Últimamente parecemos críticos muicales, porque no paramos de ir a conciertos. La única diferencia es que nosotros pagamos la entrada y los críticos musicales de verdad no. Pero bueno, como lo pasamos bien y salimos contentos el precio de la entrada siempre merece la pena.
El concierto de ayer era de... ¡James Blunt! Y yo ni me había enterado de que el pobre chico venía. Menos mal que Manuel sí y la entrada fue uno de los regalos de cumpleaños. Así que a la sala Razzmatazz que fuimos. Primero los teloneros, Cyan, que yo no conocía de nada pero que tenían sus fans entre el público (fans tan entusiastas que a veces nos planteábamos si no iban en realidad a verlos a ellos y no a James Blunt). Sonaban bien, pero el vocalista necesita aprender a vocalizar. Los fans entusiastas se sabían las letras de principio a fin pero yo a duras penas logré entender dos palabras seguidas.
Y luego el plato fuerte, James Blunt, que por suerte no nos hizo esperar porque hubiera ningún partido de fútbol ni de petanca y que, de hecho, según mi reloj que para entonces se estaba quedando sin pilas sin que yo lo supiera, salió a escena antes de tiempo. Mentira, claro, como mucho saldría puntual.
Yo no sabía qué esperar del concierto. Los dos discos de James Blunt me gustan mucho (curiosamente en cambio, sus dos singles de lanzamiento, el famoso You're Beautiful y luego 1973 son de las canciones suyas que menos me gustan), pero ¿cómo iba a ser un concierto suyo? Pues muy, muy bueno, visto lo visto. Manuel, de hecho, dice que de los tres a los que le he "llevado" últimamente (Bon Jovi, Alanis y este), es el que más le ha gustado (y no influye que la idea de ir a este fuera suya).
James Blunt sale al escenario hecho un pincel y no para de moverse por el escenario en todo el concierto: cuando no está yendo de acá para allá, subiéndose a los sitios, haciendo "surf" sobre el piano, acercándose muchísimo al público*, está constantemente cambiando de instrumento.
Canciones impresionantes: Bravery, cantada al piano con imágenes grabadas en videocámara de cuando James Blunt era soldado. Goodbye My Lover también al piano y que quedó de maravilla. Carry You Home, que ya de por sí puede que sea mi canción suya preferida, con final sorpresa incluído en el que cantó una parte en español (y, claro, se metió definitivamente al público en el bolsillo) y un largo etcétera que ahora no recuerdo pero que recordaré nada más sacar esta entrada, claro. Y siempre James Blunt muy integrado y muy atento con el público. Muy majete, vaya.
Otra cosa inolvidable del concierto fueron los tres ingleses que teníamos delante. Antes de seguir con el tema debo recordar al mundo mi anglofilia, ¿vale? Pues bien, ahí teníamos a las dos chicas más altas del mundo y, "lo mejor", a su acompañante apodado Silvio (por Berlusconi) por nosotros. El hombre no es que se pareciera verdaderamente a Silvio Berlusconi, pero sí que era muy moreno para lo que son los ingleses y pinta de tío trasnochado y un poco lapa y muy, muy grimoso. Ahí estaba nuestro Silvio, dándoselas de rockero (una imagen más desagradable de lo que parece, si le hubiérais visto) y, lo peor, hablando sin parar (se le oye en casi todos los vídeos que hice). Él hablaba y hablaba y hablaba y, de vez en cuando, hacía gestos rockeros para que James "viera" que estaban en la misma onda o algo. Muy desagradable, una molestia en realidad, pero nos dio muchísimo juego para reírnos de él (cosa que hicimos mucho). Eso sí, como le dije a Manuel, mi anglofilia, todo lo que podría haber subido con James Blunt, ya nunca será lo mismo después de haber tenido a Silvio delante.
Pero bueno, que el concierto fue buenísimo y que me apetece ver a James Blunt en vivo de nuevo y volverle a oír chapurrear español y despedirse con su "buenos días. Buenas tardes. Buenas nocheeeees". Y aquí dejo un vídeo de Carry You Home, con su trocito en español hacia el final. Y en breve, porque los estoy subiendo ahora, más vídeos aquí.
* Una vez, incluso, se tiró al público (!!). Yo pensaba que eso ya no se hacía, pero el chico lo hizo con toda naturalidad. Supongo que si en tu "vida anterior" has sido soldado, tirarte y esperar que el público te coja y casi te despelleje vivo no debe de ser muy aterrador. Por otra parte, creo que a todos los músicos deberían contarles la historia con moraleja que me contaron a mí el año pasado y que siempre hace que me parta de risa cada vez que me acuerdo. No sé cuándo, Enrique Bunbury actuaba en Parla, en Madrid, y no tuvo otra idea que tirarse al público. La chica que me lo contó, con conocimiento del terreno local, lo contaba así: "¿y qué hace la gente de Parla si ve que un tío se les viene encima? Pues se apartan, claro". Así que Enrique Bunbury aterrizó contra el suelo, suspendió el resto del concierto y salió de Parla en ambulancia. No creo que vuelva.
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