Hay muchas fotos de Virginia Woolf que me gustan. No sé cómo sería en persona, pero sus fotos suelen rebosar personalidad y carácter, como si fueran más que imágenes. De entre todas, no sé por qué, me gusta especialmente esta, tomada en 1923 (13 años después de la mítica broma del Dreadnought). No seré yo la que desentrañe los misterios de la vestimenta del grupo de Bloomsbury, pero diría que lo que se ha echado por encima es una manta o incluso un mantel. Puede que sea un chal bohemio, pero a mí me gusta más pensar que la gran Virginia Woolf tenía frío como cualquier persona y se puso por encima lo primero que encontró. Se atisban en la mano un cigarrillo y una hoja de papel y con la puerta tan cerca parece que alguien la haya hecho salir al jardín sólo con la idea de congelar el momento para reírse después de las pintas que se puso. Ya digo, puede que esté metiendo la pata y que sea un simple chal y que la foto fuera porque Virginia Woolf paseaba por allí fuera, pero mi historia me gusta más.
El caso es que tal día como hoy, hace 69 años, casi veinte años después de que se tomase esta foto, Virginia Woolf dejaba dos sobres azules sobre la chimenea del cuarto de estar de Monk's House (su casa), salía como si tal cosa - un hombre del pueblo la vio de camino hacia el río y no le dio más importancia - se ponía una piedra grande o más en el bolsillo, dejaba caer el bastón (el bastón que yo toqué en Nueva York) y dejaba que la fuerte corriente del río Ouse la llevara y la ahogara. Su cadáver, o lo que quedaba de él, no se recuperaría hasta el 18 de abril, cuando lo avistó un grupo de adolescentes.
La semana pasada el periódico inglés Guardian publicaba por primera vez una carta (parte de un nuevo archivo de cartas del grupo de Bloomsbury) que su cuñado, Clive Bell, escribió durante las más de dos semanas que transcurrieron desde que encontraron su bastón a la orilla del río hasta que encontraron sus restos:
"She had left letters for Leonard and Vanessa [Woolf and Bell]. Her stick and footprints were found by the edge of the river. For some days, of course, we hoped against hope that she had wandered crazily away and might be discovered in a barn or a village shop. But by now all hope is abandoned; only, as the body has not been found, she cannot be considered dead legally."
"Había dejado unas cartas a Leonard y Vanessa. Su bastón y sus huellas aparecieron en la orilla del río. Durante días nos aferramos a la esperanza de que se hubiera escapado a lo loco y pudiera aparecer en un granero o en una tienda del pueblo, pero a estas alturas ya no cabe ninguna esperanza, sólo que, al no haberse encontrado el cadáver, no se la puede dar por muerta legalmente."
Al final, con cartas como esta, te das cuenta de que sí, que Virginia Woolf pudo escribir unos libros impresionantes, ser una mujer inteligentísima, haber conocido a un montón de gente interesante, etc., pero a fin de cuentas era una mujer que - en mi imaginación al menos - se ponía un mantel por los hombros cuando tenía frío. Como todo el mundo.
A mi también me gusta tu historia del mantel, jeje! A mi entender, esa es la genialidad de la humanidad, pues en el fondo era una mujer como cualquier otra... Besos.
ResponderEliminarEstá muy graciosa con su mantel por los hombros.
ResponderEliminarPor cierto, no sé qué está pasando en mi blog que le he dado a publicar tus tres comentarios 5 veces y no salen en el blog. En cambio en mi correo electrónico me vienen repetidos. Si dentro de un ratito no se arregla, los copiaré y los pondré yo de tu parte. Este Blogger...
¡Ya se arregló!!!
ResponderEliminarPreciosa foto...Yo también he escrito algo sobre ella.
ResponderEliminarEchaba de menos leerte.
Bsss!!!
Me quedo con tu versión, hay que humanizar un poco más a Virginia.
ResponderEliminarPor cierto, buscando en la web de Valdemar, he visto que tienen publicado un libro que escribió su hermano Adrian sobre la broma del Dreadnought, te paso el link: http://www.valdemar.com/product_info.php?cPath=3&products_id=333
¿Lo conocías?
Guacimara: gracias por no dejarme sola con lo del mantel ;) Y sí, es en cosas como esa donde se ve que para muchos era Virginia a secas.
ResponderEliminarElvira: los misterios de blogger son difíciles de resolver, me alegra que ya funcione de nuevo o me iba a sentir discriminada ;)
María: ahora me paso por tu blog :)
LittleEmily: ¡no lo conocía! Muchas gracias por decírmelo. Intentaré ver si está editado/disponible en inglés y si no me conformaré con la traducción, porque es muy tentador.
Me encanta comprobar que yo también tengo visos de artista de Bloomsbory, que no se arredra ante la moda cuando el frío aprieta. He llegado a levantarme alguna noche fría, liarme la bata y volverme a la cama. O a liarme una toalla contra el fresquito...el mantel no lo he probado...aún.
ResponderEliminarJamás se me ocurriría abrigarme con un mantel!! jajajaja, más que nada porqué todos los tengo de algodón y no abrigarían nada de nada.
ResponderEliminarTodo un personaje Virginia.
Samedimanche y Mar: yo tampoco me he puesto un mantel por los hombros (que yo recuerde) pero... ¿quién no se ha intentado cubrir con las faldas de uno durante una sobremesa fresquita? ¿O al menos con una servilleta? Es cierto, no es una gran fuente de calor, pero hay que intentarlo ;)
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