Ayer me acerqué a la nueva librería Bertrand. Pocas veces recuerdo qué había antes en el sitio donde ahora hay algo nuevo y es cierto que a mí lo de "antiguo cine Alcázar" me decía más bien poco. Pero fue llegar y darme cuenta de que yo eso lo había conocido como Musgo. Por una vez y sin que sirva de precedente recordé qué había antes, pero es que es un local muy característico.
Característico y enorme. Y nuevecito. Y con cámaras de Barcelona TV que me "impidieron" adentrarme en el local. Pero lo que vi fue suficiente. El directorio de al lado de las cajas presumía de "English Books". Si se habían molestado en poner el nombre en inglés tendría que ser una sección importante, ¿no? Pues no. Es una estantería pequeña con unos siete ejemplares de cada título de los, no sé, ¿diez? best-sellers que tengan. Y en cuanto te descuidas, oh, estos ya están en francés y de nuevo, oh, estos están en alemán. Reina la igualdad porque de todos hay más o menos el mismo número. Y me da la impresión de que pasa lo mismo con el resto de los libros - que es lo que suele pasar en la Fnac - hay mucho de poco y ese poco está formado por las novedades editoriales y los éxitos de ventas. Y eso no es malo en sí ni es por comparar, pero lo prefiero, como sucede en La Central, cuando tienen poco de mucho (ya que mucho de mucho no parece ser una opción), cuando puedes encontrar un libro que se te pasó comprar hace tres meses cuando acababan de publicarlo y lo vendían como churros y que de repente ha desaparecido de la faz de la tierra.
Aun así no seré yo quien se meta con la apertura de una nueva librería. Y quizá con el tiempo la cosa mejore.
La comparación que no quería ser comparación se me ha escapado porque después de salir de Bertrand fui a La Central a recoger unos libros.
Después de la torre de Londres pensaba estar un tiempo prudencial sin comprar un libro más, lo juro. Pero qué le voy a hacer si allá por noviembre encargué en La Central los tres primeros volúmenes de los ensayos de Virginia Woolf (1, 2 y 3) y primero pasó un tiempo largo hasta que volví a saber de ellos y fue porque resultó que estaban descatalogados aunque luego resultó que no, que estaban en reimpresión. Y yo ahí los di por perdidos y pensé que, pasado un tiempo, volvería a mirar. Pero se ve que en estos tiempos que corren no se puede dejar pasar ni un pedido así que me avisaron - yo encantada a pesar de todo - para decir que ya los tenía esperándome. Imposible e impensable dejarlos allí.
Lo bueno del asunto es que el quinto volumen se acaba de publicar en Inglaterra (lo tuve en mis manos en Londres, pero las treinta libras pesaban más que el libro, así que creo que esperaré a ver si los americanos continúan con sus ediciones más económicas) lo que quiere decir que estoy sólo a dos de ponerme al día (cosa que de momento me voy a tomar con calma) y aún queda uno, el último, por publicar. No he llegado tan tarde. Los hojeé bien al llegar a casa y no pude evitar leer ya algún que otro ensayo que me gustó muchísimo.
Pero la pila de libros no acaba ahí, porque ahora también tengo una pila virtual para Rufino (que estos días está a la espera de que Manuel le dé algo de comer y se lo lleve de paseo; a Rufinito, como lo llamábamos ayer y empeora aún más el nombre). Creo que no pasa un día sin que me guarde un libro nuevo. Ayer recordé que el Proyecto Gutenberg australiano (que tiene muchísimas cosas de Virginia Woolf), por algo relacionado con el copyright que termina antes o quizá es que le echan más morro, tiene más libros que el Proyecto Gutenberg americano. Me llevé una gran sorpresa al encontrarme con Katherine Mansfield (¡por fin podré leerla!), con E.F. Benson, cuyos libros de Mapp y Lucia hace tiempo que quiero leer, Elizabeth von Armin, etc. Tentaciones varias que por fin llenan esa carpeta que venía con Windows XP llamada eBooks y que, pese a estar vacía, nunca borré y ahora rebosa.
Y nada de eso impidió que luego me pasara un buen rato añadiendo (más) libros de Persephone a mi wishlist. O que esté deseando que llegue agosto para poder echarles mano a las reediciones de Bloomsbury que forman el llamado Bloomsbury Group de libros "olvidados" de la primera mitad del siglo XX. Dos en particular: The Brontës Went to Woolworths de Rachel Ferguson y Henrietta's War de Joyce Dennys.
Y menos mal que nos quedan los libros: tengo un resfriado que va en aumento y estamos sin agua caliente (hasta que el lunes venga el señor técnico, por lo visto). Sí, gracias por los libros y por la sopita que ya tenía previsto hacer hoy sin saber lo bien que vendría.
jueves, 5 de marzo de 2009
Siempre nos quedarán los libros
Publicado por Cristina en 8:52
Etiquetas Álbum de fotos, Barcelona, Internet, Libros
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a mí me suele pasar igual en este tipo de librerías pero con la literatura infantil... qué le vamos a hacer, para darnos cremita literaria tenemos que ir a las especializadas, Dios las bendiga muchos años!
ResponderEliminarGracias a Dios aún queda algún librero y el internet. Cuídate mucho y saluda a Rufinito, caballero de sangre electrónica ( qué cosas!).
ResponderEliminarYo no he estado, y quiero pasarme, ni que sea a chafardear.
ResponderEliminarVivo en Terrassa, y aquí Librerías Bertrand se quedó el año pasado "El cau ple de lletres",la librería con más solera de la ciudad. No han cambiado el nombre y, de hecho, el antiguo propietario es el actual "gerente" (o no sé que cargo tiene). Y se nota. "El cau..." se ha caracterizado siempre por tener una buena selección de libros "no habituales". Y siguen teniéndola. Al lado de los típicos best-sellers, claro.
Pero cuando se está hablando de una librería tan gigantesca, supongo que lo que interesa es vender y vender. Y se va a lo seguro.
Pero yo tampoco me meteré con que abra una librería nueva... nunca.
Besos!
Iris: sí, supongo que la literatura infantil es otro punto complicado en las librerías generales. Pero ahora muchas empiezan a cuidarla más, ¿no?
ResponderEliminarSamedimanche: y por muchos años, esperemos (me refiero a los libreros e internet... y a Rufinito también si me lo permites).
Blaudemar: Ah, pues la de Terrassa que comentas suena diferente a la que yo vi. Pero igual es que en esta nueva están muy al principio y todavía no se puede saber qué tendrán y qué no. Tienes razón que si no es base de best-sellers el alquiler de ese local les va a costar pagarlo, pero quizá en el futuro vayan complementando con otras cosas. Ya veremos, los seguiremos de cerca.
Espero que te mejores Cristina...y enhorabuena por los ensayos que ya están contigo de V.W. Eso anima, aunque estés con resfriado. Besos!!
ResponderEliminarÁnimo con el resfriado, ponte en plan positivo: tres días por delante en casa para no hacer nada, dejar que te cuiden y leer libros... ¡un planazo si no fuera por los pañuelos!
ResponderEliminarGracias a las dos. Parece que vuestros buenos deseos surtieron efecto, porque ya estoy recuperada :)
ResponderEliminarSuerte que siempre nos quedarán los libros!
ResponderEliminarYa veo que has descubierto el vicio de Persephone, la semana pasada en Hibernian Books me encontré con un par de ejemplares, uno era Doreen, incluso con sus bookmarks!
(el ordenador no me deja terminar) No se vinieron conmigo más que nada porque ya tenía las manos llenas :)
ResponderEliminarSí, hija, ahora no me quito Persephone de la cabeza. He abierto la caja de Pandora, me temo. Y con lo de que en Hibernian Books se puede encontrar alguno me tientas muchísimo. Pero intentaré mantenerme fiel a una promesa que me hice de intentar no ir hasta verano o así. Veremos qué pasa.
ResponderEliminarGracias a Dios aún queda algún librero y el internet. Cuídate mucho y saluda a Rufinito, caballero de sangre electrónica ( qué cosas!).
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