canadiense, la precuela (inventada) de Ana de las Tejas Verdes. Por lo visto el productor, Kevin Sullivan, que tan bien lo hizo con las dos primeras partes, no consideró suficiente "fracaso"/espanto la tercera parte y ha decidido sacarse de la manga (ignorando una vez más lo que Lucy Maud Montgomery escribió) una precuela contada desde la perspectiva de una Anne de mediana edad (no interpretada por Megan Follows, como cabría esperar) que acaba de quedarse viuda porque Gilbert ha muerto en la Segunda Guerra Mundial (!!) y que descubre unas cartas con información sobre sus primeros años de vida. Ese es el resumen, si alguien se anima a intentar verla (aquí se ve un trailer). Yo tengo cierta curiosidad enfermiza, pero sé que me pondré de peor humor que con la tercera, que ya es decir, si es que me decido.

4 comentarios:

  1. Me encantan tus velas de adviento. Me gustan tanto que me procuraré un candelabro como el tuyo, a ver si lo encuentro, para poder encenderlas el año que viene.
    Y no te preocupes que a todos nos ha pasado tener esas masas pegajosas que no suben y que después de pasar por el horno bien podrían ser armas peligrosísimas.
    Por si te quieres animar otra vez a hacer el pastel de azafrán te aconsejo que te pases por aquí, Pastel de azafrán

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  2. No dudes lo de las velas, es un ritual encantador. Se llaman Swedish Angel Chimes. No sé si en Barcelona, en tiendas físicas, quiero decir, se pueden encontrar, pero una búsqueda rápida en Google deja claro que en internet sí :) A ver si el año que viene puedes pasar así el adviento.

    Gracias por los ánimos y por la receta. Tomo nota, aunque de momento he aborrecido - temporalmente, supongo - el sabor del azafrán.

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  3. Siento mucho lo de tus bollitos...
    Me he quedado alucinada con el link que nos has puesto de Anne of Greengables...¿por qué lo llaman así si no tiene na da que ver? Bueno es cierto que la casa, parece la misma que vi en Canadá, pero...de dónde se han sacado la historia?? No saben que hay más libros: Anne of Ingleside, Rainbow Valley o Rilla of Ingleside,...con todos ellos se sabe, que Anne se casó con Gilbert y tuvo seis hijos, en fin...esto de inventarse las historias...qué disgusto!...

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  4. Es que parece que al tal Kevin Sullivan se le subieron a la cabeza las buenas críticas de las dos primeras series y, desde entonces, más que fiarse del texto de L.M. Montgomery o dejar el tema, se debe de creer su reencarnación o algo así y no se corta un pelo en hacer "adaptaciones" birriosas usando el nombre, supongo que porque, sin el nombre, nadie se las compraría.

    He leído algunos sitios - no periódicos, sino gente aficionada a Anne - y, con alguna excepción, todos la ponen bastante mal, aunque también es cierto que muchos ya estaban convencidos de que´no les gustaría (un poco como yo misma).

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