miércoles, 21 de julio de 2010

Greenery Street, de Denis Mackail

Desde que descubrí la existencia de Greenery Street, de Denis Mackail, sabía que me gustaría, lo que podía variar era el grado de gusto y al final, como buen Persephone, el grado ha sido muy elevado.

Describen este libro como una rareza, puesto que habla de los primeros meses de casados de un matrimonio feliz y bien avenido, cosa muy poco frecuente en la literatura.

Greenery Street cuenta desde parte del noviazgo de Ian y Felicity hasta unos seis meses de casados todo ello ambientado en Londres en los años veinte. Greenery Street está basada en la calle londinense de Walpole Street, una callecita cercana a la ahora muy pija zona de Sloane Square llena de típicas casitas victoriana que en esa época eran la primera casa ideal de cualquier matrimonio de clase media-alta. Como se comenta mucho en el libro, la calle solía estar siempre, con pocas excepciones, llena de matrimonios jóvenes y recién estrenados que al cabo del tiempo, cuando tenían uno o dos hijos, siempre tenían que mudarse porque la casa se les quedaba pequeña. Es curioso porque, como comenta Rebecca Cohen en la introducción, ahora a nadie se le ocurriría pensar que una casa de cinco plantas pudiera quedarse pequeña y, de hecho, ahora muchas de esas casas se han reconvertido en pequeños apartamentos.

Denis Mackail sabía de lo que hablaba - y el libro es algo autobiográfico - porque él y su mujer Diana fueron uno de esos recién estrenados matrimonios de Walpole Street (en la misma casa en la que, curiosamente, había vivido PG Wodehouse tiempo atrás) que tuvieron que mudarse con el nacimiento de su segunda hija (dejando paso al matrimonio de los Maxtone-Grahames, formado por la que años después sería la autora de Mrs Miniver, Jan Struther, y su marido Tony, con lo que es una casa totalmente literaria). Denis había sido tan feliz que no pudo evitar escribir este libro desde su nueva casa para así intentar captar la atmósfera que habían dejado atrás.

El libro está contado con un humor suave que nunca se ríe de sus protagonistas y de lo que les va ocurriendo (los temidos problemas de la época con los criados, los ajustes a la nueva vida, etc.) sino que los trata con mucho mimo. A veces, que era lo que yo me temía, el tono es ligera y brevemente empalagoso, pero como no son demasiadas veces y como Ian y Felicity son tan adorables se perdona cualquier cosa. En realidad, pasa poca cosa, no es un libro de "acción", no hay grandes dramas ni tragedias, es un libro apacible que cuenta un día a día totalmente novedoso para sus protagonistas en el que - parafraseando un poco a Denis Mackail - hasta la compra de un cubo de basura galvanizado es digna de admiración y exclamaciones varias. Leerlo más de 75 años de su publicación es como abrir una pequeña ventana al pasado, aparentemente muy remoto en algunos aspectos, y sin embargo sorprendentemente cercano en muchos otros.

En su día el libro recibió buenísimas críticas, incluidas las alabanzas de, por ejemplo, PG Wodehouse. Y la portada de la primera edición, esta de aquí al lado, era una ilustración de E.H. Shepard, el dibujante de Winnie the Pooh.

Y hablando de portadas, las de Persephone siempre son iguales (pero tan bonitas que nunca se cansa uno de verlas), pero sus guardas son siempre diferentes. Me gustó leer que el motivo elegido para Greenery Street (al comienzo de esta entrada) fue una tela de la época que Felicity hubiera podido comprar y poner en el sofá de su casita de Greenery Street. Cuando leía el libro me encantaba pasar al principio o al final, mirar la tela y perderme en el interior de esa casa.

El libro tuvo éxito y de hecho hubo dos secuelas que me encantaría leer: Tales from Greenery Street (historias cortas que cuentan las aventuras de otras parejas de Greenery Street) e Ian and Felicity, una secuela en toda regla que cuenta la vida de Ian y Felicity años después de Greenery Street. Descatalogados ambos y aún con derechos, con lo cual tampoco disponibles en intenert (aunque en el archive sí que hay algunas de las primeras novelas de las muchas que escribió Denis Mackail, hasta que dejó de escribir a raíz de la muerte de su mujer).

En fin, un éxito más de Persephone y ya van...

5 comentarios:

  1. Dios mío, no sé cómo te lo montas pero cada vez que hablas aquí de un libro lo acabo metiendo en mi wishlist de Booky. Gracias por ayudarme a descubrir libros como este.

    Besines!

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  2. No sabía si leer éste antes de The Priory pero al final ha caído el otro. Pero Greenery Street promete tanto... como todos los Persephone, claro.

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  3. Cristina, he disfrutado muchísimo leyéndote. Parece que abría el libro contigo...(eso de visitar el principio del libro para ver el dibujo de esa posible tela de época...me encanta). Un libro que habla, además, de esos primeros momentos de independencia conyugal y además en positivo!!! Qué bien!! Es bueno encontrar escritas experiencias así.
    Y una lástima...que dejara de escribir cuando ella se fue. Pero al mismo tiempo bonito. Porque hay personas que marcan.
    Ójala encuentres los libros descatalogados. Quizá Persephone los publique.
    Este lo anoto...aunque sea en inglés aún!!!! (jajaja).
    Un abrazo grande!!! y gracias por una entrada tan agradable.

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  4. Gracias por la crítica y la recomendación, seguro que me gusta, si viene avalado por Wodehouse. Por cierto, descubrí que podía descargarme a mi iPhone muchos relatos breves de Wodehouse, encima gratis (y en una etienda legal). Yo era totalmente contraria a esto de leer en el móvil -me parecía horrendo- pero resulta que ahora voy en el bus leyendo estas historias de Wodehouse y me divierto tanto que a veces se me pasa la parada. Hasta me río en voz alta, la gente debe pensar que estoy majara.

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  5. Cargada de libros: ¡de nada! El mérito es del libro y de Persephone, si te haces con él ya verás qué delicia.

    LittleEmily: ya contarás tú qué tal The Priory... aunque ya me da que cuando lo hagas lo añadiré a mi wishlist ;)

    María: me alegra que te haya gustado. Yo aún estoy intrigada por saber cuál fue el libro Persephone que te trajiste de Londres ;)

    Elena: qué buen plan lo de Wodehouse. Si ya digo yo desde hace mucho que lo de la digitalizaciíon tiene muchísimas más ventajas que desventajas...

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