Uno de los barcos que aparecen en Offshore de Penelope Fitzgerald se llama Dreadnought en alusión, creo yo, al escándalo/broma Dreadnought que tuvo lugar en Inglaterra en 1910.
Esto fue lo que ocurrió. Me baso en lo que cuenta la wikipedia, que siempre es más cómodo que rebuscar en mi mente y en mis libros:
Quienes más tarde serían parte integral del llamado grupo de Bloomsbury, Virginia Woolf, (por entonces aún Virginia Stephen), su hermano Adrian, Guy Ridley, Anthony Buxton y Duncan Grant, orquestados por el excéntrico poeta Horace de Vere Cole, se oscurecieron la piel con pintura (que les impedía comer para evitar que se cayese a trozos), se pusieron barbas y bigotes postizos y se disfrazaron con turbantes y túnicas. Adrian Stephen actuaba de intérprete y el resto se hacía pasar por una delegación de la realeza de Abisinia (actual Etiopía). Mandaron un telegrama "oficial" para avisar de su llegada al Dreadnought, un buque de la marina que se encontraba en Weymouth y tuvo que organizar una recepción oficial por todo lo alto para recibir a sus altezas reales. Nadie en el Dreadnought encontró por ahí ni la bandera ni el himno de Abisinia, así que optaron por poner los de Zanzíbar. Por suerte para ellos, que no debían de ser muy avispados, la delegación real ni se enteró. La realeza se expresaba con una incomprensible mezcla de latín y griego (eran de las clases altas al fin y al cabo) y con un mítico "bunga, bunga". Algunos oficiales conocían en realidad a algunos de los bromistas, pero no los reconocieron.
Desde Weymouth cogieron un tren a Londres y, para evitar que les sirvieran algo de comer, hicieron saber que sólo podían servirles comida con impecables guantes blancos. Nadie se enteró de nada, tampoco, cuando Anthony Buxton estornudó, perdió el bigote falso y se lo recolocó deprisa y corriendo.
Al llegar a Londres, Vere Cole envió una foto de la delegación a la prensa, se descubrió el pastel y la marina quedó muy mal. Hubo una pequeña polémica acerca de si podían castigar de alguna forma a los bromistas, pero resultó que no habían quebrantado ninguna ley y salieron indemnes. Dejando, eso sí, a un país que se debatía entre la risa y la estupefacción.
La broma, además de pasar a la historia, tuvo dos consecuencias a largo plazo: en una visita posterior del emperador de Etiopía, los niños ingleses perseguían a la delegación gritando "¡bunga, bunga!" y aunque lo solicitaron, a esta delegación oficial verdadera le denegaron el acceso a ningún barco oficial de la Armada. Años después, en la Primera Guerra Mundial, cuando el Dreadnought hundió un submarino alemán, se recibió un telegrama que felicitaba a la tripulación con un sentido "¡bunga, bunga!"
El caso es que mientras leía Offshore, rumiaba escribir una entrada sobre este escándalo, que siempre me ha hecho mucha gracia, pero lo que verdaderamente me decidió fue ver Muchachada Nui el otro día, que parece que se especializan en caricaturizar a mis escritores preferidos. Allí estaba Virginia Woolf, más sosa que nada. Y si bien reconozco que yo también tengo sentido del humor y que a pesar de la confusión por encontrarme a esta Virginia Woolf inesperada en la pantalla me reí, quiero reivindicar su sentido del humor, que también aparece (sutilmente) en sus libros. La broma del Dreadnought es digna de Muchachada Nui.
En la foto oficial de la broma del Dreadnought que pongo arriba, Virginia Woolf es la que aparece más a la izquierda.
jueves, 4 de marzo de 2010
El Dreadnought y el sentido del humor de Virginia Woolf
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Me encanta el sentido del humor británico, es especial, jajaja! No conocía esta historia y me ha hecho mucha gracia.
ResponderEliminarA mi lo del Dreadnought siempre me ha producido sensaciones encontradas. Por un lado me hace mucha gracia ( qué tiempos aquellos en los que una barba postiza engañaba a cualquiera! ) y por otro me parece una broma un poco snob. Eso si, como anécdota es fabulosa. Casi tanto como lo bien calada que tienen a la Woolf en Muchachada.
ResponderEliminar¡Qué anécdota más buena!
ResponderEliminarUy, yo no he visto a la Woolf en Muchachada, me voy a pasear por las webs ahora mismo a ver si me la encuentro... :P
Muy bueno, Cristina!! Me habría encantado verla en Muchachada Nui!!
ResponderEliminar(me voy a escribir en otras entradas, que llevo un retraso considerable!!)
Bss!!
Ja, ja... Qué bueno Joaquín Reyes.La clava algo ¿no?, sobre todo con los ibéricos. La Wolf estuvo de viaje por España y creo que de lo que más se acordaba era de las travesías en burro y en los hoteluchos andaluces en los que se hospedaba. Lejos queda de la campaña de este año del I need Spain.
ResponderEliminarElvira: desde luego en esta historia lo que hay es humor británico puro y duro :)
ResponderEliminarSamedimanche: bueno, pero una cosa no quita la otra. Y es indudable que es una broma muy, muy snob, pero así eran.
Iris: pero mujer, si no hace falta que "pasees por las webs", si el vídeo está enlazado en la entrada. Haz clic en la frase de "Allí estaba Virginia Woolf..." y te vas directa a verlo en YouTube.
María: la enécdota es genial sí. Y si tienes curiosidad por ver la "imitación" de Muchachada Nui te digo lo mismo que a Iris, la tienes enlazada en la entrada.
Insonrible: sabía lo de su viaje por España, pero aún tengo pendiente leer más sobre ello, tiene pinta de ser un gran documento por lo que cuentas :D
¡Ay, cómo no me he dado cuenta!
ResponderEliminarQué bueno: ¿qué voy a hacer con tanto ibérico? XDDDD
Genial esta anécdota, Cristina. Vaya cara de paletos se les debió quedar a los de la marina y qué inocentes eran aquella época. No sé que temperamento tenía Virginia Woolf, pero la verdad es que en las fotos tiene siempre una expresión apática. Como diría un amigo mío: "parece que tenga orchata en las venas" jeje!
ResponderEliminarIris: es muy bueno, sí :D
ResponderEliminarGuacimara: no sé, será porque con anécdotas como esta mi imagen de Virginia Woolf no es la generalizada (que no tiene por qué ser más o menos real que esa), pero a mí me gustan las fotos de Virginia Woolf, que por otra parte también son muy de su época en general.