Desde tiempos inmemoriales me ha gustado el nombre de Muriel; tanto es así que la primera vez que alguien en casa vio que estaba leyendo mi primer libro de Muriel Spark, Memento Mori (ahora recién publicado en español), asumió que lo había comprado por el nombre. Y ahora no me acuerdo si realmente fue así, pero si una portada me puede animar a comprar un libro, es probable que un nombre también; como mínimo seguro que me animó a ver de qué iba el libro.
Leí unos cuantos libros más de esta autora de nombre bonito, leí si no entera sí gran parte de su biografía de Emily Brontë, lamenté su muerte en el año 2006 y, de pronto, otros libros se cruzaron en mi camino y la dejé medio abandonada. Hasta este año, que con la agitación de la nueva biografía (que quiero desesperadamente*), recordé que Muriel Spark no me había hecho nada malo, ¿por qué había dejado de leerla? Su poesía no hizo más que reprocharme mi absurdo abandono de esta magnífica escritora. Unos cuantos paseos por unas cuantas librerías virtuales y físicas me ayudaron a comenzar a subsanar el asunto de la mejor forma posible y como más me gusta: empezando por el principio, por su primer libro: The Comforters, publicado en 1957 (y quién lo diría; la historia podría estar publicada por primera vez este año sin problemas).
Estos días, leyéndolo y disfrutándolo, me hubiera abofeteado. ¡¿Por qué dejé pasar tanto tiempo sin Muriel Spark?! No se comprende. Como no se comprende que Muriel Spark sea una de esas autoras británicas que por ciertos motivos no han llegado a alcanzar el primer plano que se merecían. El motivo principal del mirar hacia otro lado de la crítica fue el catolicismo de Muriel Spark (que pertenecía a una familia mitad judía, mitad presbiteriana), su conversión (apoyada por otros católicos como Graham Greene o Evelyn Waugh, con los que podría alegarse que lo del catolicismo de Spark es una mera excusa para explicar el motivo por el que la crítica no le prestaba mucha atención), su forma de hablar abiertamente del catolicismo en sus libros (no siempre bien y nunca sin toques críticos e irónicos, como es el caso del principio y gran parte de de The Comforters). También entra en juego la historia de desencuentros con su hijo.
Pero es que es imposible tenerle nada en cuenta a Muriel Spark. Escribe dos frases, llena un capítulo y te engancha como nadie con una historia (y contar plausiblemente la historia de esta novela con la que se estrena es igual de sencillo que hacer malabares) y, sobre todo, con una prosa y una capacidad de descripción magistrales. Estos días, mientras leía The Comforters pensaba cómo podía definir a Muriel Spark en el blog. Tuve la suerte de que la introducción de mi edición no sólo era de las amenas (se puede leer íntegra en inglés aquí) sino que además me puso las cosas fáciles. Ali Smith lo dice como yo no hubiera podido decirlo nunca, y da en el clavo:
The Comforters was the first of the 22 novels Muriel Spark would write over nearly 50 years, the first of what would become her recognisable but inimitable oeuvre of slim, intelligent, irreverent, aesthetically sophisticated, sometimes Hitchcockianly grim, always philosophically powerful works of fiction. Each of these - with a paradoxical lightness, and a sense of mixed resolution and unresolvedness that leaves its readers both satisfied and disturbed - would take to task its own contemporaneity and ask profound questions about art, life and belief.
The Comforters fue la primera de las 22 novelas que Muriel Spark escribió a lo largo de casi 50 años, la primera de las que conformarían su obra de ficción concisa, inteligente, irreverente, estéticamente sofisticada, a veces Hitchcockianamente adusta y siempre filosóficamente poderosa. Cada una de estas características - envueltas en una paradójica ligereza y una sensación contradictoria de conclusión e inconclusión que deja al lector satisfecho e inquieto al mismo tiempo - pondría en evidencia a sus contemporáneos y plantearía cuestiones sobre el arte, la vida y las creencias. (Traducción rápida y cutre mía.)
Poco puedo añadir a eso. Sólo decir que una novela donde la protagonista se da cuenta de que es un personaje en una novela e intenta por todos los medios interrumpir el paso de la narrativa (con la consecuente venganza del narrador, por supuesto) no puede dejar de leerse. Eso sí, cuando se lee, hay que prestar la máxima atención a todos y cada uno de los detalles aparentemente triviales que se cuentan porque todos y cada uno de ellos son relevantes.
Para terminar, ya que esta no parece estar traducida (desde luego en 1957 no hubiera pasado la censura), recuerdo que sí que hay otras dos novelas suyas en las mesas de novedades:
Los encubridores (Aiding and Abetting en inglés, que no he leído) y Memento Mori, como he dicho al principio. Y tiene más traducidas, pero esas supongo que ya quedan lejos de las mesas de novedades.
* Sobre todo después de haberla tenido en las manos en París y después de leer la reseña de Pablo Chul, a quien también agradezco que me indicara dónde encontrar un montón de fotos estupendas de Muriel Spark en el archivo público de la revista Life.
Oh!! A ver si me doy maña con mi nivel de inglés, que no puedo leer ni la mitad de los libros de los que hablas!
ResponderEliminarMe alegro por tu reencuentro!!
Leyéndote, apetece bajar a la librería y comprar un ejemplar...al menos de Memento Mori...buscaré...buscaré, por entre los libros de novedades :)
ResponderEliminarNo he leído nada de Muriel Spark, y visto lo que cuentas, debería. ¿Cómo combinar mi actual ritmo lento de lectura con tantas buenas recomendaciones? Imposible.
ResponderEliminarEntono un mea culpa mientras me flajelo con los cables del disco duro: ¡¡No he leído nada de Muriel Spark! También hago propósito de enmienda...pero sin fecha fija. Y es que no doy a basto!! Tantos libros y tan poco tiempo...
ResponderEliminarHola, soy una incondicional de Muriel Spark, la descubrí en el 2004, en un viaje a Edimburgo,en una mini exposición sobre ella en el museo de los escritores. Al volver a Barcelona empecé a perseguir todo lo que había traducido y descatalogado con gran ilusión y nunca me ha decepcionado. Lectura para disfrutar!! Felicidades por el blog, lo sigo silenciosamente, pero al ver la entrada de hoy no he podido evitar decir algo...
ResponderEliminarYo sólo he leido unos pocos de sus libros pero además de The Prime of Miss Jean Brodie, obra maestra que merece estar en cualquier lista de esas de los mejores libros del siglo XX, me gustó mucho The Girls of Slender Means.
ResponderEliminarMar: eso o que los traduzcan ;)
ResponderEliminarMaría: pues si te haces con él y lees Memento Mori ya contarás qué tal.
Elvira: bah, no tengas prisa. Leamos más rápido o más despacio nunca vamos a poder todos los libros que nos interesan, así que mejor leer al ritmo que mejor nos viene y disfrutar lo que sea que leamos.
Samedimanche: eso me pasa a mí con un montón de autores. Tú apúntate su nombre y ya os cruzaréis por ahí.
Miss Brodie: qué bien que te hayas animado a comentar en esta entrada. Te lo agradezco mucho. Creo que la exposición que comentas la visité yo virtualmente por internet al poco de descubrir a Muriel Spark. Qué suerte haberla visto en Edimbrugo. Y nada, tendré que seguir hablando de Muriel Spark de vez en cuando para saber de ti ;)
Miss Froy: Pues yo no he leído (todavía, todavía) The Prime of Miss Jean Brodie, pero sé que debo porque es EL libro de Muriel Spark. The Girls of Slender Means y que alguien me la mencionara creo que aquí mismo en el blog fue, me parece, lo que junto con la nueva biografía me hizo acordarme de Muriel Spark. Tengo los dos ahora, así que no hay excusas.
No sé si lo habrás leído pero A Far Cry from Kensington es mi libro de Muriel Spark preferido de los pocos que llevo (aunque ahora The Comforters lucha por el puesto). Muy recomendable.
Hola Cristina hace tiempo que sigo tu blog. Me encantan tus entradas. Acabo de leer Muy lejos de Kensignton y me ha entusiasmado. Me gusta como a tí la literatura inglesa.
ResponderEliminarSaludos Pilar