jueves, 24 de julio de 2008

Mirabilis

Hoy es mi santo y mi idea era copiar un texto de la vida de Santa Cristina, que siempre me hace reír mucho (!). Así que cuál es mi sorpresa cuando veo que hoy es Santa Cristina, sí, pero que hay dos santas y las páginas de vidas de santos en español (todo un mundo por lo que he visto) se decantan por la santa más convencional, Santa Cristina de Bolsena, mártir la pobre, y que llevó una vida que realmente no hace reír en absoluto.

La que yo considero mi santa (que en realidad ni es santa ni beata ni nada), Cristina Mirabilis (en inglés es mucho mejor sin duda: Christina the Astonishing nada menos), es una juerga de mujer que me obliga a medio traducir su vida, que sólo abunda en inglés, pero que merece la pena conocer:

Nació en 1150 cerca de Lieja, en Bélgica y con 21 años le dio lo que se cree que fue un ataque de catalepsia y estaban tan seguros de que se había muerto que organizaron su entierro. Pero durante la misa - y aquí empiezan las aventuras - ella se despertó y levitó hasta el techo de la iglesia. El cura, que supongo que no sabía cómo funcionaba la etiqueta en esos casos, le pidió que bajara. Ella obedeció, aterrizó en el altar y contó a los allí reunidos que había visitado el cielo, el infierno y el purgatorio y que, al reconocer allí algunas caras conocidas ("ah, cómo tú por aquí"), había vuelto a la tierra con la misión de rezar por sus almas.

Después de eso, un profesor de teología y un cardenal se dedicaron a seguir sus hazañas. La cosa prometía, desde luego, y eran tiempos en los que no había televisión. La muchacha no soportaba el olor de la gente (hablamos de 1150) porque decía que olía el pecado en ellos (por llamarlo de alguna forma, supongo) y, para evitarlo, no tenía ningún problema en trepar a los árboles, esconderse en hornos y armarios o, lo más cómodo, simplemente levitar. Aparte de eso, vestía harapos, mendigaba y comía lo que le daba la gente (supongo que para recibir la comida se tapaba la nariz y plantaba los pies en tierra firme). A veces jugaba literalmente con fuego o caminaba descalza sobre el hielo. También pasaba tiempo en las tumbas y entraba en éxtasis en los que afirmaba que guiaba a algunas almas al purgatorio y a otras almas del purgatorio al cielo.

Al final de su, cómo llamarla, interesante vida había quien la consideraba una auténtica santa y otros un poco más realistas que pensaban que simplemente estaba como una cabra. Y, por supuesto, ahora es la patrona de los psiquiatras y de aquellos que sufren trastornos mentales. Curiosamente, y a pesar de lo anterior, parece que hay que rezarla a ella para prevenir la locura y demás, supongo que para ir entablando amistad.

El caso es que me encanta su vida. Mientras otras sufrían horribles martirios, la mía iba de árbol en árbol y de tumba en tumba, tan feliz ella. ¿No os dan ganas de cambiaros el nombre?

4 comentarios:

  1. Genial, me río aún de la historia de tu santa. Ya te contaré yo de la mía, que aunque no lo parezca, yo también tengo una. Por cierto, hay una peli que se llama Millones que está basada en una novela juvenil, que es divertidísima porque el niño protagonista se sabe las vidas de los santos de memoria y lo va explicando por ahí. Es buenísima.

    ResponderEliminar
  2. Pues oye, es una santa muy alegre. Me ha gustado eso de que no sorportara el olor de la gente y fuera por los arboles. Que tia...

    ResponderEliminar
  3. Iris: hay santos con vidas de lo más curiosas, y ahora me has dejado intrigada por la vida de tu santa. Y también por la película.

    B: Es una santa superguay, para qué negarlo :P

    ResponderEliminar
  4. la verdad a mi me gustaria saber de mi santo no conozco nada se celebra el 23 de marzo y es"REINALDA(O)"
    bye bye

    ResponderEliminar