Ya conté que en nuestra visita a Fortnum & Mason me decidí, después de mucho pensarlo, por comprar el té Queen Anne. Ya había probado otros tés de esta marca (de hecho tengo algún que otro sobre de esos que son "el último" y me da pena terminar del todo) que me habían gustado. Lo que más me atraía, sin embargo, era comprarlo in situ (y no en el aeropuerto como siempre) y la institución británica que es Fortnum & Mason.
Las descripciones "técnicas" de tés (¿aún?) no me dicen mucho, así que al final me terminé guiando por las apariencias. La lata era bien mona, aunque todas eran iguales; me gustó mucho el nombre, aunque de la reina en sí no conozco gran cosa; me gustaron las letritas en rosa que sí que los distinguían, junto con el nombre por supuesto, de las demás latas, aunque el rosa no me suele gustar. En fin, que creo que fue pura casualidad.
Ahí lo dejé mientras terminaba el té de Navidad y otros y, lo reconozco, porque me daba miedo que las apariencias engañaran y el té, con todo, resultara no gustarme.
Por fin hace unos días aprovechando que había una luz bonita me decidí a probarlo con la excusa de una sesión fotográfica:
Y el té me supo tan bien como - creo yo - monas quedaron las fotos. Como ya he dicho que las descripciones técnicas de sabores de tés (o sabores en general, la verdad) no son lo mío, se da por hecho que soy incapaz también de explicar por qué me gustó. Pero fue una sorpresa de lo más agradable. Ahora el problema es otro: tomarlo con calma para que dure lo máximo posible pese a lo rico que está.
Mientras lo saboreaba leía su historia en la lata. Lo crearon mezclando tés Assam y Ceylon en 1907, año del bicentenario de Fortnum and Mason y le dieron el nombre de la reina que esos doscientos años antes les había visto nacer. Creo que en 2007 el tricentenario lo celebraron redecorando la tienda (que quedó tal y como la vimos nosotros) y, que yo haya podido averiguar, no crearon ninguna mezcla nueva.
Y porque me acaba de venir a la cabeza:
Perhaps there can be too much making of cups of tea, I thought, as I watched Miss Statham filling the heavy teapot. Did we really need a cup of tea? I even said as much to Miss Statham and she looked at me with a hurt, almost angry look, 'Do we need tea? she echoed. 'But Miss Lathbury...' She sounded puzzled and distressed and I began to realise that my question had struck at something deep and fundamental. It was the kind of question that starts a landslide in the mind. I mumbled something about making a joke and that of course one needed tea always, at every hour of the day or night.
Quizá sea posible hacer demasiado té, pensé, mientras miraba a la señorita Statham llenar la pesada tetera. ¿De verdad necesitábamos una taza de té? Llegué incluso a decírselo a la señorita Statham, que me dedicó una mirada herida, casi enfadada.
-¿Necesitamos el té?-repitió-. Pero señorita Lathbury...
Sonaba confusa y angustiada y comencé a entender que mi pregunta había chocado con algo profundo y fundamental. Era de esas preguntas que provocan un corrimiento de tierras en la mente. Murmuré algo sobre gastar una broma y que por supuesto que una necesitaba té siempre, a cualquier hora del día o de la noche.
Excellent Women (Mujeres excelentes), de Barbara Pym. (Traducción rapidísima y desastrosa mía).
Preciosas las fotos. Y, desde luego, elté parece delicioso...y esa lata, tan útil cuando se acabe el contenido!! ;D
ResponderEliminarSí, las latas de té siempre son reutilizables :)
ResponderEliminarA mi me regalaron unos amigos del trabajo una cesta de Fortune & Mason por Navidad, monísima. Traía galletas de mantequilla, confitura de naranja, un bizcocho pequeño y una lata de te que empecé el otro día. No recuerdo el nombre, lo miraré esta tarde. La cesta la uso ahora para guardar mis plumas y mi cuaderno de lecturas.
ResponderEliminarLas fotos han quedado de anuncio! Y la verdad es que el té tiene una pinta de lo más apetecible. Ojalá nos pudieras invitar a una tacita virtual!
ResponderEliminarMolinos: ¡vaya regalo! Las que vimos por allí en la tienda eran todas espectaculares. Supongo que el té estará rico también.
ResponderEliminarMar: a tacitas virtuales siempre estáis invitados, mujer ;)
Yo tampoco sé mucho de tes... ¡pero solo por la lata merece la pena!. ¿Os he confesado ya que soy una fanática de las latas?
ResponderEliminarPues no lo habías confesado, pero es una afición muy comprensible, desde luego :)
ResponderEliminarCristina, qué bien poder disfrutar de más regalos de un viaje, verdad?? Y qué sea té!!!! Las fotos son preciosas...dan ganas de coger la lata y olerla...¿hueles el té? Yo sí, pero es que suelo escogerlo aromático, y creo que ya lo hago con todos (jeje).
ResponderEliminarMe apunto al té virtual (aunque no tengo Queen Anne, que debe estar buenísimo), y a ser fan de las latas. Siempre tengo una excusa para escoger alguna...jeje. Por cierto, la que muestras es muy bonita...y muy reutilizable.
Bss
Por cierto, me encanta la traducción que has hecho del libro de Barbara Pym...gracias por compartirlo!! Coincido en que una taza de té siempre es bienvenida (por eso hay varios tipos de té, no??) Bss
ResponderEliminarMaría: claro que huelo el té (porque tiendo a olerlo todo: los libros, las cosas nuevas, el plástico, la tinta, los dulces, la carne... en fin, ya te haces una idea...). Me encanta cuando en las tiendas de té te dan a oler las latas :)
ResponderEliminarMe alegra que te gustara lo de Barbara Pym, aunque no es una gran traducción, me temo, pero para dar una idea no está mal.
Hola gente, alguno sabe decirme en Barcelona donde se pueden comprar? Muchas gracias. Javier
ResponderEliminar