miércoles, 17 de noviembre de 2010

The World My Wilderness, de Rose Macaulay

The World My Wilderness, de Rose Macaulay es uno de esos libros que llevaba mucho tiempo queriendo leer pero que, a diferencia de otros, no tenía por casa hasta que llegó en julio, así que puede decirse que en realidad no he tardado mucho en darle salida. Y si lo he dejado hasta ahora fue porque me parecía perfecto como toque final a las lecturas de guerra con motivo del 11 de noviembre. Ya que The World My Wilderness habla, sobre todo, de la posguerra de la Segunda Guerra Mundial.

Es muy curioso porque el libro comienza en 1946 en una villa francesa situada en Colliure, es decir, casi en la frontera con España, con su clima y su vegetación mediterráneos. Allí reside Helen, una inglesa bohemia a la que la guerra en 1939 le pilló en Francia y le resultó la excusa perfecta para no volver con su marido en Londres, junto con Raoul, hijo de su segundo y ahora ya difunto marido, Barbary, hija suya y de su primer marido, y Roland, hijo de Helen y de su segundo marido. Así de confuso es el principio del libro, con apellidos y nombres que van y vienen y un embrollo familiar al que por suerte enseguida se le deshacen los nudos.

Mientras el difunto segundo marido durante la ocupación pertenecía más al bando de los colaboradores que al de la resistencia, Raoul y Barbary estaban completamente integrados con los maquis de la zona y totalmente entrenados en sus métodos. A pesar de que los conocemos una vez ya terminada la guerra, ellos siguen siendo igual de salvajes, sin apenas pisar la escuela y sólo parando en casa para comer y dormir como mucho.

Así que para Barbary es un shock enterarse de que su madre la va a mandar a Londres con su padre una temporada. Su padre, abogado para el que no existen las medias tintas que sí existen para su exmujer, vive en una buena casa de una buena zona y también se ha vuelto a casar. Barbary, a base de patearse Londres, descubre que donde mejor está es en las ruinas que rodean la catedral de san Pablo, catedral a la que ya se sabe que, por muy cerca que le cayeran las bombas, nunca le cayó ninguna que acabara con ella. Como se decía durante la guerra: mientras San Pablo aguante, los londinenses también aguantarán.

En las ruinas se encuentra con Raoul, también en Londres con parientes, y allí recrean con total libertad el estilo de vida de los maquis. Barbary no está interesada en el tipo de sociedad que ve y que se le ofrece en su ambiente familiar. Ella se maneja mejor entre la flora y la fauna de una zona de Londres para nosotros totalmente perdida y que ahora es la modernísima City. Solares y más solares en ruinas (se pueden ver con más detalle si se hace clic en la foto de aquí al lado para hacerla grande) con lo justo para recordar qué eran antes del fuego que los engulló. Una auténtica ciudad fantasma laberíntica con siglos de historia a sus espaldas sacados a la luz a fuerza de bombas e incendios. Una ciudad fantasma que, según cuenta Penelope Fitzgerald en su estupenda introducción, Rose Macaulay conoció bien a base de "expediciones" que imponía a sus amigos y conocidos ("muchos deben de recordarlas aún, como yo") y que, para una escritora a la que por lo visto las ideas le venían en forma de lugares, era el sitio perfecto para narrar el declive moral, la situación incierta, el trabajo por hacer y las ruinas internas (como las de Barbary, que van saliendo a la luz poco a poco) que había dejado la guerra en todos los que la habían vivido.

Y como descripción de un sitio ya desaparecido es un gran homenaje a un Londres que ya nunca conoceremos (salvo que se pongan de una vez a inventar lo de los viajes en el tiempo), un remolino de calles por las que ya nunca podremos andar. A los pies de San Pablo, por ejemplo, estaba Paternoster Row (ahora me parece que como vestigio lo único que queda que puede traerlo a la memoria es Paternoster Square), donde se ubicaba la famosa Chapter Coffee House donde Patrick Brontë primero en solitario y luego con Emily y Charlotte y luego Charlotte y Anne en solitario, se alojaron en Londres. La zona se reconstruyó tras la guerra sin seguir el trazado original, de modo que hoy es difícil imaginar dónde hay que poner los pies para pisar donde pisaron las Brontë*.

Volviendo al libro - que me disperso - al principio me recordaba un poco a Nada, de Carmen Laforet (de 1944, The World My Wilderness tiene lugar en 1946 pero se publicó en 1950) en el sentido de que Barbary llega a un sitio nuevo (la última vez que vio a su padre tenía 10 años, ahora 17) y hostil en todos los aspectos y no es capaz de integrarse y para ello se refugia en la ciudad y en sus gentes. Andrea, en Nada, al menos tiene un poco más de suerte y da con gente decente (en algunos casos, no en todos), cosa que no le sucede a Barbary, que por otra parte tampoco está demasiado interesada en crear vínculos con nadie.

En fin, mi primera novela de Rose Macaulay y seguro que no la última, aunque se dice que - publicada cuando ya nadie pensaba que iba a escribir más ficción - es muy diferente de sus obras anteriores.

* En la City, no obstante, sí que hay otro lugar donde se puede caminar tras sus huellas. En el número 65 de Cornhill (la calle que va por el lateral del Banco de Inglaterra) está el edificio - ahora un banco - donde se encontraba la oficina de Smith, Elder, la editorial de Charlotte Brontë, que esta - en una ocasión acompañada por Anne - visitó varias veces. Curiosamente y, sin saberse muy bien por qué, el número 32 de la misma calle tiene una puerta de madera con varios paneles tallados: uno de ellos representa la visita de Anne y Charlotte a Smith, Elder.

7 comentarios:

  1. Impresiona la foto de la City en ruinas. Confieso cierta debilidad por este tipo de cosas y suelo visitar los museos históricos de las ciudades. Por ejemplo, las fotos de Frankfurt después de la guerra resultan igualmente impactantes. Te adjunto una muy representativa de su plaza del Ayuntamiento, Römerberg, tras los bombardeos.

    http://www.geschichteinchronologie.ch/2wk/b/1944-03-22-Frankfurt-am-Main-feuerorkan-d/004-Irv042-Frankfurt-am-Main-in-ruinen-1944ca.jpg

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  2. Jo, se me borró lo que tenia escrito. Resumiendo: Vaya lío de família! Colliure es un pueblito costero precioso que si tienes ocasión de visitar en una escapada te encantará. Me encanta como siempre, como quién no quiere la cosa, aparecen las Brontë en tus entradas. Y para acabar, he confirmado que lo del viernes fue algo esporádico, pues ya tengo mis churros y porras en el congelador esperando al fin de semana. Besos.

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  3. Qué buena pinta tiene este libro!! Y qué estupendo el comentario sobre los pasos de las Brontë: no tenía ni idea, pero ya está notado para la próxima visita.

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  4. Suena interesante.Me gustan mucho estos relatos sobre la guerra y la post guerra en Inglaterra, a ver si logro encontrarlo por estos lados o sino tendre que encargarlo a San Amazon. En este momento estoy comenzando"La caída de los gigantes" de Ken Follet. ¿Alguien más lo ha leído? Saludos, Claudia

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  5. Tiene que estar muy bien. La próxima vez que vaya a Londres, intentaré pasear por ese lugar que nombras, donde las Brontë acudian con asiduidad.
    Tengo Nada esperando su turno...¡¡necesito otra vida para leer!!
    Un abrazo!!

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  6. Lo tengo en la wishlist desde hace mucho pero no me decido. Creo que es porque en Amazon no está y en Book Depository también cuesta de encontrar.

    De Rose Macaulay no he leído nada todavía pero además de éste hay otro que me atrae mucho, The Towers of Trebizond. Creo que tendré que ponerme manos a la obra.

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  7. Elena: sí, todas esas fotos de las ruinas tras la guerra impresionan mucho. El enlace que me dejas es helador, desde luego.

    Guacimara: ¡bien por los churros y porras! :D Gracias por la recomendación de Colliure, desde luego en el libro no tenía mala pinta el pueblecito.

    Samedimanche: el recorrido Brontë en Londres es más bien poco espectacular, pero bueno, si eres de esas a las que, como a mí, les gusta compartir espacio ya que de momento el tiempo es imposible, pues tiene su pequeño encanto. Eso sí, recomendación: NO vayas a la City en domingo (supongo que en sábado tampoco). Es una ciudad fantasma en la que, por ejemplo, los Starbucks o no abren o cierran a las cuatro-cinco de la tarde.

    Claudia: pues ya contarás si te decides a leerlo con la ayuda de San Amazon, como tú dices.

    María: lee lo que le he dicho más arriba a Samedimanche sobre la "excursión" antes de ir :) Y tampoco es que acudieran con asiduidad, Anne sólo fue una vez. Charlotte alguna más porque cuando sus hermanas murieron viajó más a Londres, pero no sé hasta qué punto iba por la oficina en sus visitas.

    LittleEmily: ¿has probado en Play.com de segunda mano? Así es como yo lo compré y ya te digo que me salió a buen precio y nunca he tenido problemas con los vendedores de segunda mano de Play.com.

    The Towers of Trebizond tampoco debe de estar nada mal, pero yo creo que tengo incluso más ganas de leer otro de sus libros, Crewe Train.

    Anímate con ella porque merece la pena.

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