Cabos sueltos, por lo que veo, quiere decir fotos de comida en mi lenguaje particular.
Pero es que, por ejemplo, no podía dejar de hablar de las famosas crêpes. Los dos primeros días no les prestamos mucha atención, pero el día que fuimos a primera hora a Notre-Dame yo decidí que quería desayunar una de esas de Nutella que preparaban casi a pie de calle para llevar. Y, claro, los sitios de crêpes desaparecieron del mapa: no vimos ni uno.
Así que el día de la visita medio frustrada a la Estatua de la Libertad cuando íbamos poco a poco al hotel y nos autodiagnosticamos el síndrome de la calle equivocada vimos un sitio de esos ni nos lo pensamos. Manuel la pidió con plátano y yo sola. Y hmmmm, deliciosa.
Fue un sitio curioso, de esos en los que el camarero conoce a todo el mundo que se sienta a tomar algo (incluida la gente que se sentaba en la terraza del bar de al lado) y habla con todos.
Las otras crêpes fueron después de la visita a la cafetería de Amélie donde no pudimos comer nada, también en una terraza. Pensábamos que serían del estilo de las anteriores, pero resultaron mucho más elaboradas: Manuel repitió Nutella (y aunque esta vez no quería plátano en este sitio el plátano resultó venir incluido por defecto) y yo probé la de jamón y queso, que de nuevo estaba riquísima. Y además no nos pusieron cubiertos y platos de papel. El cuchillo ya lo habíamos visto varias veces en París, no sé si es típico de allí o lo más en cuchillos. El caso es que en lugar de sujetarse de lado como los cuchillos de toda la vida, estos se sujetan con el filo hacia arriba.
El día de la primera crêpe de postre tomé un helado de vainilla. Vainilla francesa, ¿hace falta decir algo más?
Y, con la Coca Cola de Vainilla guardadita en el armario del hotel, el día de Versalles para el picnic ultrarrápido nos llevamos otra Coca Cola rarita: la de naranja sanguina. Hace un par de años en York ya habíamos probado una Coca Cola de naranja que había resultado ser como Fanta con el color de la Coca Cola. Y aquí comprobamos que naranja sanguina o no pasaba lo mismo. No nos entusiasmó demasiado, pero hay que tener en cuenta factores como que estaba tirando a calentuja y que estábamos en Versalles.
Y c'est fini. Con estas dos imágenes patrióticas termina la crónica parisina. La primera foto es de una terraza en Montmartre y la segunda de la Asamblea Nacional:
Au revoir (?), Paris!
El domingo el blog retoma la programación habitual. Gracias por haber leído toda la palabrería parisina y haber dejado comentarios, consejos y aclaraciones. Un placer.
Los crêpes están buenísimos y la vainilla francesa ni te cuento. Qué pena que haya llegado al final la crónica parisina, a ver cuando hay una próxima visita.
ResponderEliminarP.D. Tengo ganas de saber qué te parece The Victorian House. Besos
Gracias a ti por compartir todo esto con nosotros.
ResponderEliminarUn abrazo
Lástima! Ahora si que va a parecer que hemos vuelto al trabajoy se han acabado las vacaciones...Gracias por tu crónica: ha sido un salvavidas!
ResponderEliminar¡Qué buenas son las crêpes en París! Ya tengo ganas de ir por Navidad y comerme una de Nutella calentita en el Marais... ;P
ResponderEliminarAhora que pienso...en vuestra antológica visita a Versalles ¿ No pasasteis por Chez Mitford?
ResponderEliminarCrêpes, que gran final para un viaje (virtual para algunas). Me han encantado las crónicas, y ya estoy deseando leer las siguientes. Por cierto, ¿para cuando el próximo viaje? ¿donde nos vamos?.
ResponderEliminarBuen fundido en negro gastronómico.
ResponderEliminarMe han llegado los premios blogeros también y te he vuelto a premiar en mi blog.
Mmm que ricos los crepes, que despiste Cristina se me olvido poner mi nombre en el comentario de tu anterior post. Me ha encantado relato de tu viaje.
ResponderEliminarPara las nostalgicas de los crepes, este sitio esta en Barcelona en el barrio gotico, tambien tienen unos helados increibles (de mojito por ejemplo)bueno, ahi va la dire .http://www.belgious.com/home.html
Angeles
Jo! Lo he pasado genial con tus posts parisinos. De verdad.Saludos
ResponderEliminarLittleEmily: Sí, no es que comiéramos cosas francesas de mucho lujo, pero todo loq ue comimos estaba riquísimo.
ResponderEliminarHablaré mañana de The Victorian House :)
Mar: gracias :)
Maelstrom: cuánto me alegro. La verdad es que yo también entre rebuscar entre las fotos, escribir las crónicas y leer vuestros comentarios he estado de lo más entretenida :) Así da gusto.
Y chez Mitford, tanto en París como en Versalles sólo la imaginamos. En París creo que no estuvimos demasiado lejos de la Rue Monsieur pero no fuimos por allí (lista Nancy que vivía en la Rive Gauche) y en Versalles... al llegar pensé que quizá al salir... y al salir me preguntaba cómo Nancy podría haber acabado viviendo allí mientras huíamos a toda velocidad de aquel sitio infernal ;)
Iris: una crêpe calentida de Nutella en pleno invierno debe de ser de lo más reconfortante.
Roberta: muchas gracias. Pues me temo que el próximo viaje colectivo aun no tiene fecha ni destino. Eso sí, cualquier día paso la huchita por el blog ;)
Insonrible: hala, qué emoción, otro premio. Ahora me pongo el traje de gala y me voy a recibirlo.
Ángeles: no conocía el sitio y tiene pinta curiosa. A ver si nos pasamos un día de estos por allí a probar algún heladito raro. Gracias por la recomendación.
Prima de Audrey: muchas gracias, me alegro mucho.