Con prácticamente una semana de diferencia (el año pasado las hicimos el fin de semana del 14 de noviembre y este años el fin de semana del 20) confirmamos que, lo queramos o no, somos criaturas de la rutina. El cuerpo el año pasado se "acostumbró" a las mejores galletas del mundo y este año, el viernes, las reclamaba. ¿Y quiénes somos nosotros para negárselas? Manos a la obra el sábado, qué sufridos somos.
"Las mejores galletas del mundo" fue un título ganado de forma instantánea pero no a la ligera (aunque las galletas lo son) y este año confirmamos que el título seguía vigente y, con toda probabilidad, lo seguirá por los siglos de los siglos. Recordándolas como las recordábamos, casi hubo tortas para zamparse la galleta que se cayó al suelo por accidente (para lo que no hubo tortas fue para limpiar el millón de miguitas que se desperdigaron por un radio superior al que seguro puede calcular cualquier fórmula física). Al final fue mitad y mitad, y nos reafirmamos en lo celestial de las galletas. Al cabo de un rato apareció Manuel con una en la mano para mí y tuvo que confesar que era para equilibrar la balanza, ya que no había podido resistirse a coger otra.
Antes de hacerlas consulté mi propia entrada del blog sobre ellas (qué práctico y qué egocéntrico al mismo tiempo) y este año volví a hacer lo de sustituir el extracto de naranja - que seguimos sin tener - por el extracto "natural" que es el poquito de zumo y la ralladura. Y tan ricamente de nuevo. Además el día anterior había tenido una experiencia de esas en una tienda de cocina en la que preguntas por algo y resulta que, si tú sabes poco, la dependienta sabe aun menos (cosa que me parece absurda pero lo que de verdad me molesta no es la ignorancia sino el hecho de que intenten hacer ver que saben cuando no tienen ni idea), así que estaba reafirmada en mis principios de autoabastecimiento.
Y las galletas, aparte de igual de deliciosas, fueron igual de sencillas. Esta vez nos salieron dos más de las que dice la receta del libro (30 y nos salieron 32), que son siete menos que el año pasado. Debe de ser que las hice un poco más grandes, porque eso del tamaño de las galletas me sigue pareciendo igual de irritante. Y eso que con estas, con eso de hacerlas una bola, me estresa un poco menos que con las que van planas ya directamente. Eso sí, igual que el año pasado, me tomé la justicia por la mano con lo de los tiempos y las saqué antes de lo que indicaba la receta. Y tan ricas.
Así que hemos pasado el fin de semana de galleta en galleta (y ahora en cuanto pueda pienso echarle mano a la lata), lo que compensa un poco el hecho de que ayer tuviera que planchar a palo seco puesto que el portátil pequeñito que nos abastece de películas, series y demás conectado a la televisión ayer decidió pasar de encenderse. Aún está en garantía así que esta mañana he tenido que lidiar con ese fantástico e impagable mundo que es la atención al cliente y que funciona igual que la dependienta de la tienda de cocina del viernes solo que aquí, además, los dos operadores que me han atendido apenas hablaban español, he tenido que deletrear todos mis datos, ninguno de ellos particularmente complicado, todos del orden de Cristina. Si tienes que deletrear Cristina es que la cosa está muy mal. Y todo para no haber acabado aún puesto que me falta un dato del ordenador (que se ha llevado Manuel, que estaba un poco obsesionado con devolverlo a la vida). Cuando me dé el dato tengo que volver a llamar y cuento los minutos hasta poder volver a mantener una conversación de besugos en la que nadie se entera de nada y todo se deletrea.
Pero bueno, no ha sido un fin de semana sin cine porque el viernes fuimos a ver Harry Potter. Me gustó mucho pero me hizo darme cuenta de que recuerdo el libro de forma muy nebulosa. Curioso por cierto que uno de los paisajes fuera compartido con la adaptación de Cumbres borrascosas de 1992. Qué ganas de que llegue julio y la segunda parte.
lunes, 22 de noviembre de 2010
Las mejores galletas del mundo
Publicado por Cristina en 10:16
Etiquetas Álbum de fotos, Cine, Con las manos en la masa, Cosas de casa, Tecnología
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Ya las había leído en su día, pero se me habían quedado por hacer. De esta semana no pasa.
ResponderEliminarUna duda: ¿ni levadura ni bicarbonato?
Pues a ver qué tal si las haces. Todo será que no te gusten, por dífícil de imaginar que eso me resulte. Pero a mí me saben a gloria.
ResponderEliminarNo, no llevan nada. Las galletas no suelen llevar, ¿no?
Voy a probar de hacerlas, ya he leído el post donde lo indica. Aunque no me gusta demasiado la canela, luego disfruto comiendo lo que lo lleva
ResponderEliminarBesos,
Emma
Muchas gracias. Es que en las fotos me parecían un poco abizcochadas. Estas dioptrías...
ResponderEliminarSeguro que están buenísimas.
Me acuerdo de estas galletas, tengo tres "rulos" de masa galleta en el congelador, supongo que un dia de frio los haré. Espero que queden tan buenas como las tuyas.
ResponderEliminarEl mundo atención al cliente es pavoroso, me pone a mil sus músiquitas, esperas y explicarlo todo diez veces,espero que el ordenador resucite o que todo se solucione rápido.
Qué casualidad que yo este finde hice galletas también, de jengibre en mi caso. Si me acuerdo de la receta, las pondré en el blog, pero las hice un poco a lo loco y ya no recuerdo muy bien qué les puse y mucho menos las cantidades XDD
ResponderEliminarLo de la atención al cliente a veces es muy frustrante. Yo recuerdo hace muchos años, cuando empezaba internet, que llamé a Telefónica porque no me funcionaba la conexión y la chica me dijo "vaya usted a mi pc..." y yo le contesté: "uso un mac". Entonces me dijo "un momento por favor" y al rato volvió y me dijo: "vale, vaya usted a mi pc...". Le repetí que usaba mac, macintosh, apple, que no tenía "mi pc" por ningún lado porque no usaba un pc y me insistió en que fuera a "mi pc" tres veces más. Al final le pedí que me pasara con otra persona porque me estaba desquiciando XD Siempre cuento la misma anécdota, espero no haberla repetido ya por aquí! jajaja.
saluditos!
Por esta vez no diré que esas galletas tienen muy buena pinta... pero me encantanria probarlas! Quizá la imagen de las del año pasado quedaron más apetitosas.
ResponderEliminarNo me hables de los servicios de atención por teléfono... cada vez que tengo que utilizarlos me pongo de los nervios. Quizá mi problema es que soy demasiado educada. Deben estar tan acostumbrados a que les traten con dureza que si no lo haces no te hacen ni caso, como a mí.
Emma: Manuel es del mismo clan, entonces. Tampoco le gusta la canela en teoría pero luego no le hace ascos a las cosas que la llevan en la práctica. Desde luego no a estas galletas. Si las haces ya contarás.
ResponderEliminarClaudio: no, quedan así gorditas porque las pones en la bandeja del horno hechas una bolita y luego, aunque se aplana por el borde, el centro queda así. A ver qué tal.
Ángeles: qué bien está eso de tener masa de galletas lista para "emergencias" :D Pues anda, si usas uno de tus rulos para estas galletas ya contarás qué tal. Yo creo que son ideales para uno de esos días fríos que dices...
Lo del ordenador creo que va a dar para una entrada propia, fíjate.
Lillu: las galletas de jengibre fueron las primeras galletas que yo hice en mi vida. Están ricas :) Eso sí, me impresiona que seas capaz de elaborar algo comestible a ojo. Yo haría un engrudo asqueroso seguro ;)
¡"Buenísima" tu experiencia! Y además la comparto porque donde trabajaba antes todos los ordenadores eran Mac y hubo que llamar para alguna incidencia y pasé también por lo de "mi PC" y similares. El problema añadido es que yo, al contrario de un gran porcentaje de la humanidad, soy defensora de Windows y nada fanática de Mac, así que era aun más irritante ;)
Guacimara: ¿no te ha gustado la pinta? Vaya :( Pues será que las fotos no les hacen justicia porque de verdad que al natural tienen una pinta deliciosa, auqneu no tan buena como el sabor ;) Este año las rebocé con más canela que el anterior, sabiendo ya que quedaban bien, y de ahí que hayan quedado un poco más oscuras.
Me pasa lo mismo que a ti y, efectivamente, por increíble que suene, hay veces en que te tratan fatal si te comportas con educación. Es de locos.