Tengo la extraña sensación de hablar mucho de comida últimamente. Y mirando unas cuantas entradas anteriores compruebo que más que una sensación es un hecho. Qué le vamos a hacer. Diría que fuera del blog hablo de otras cosas y tengo otros intereses pero la conversación telefónica de ayer con la asesora culinaria, también conocida como madre, sobre las comilonas de Navidad o la de días antes sobre cómo por fin me he reconciliado con la tortilla de patatas en la vitrocerámica (después de que me saliera bastante bien en la cocina de gas) no me dejarían mentir tan descaradamente.
El caso es que ayer hice carne asada (la segunda de mi vida después de que la primera saliera rica) y, de repente, la anglofilia llamó a mi puerta y me complicó las cosas: iba a complementarla con Yorkshire pudding. Me ahorro la descripción detallada del caos de cacharros, idas y venidas y manchas que era la cocina con Manuel y yo tratando de hacer mil cosas a la vez y ninguna en realidad (cortar la carne, hacer la salsa, poner los Yorkshire puddings a hacer, quitar cacharros de enmedio, limpiar, manchar, limpiar otra vez, mirar los Yorkshire puddings en el horno, porque verlos subir es muy chulo, y un largo etcétera).
Pero el resultado, a pesar de la foto cutre con una luz muy mala, fue muy bueno. Los Yorkshire puddings hay que comerlos recién hechos y además después de la tensión en que habíamos vivido los últimos minutos no tenía muchas ganas de ir en busca de la mejor luz.
La receta inglesa hasta la médula que usé fue de la BBC (si alguien quiere la traducción que me la pida, es más fácil de lo que parece y de lo que yo cuento), aunque en internet se encuentran miles y todas diferentes, supongo que porque es una receta muy casera y tradicional. Eso sí, se supone que es para cuatro personas y es para, diría yo, cinco o seis. Yo, deseosa de comer muchos Yorkshire puddings y recordando sólo lo bueno (el sabor y la textura y lo ricos que están con la salsa de la carne) y nada de lo "malo" (lo mucho, MUCHO, que llenan) estuve a un paso de hacer más cantidad de la indicada, menos mal que Manuel me paró los pies. Ocupamos los 12 huecos del "molde de moldes" y aún sobró un poquito que dejamos por imposible. Sobraron la mitad de los Yorkshire puddings, claro, y los guardamos para hoy, pero no sé si estarán comestibles.
Después de todo esto, y comiendo feliz, declaré que haría más Yorkshire puddings, que eran más fáciles de lo que imaginaba. Manuel me miró con cara de miedo, pero siguió comiendo su Yorkshire pudding. Al final dijo que bueno, que sí, que repetiríamos, pero mejor en días festivos en los que las cosas se pueden hacer con más calma. Por mí perfecto.
viernes, 5 de diciembre de 2008
Yorkshire pudding
Publicado por Cristina en 10:03
Etiquetas Álbum de fotos, Con las manos en la masa
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Bueno, tiene un aspecto curioso, aunque personalmente siempre he pensado que los ingleses no eran precisamente conocidos por su rica comida...
ResponderEliminarQuiero pensar que el tono verdoso es debido a la luz...;D, Pero me oarece muy valiente dedicarse a la cocina inglesa. Felicidades.
ResponderEliminarTienes que visitar el blog http://iban.com.es/tequedasacenar/
que hace mucha comida británica ( y de todo tipo).
Jo, creedme que la pinta fea es por la luz y no por la realidad. La próxima vez que haga Yorkshire puddings sacrificaré el comerlos recién hechos por ir en busca de la luz perfecta para que no se diga.
ResponderEliminarB: hija, como todo tiene sus cosas. Y yo, la verdad, prefiero mcuhas comidas inglesas a, no sé, una típicas ancas de rana o unos caracoles, por muy franceses y de buena reputación que sean :P
Maelstrom: ¡conozco el blog! Alguna vez buscando productos (clotted cream... hmmm... aún la tengo sin abrir en el frigorífico esperando a que hagamos scones de nuevo) o recetas he llegado a él.
Ummm!! Nunca he hecho Yorkshire puddig, pero todo es cuestión de intentarlo...este mes intentaré hacer scons.
ResponderEliminarEl año pasado para cenar en Navidad hicimos budin de pescado. Le hice una foto y no tenía muy buen aspecto. Como tenía agujero en el medio, le puse una pequeña flor -más bien una pequeña maceta-(por eso de que quedara mejor)En fin... el caso es que estaba muy bueno, buenísimo, pero mis padres no quieren volverlo a ver ¿? Bss
Por cierto, para todo hay épocas, y qué mejor época que hablar de cocina por estos días que se avecinan.
Recuerdo cuando estaba con una familia inglesa que la mujer me soltó un día un discurso sobre la cocina inglesa. Me dijo que era mucho más "dificil" que la española, que ella se pasaba hooooras en la cocina. Eso no era cierto. En todo caso, sólo el domingo.
ResponderEliminarEntre semana, odiaba la comida. Los domingos no estaba nada mal. Y comí pudding, pero hace taaanto tiempo que no me acuerdo ni cómo sabía!
María: ¡suerte con los scones! Son facilillos, así que seguro que te salen de maravilla. Eso sí, son visto y no visto. Si antes de hacerlos pasas por Living in London te recomiendo que te hagas con un botecito de "clotted cream" para untarlos.
ResponderEliminarBlaudemar: las comidas con las familias inglesas siempre suelen generar montones de anécdotas y platos que una no quiere volver a ver en la vidad. Pero supongo que allí, como aquí, hay de todo.